Por:
Irma Idalia Cerda
Fotografía:
Especial
La noción del tiempo
Ojalá no nos volvamos indiferentes al dolor, a la desesperación
y al miedo que se apodera cada vez más de muchos de
nosotros.
¿Qué día es hoy? ¿en dónde
estoy? ¿quién soy? tal vez las
dos últimas preguntas son exageradas o se dicen de broma,
pero la primera ¿qué día es hoy?
creo que ya es bastante común entre
nosotros.
La semana antepasada perdí la noción
del tiempo. Me adelanté un día porque
pasé todo el martes 7 de julio pensando
que era miércoles y el 8 de julio -que sí
era miércoles - creí que era jueves.
Y todo puede quedar en anécdota
graciosa si no se hace muy recurrente,
porque el confinamiento nos está afectando de esta y muchas maneras. Nada
más hay que considerar lo siguiente:
Quienes hacemos trabajo en casa o
“home office”, como prefieran llamarlo,
ya no tenemos un horario; “¡qué fantástico! ”, “ ¡genial! ”, “¡ con madre ! ”,
dirían muchos. Pero no queridos amigos lectores, no es así; al menos no
en mi caso y estoy segura que en el de
muchas otras personas tampoco lo es.
Que si bien en algunas ocasiones puedes levantarte tarde y hacer el enlace por
Zoom o por StreamYard en pijama porque tan fácil como no activar la cámara y
nadie se da cuenta y hasta ahí todo bien
y solucionado; pero hay días en que hay
muchos enlaces y eventos por Facebook,
o por YouTube y también “phoners” (
entrevistas por teléfono) y aunque no
salgas, ya se te acumuló el trabajo.
Y que conste que pongo el ejemplo
de lo que hace un reportero porque es
un tema que conozco de primera mano,
pero sé de casos de otros profesionistas que pasan entre 9 y hasta 11 horas
al día anclados a su silla enfrente a la
computadora, como si fueran robots.
Entonces, si a lo anterior le agregamos que estamos fastidiados por el
encierro, no es nada extraño que tengamos ciertas reacciones como la de
perder la noción del tiempo, porque
nuestra vida cambió prácticamente
de la noche a la mañana.
Y justo platiqué al respecto con
amigos y colegas y coinciden en que
no ha sido fácil adaptarse a esta forma
de trabajo en la que desde un metro
cuadrado de tu casa haces casi todo:
porque además de laborar, compras en
línea e incluso también puedes realizar
tus trámites bancarios.
Y si, hemos aprendido, estamos
aprendiendo. Intentamos sacar adelante todo, tratando al mismo tiempo
de mantenernos “cuerdos”, tranquilos,
confiados y optimistas, pero creo que
si estamos en duelo porque falleció
algún familiar, amigo o alguien cercano a nosotros, nos demos un tiempo
para llorar, asimilar y procesar, porque con eso de que no podemos ir
al velorio y por otro lado, con tanto
trabajo, apenas si alcanzamos a pedir
por el descanso de su alma.
Por eso creo que no se debería
romantizar este enclaustramiento y
hacer todo tipo de cosas pretendiendo
que afuera no pasa nada; ojalá no nos
volvamos indiferentes al dolor, a la desesperación y al miedo que se apodera
cada vez más de nosotros, corrección:
de muchos de nosotros, porque hay
gente que no cree en esto, por lo tanto
se expone y expone a los demás.
Y mientras tanto, seguimos resistiendo, contando los días sin saber
cuánto tiempo falta con exactitud
para que el aire fresco nos pegue o
nos acaricie el rostro desnudo, sin
cubre bocas.
irma_idalia@hotmail.com