JULIA LAGE | La música como propósito y poder transformador | ROBERTO GARZA | Abril 2024

La noción del tiempo | IRMA IDALIA CERDA | Agosto 2020

Por: Irma Idalia Cerda
Fotografía: Especial


La noción del tiempo

Ojalá no nos volvamos indiferentes al dolor, a la desesperación y al miedo que se apodera cada vez más de muchos de nosotros.

¿Qué día es hoy? ¿en dónde estoy? ¿quién soy? tal vez las dos últimas preguntas son exageradas o se dicen de broma, pero la primera ¿qué día es hoy? creo que ya es bastante común entre nosotros. 

La semana antepasada perdí la noción del tiempo. Me adelanté un día porque pasé todo el martes 7 de julio pensando que era miércoles y el 8 de julio -que sí era miércoles - creí que era jueves.

Y todo puede quedar en anécdota graciosa si no se hace muy recurrente, porque el confinamiento nos está afectando de esta y muchas maneras. Nada más hay que considerar lo siguiente:

Quienes hacemos trabajo en casa o “home office”, como prefieran llamarlo, ya no tenemos un horario; “¡qué fantástico! ”, “ ¡genial! ”, “¡ con madre ! ”, dirían muchos. Pero no queridos amigos lectores, no es así; al menos no en mi caso y estoy segura que en el de muchas otras personas tampoco lo es.

Que si bien en algunas ocasiones puedes levantarte tarde y hacer el enlace por Zoom o por StreamYard en pijama porque tan fácil como no activar la cámara y nadie se da cuenta y hasta ahí todo bien y solucionado; pero hay días en que hay muchos enlaces y eventos por Facebook, o por YouTube y también “phoners” ( entrevistas por teléfono) y aunque no salgas, ya se te acumuló el trabajo.

Y que conste que pongo el ejemplo de lo que hace un reportero porque es un tema que conozco de primera mano, pero sé de casos de otros profesionistas que pasan entre 9 y hasta 11 horas al día anclados a su silla enfrente a la computadora, como si fueran robots.

Entonces, si a lo anterior le agregamos que estamos fastidiados por el encierro, no es nada extraño que tengamos ciertas reacciones como la de perder la noción del tiempo, porque nuestra vida cambió prácticamente de la noche a la mañana.

Y justo platiqué al respecto con amigos y colegas y coinciden en que no ha sido fácil adaptarse a esta forma de trabajo en la que desde un metro cuadrado de tu casa haces casi todo: porque además de laborar, compras en línea e incluso también puedes realizar tus trámites bancarios.

Y si, hemos aprendido, estamos aprendiendo. Intentamos sacar adelante todo, tratando al mismo tiempo de mantenernos “cuerdos”, tranquilos, confiados y optimistas, pero creo que si estamos en duelo porque falleció algún familiar, amigo o alguien cercano a nosotros, nos demos un tiempo para llorar, asimilar y procesar, porque con eso de que no podemos ir al velorio y por otro lado, con tanto trabajo, apenas si alcanzamos a pedir por el descanso de su alma.

Por eso creo que no se debería romantizar este enclaustramiento y hacer todo tipo de cosas pretendiendo que afuera no pasa nada; ojalá no nos volvamos indiferentes al dolor, a la desesperación y al miedo que se apodera cada vez más de nosotros, corrección: de muchos de nosotros, porque hay gente que no cree en esto, por lo tanto se expone y expone a los demás.

Y mientras tanto, seguimos resistiendo, contando los días sin saber cuánto tiempo falta con exactitud para que el aire fresco nos pegue o nos acaricie el rostro desnudo, sin cubre bocas.

irma_idalia@hotmail.com