¿Traductor, editor o escritor?
Hay cosas que uno presencia en la vida,
como traductor y editor, que son perlas
que más tarde te servirán en tus aventuras como escritor. Aunque, de veras,
a veces ves cosas que te dan un frío en
la barriga parecido al que uno siente cuando está
volando y pasas por una turbulencia, o empiezas a
ver caras serias entre los tripulantes del avión, y te
maldices por no estar en tu casa con tus perritos.
Viendo una película en inglés, por ejemplo, los
actores levantan sus copas y se saludan: “¡A toast!”,
y al pie de la película aparece un subtítulo enigmático:
“¡Una tostada!”
En otra ocasión, vi un currículum supuestamente
escrito en inglés donde aparecía una frase críptica en
la sección de idiomas del candidato: “Groins Average
Level”.
La verdad es que tuve que confirmar el significado
de la palabra “groins” (que solo pude encontrar en
singular, como “ingle”), ya que no encajaba en absoluto en el contexto. ¡Entonces entendí el problema!
El sujeto, que no hablaba inglés, pero al parecer
tampoco sabía español, -ni siquiera lo sospechaba,
como diría Borges- ignoraba que en nuestro idioma
existen dos palabras muy diferentes, aunque semejantes en apariencia: por un lado “inglés” con acento
en la “e”, refiriéndose a la lengua de Shakespeare; y
por otro “ingles” sin acento, que se refiere a la parte
del cuerpo en donde las piernas se unen al tronco,
cerca de los genitales.
Al parecer, antes de pasar su currículum en español al programa de traducción automática, nuestro
traductor improvisado se olvidó de corregir esto,
“ingles” por “inglés”.
Solo para decirles una cosita más, la penúltima:
un día, corrigiendo la traducción de un manual de
válvulas de presión que nos pidió un cliente, salió otra
tontería; en el original decía “The disc guide is used by
the disc while stroking”. La traducción correcta sería:
“El disco utiliza la guía (del disco) en su movimiento.
Lo que escribió el “traductor”, que seguramente confía
demasiado en Google Translate, fue “El disco utiliza
la guía del disco mientras se masturba”. ¡Una señal
de que ni siquiera estaba prestando atención a lo
que escribía! Quién sabe estuviera dedicado a otros
quehaceres.
Y ahora sí, el último, y todavía quedan muchos otros
ejemplos en mi memoria; viendo la película argentina “Cuatro Reinas”, en un punto alto de la trama,
el personaje de Darín intenta convencer a un viejo
falsificador para que entre en una aventura delictiva
y, para acorralarlo, le dice: “así solo vas a conseguir
un enema en el Fernández”; fácil de entender en su
contexto para quienes saben que el Fernández es un
conocido hospital porteño (donde nació este servidor,
by the way). El traductor encargado de los subtítulos
en portugués no tuvo dudas y tradujo un doloroso:
“así te van a poner una inyección en el Pito”...ay!!!

La perla de la ilustración que coloco más abajo
la saqué de la página de Traductores, intérpretes y
curiosos de FaceBook: en el original en francés se
hablaba de una gata que había sido rescatada por
la policía. La traducción al portugués, sin embargo,
terminó en un enigmático “la tesorita fue recogida…”.
Como podemos ver en los últimos dos párrafos,
algunos “traductores” tienen obsesión con los nombres
populares de los órganos sexuales.
Tal vez por ese juego permanente entre las palabras en español, portugués e inglés, la mente alocada
del escritor se explaya, se edita, se recorta en textos,
que al final son una mezcla de imágenes oníricas mal
resueltas, sueños recurrentes que se viven despierto
y fantasías remanentes de acciones inconclusas…
¡locuras, en fin!
Y por eso, quizás, le salen al escritor cuentos como
el que sigue a continuación: El avioncito y la tijera
de oruga.
Me desperté de golpe cuando se paró el primer
motor. Asustado, miré la cara del piloto que seguía
impávido, pero que se levantó de su asiento apenas dejó de funcionar el segundo motor, un par de minutos después. Vi que me entregaba dos paquetes y me
decía ¡Póngaselos, ahora!
No lograba entender qué quería que me pusiera:
yo estaba en el cine, en una secuencia de imágenes
que iban desde mi mamá y mi papá llevándome de la
mano a la plaza, enseñándome a caminar, hasta mi tío
Rodolfo, joven y de bigotes rubios, levantándome a lo
alto, y yo me quedaba mirando las ramas y las hojas
de la tipa del abuelo, a centenas de metros de altura.
—¡Póngase ahora mismo el chaleco y el paracaídas,
vamos a saltar, ya! ¡Apúrese!
Y de repente, la puerta del avioncito se abría y yo
miraba hacia abajo y veía cada vez más grandes los
cuadrados de los campos de soja, maíz y olivos.
—¡Póngaselos ya mismo, usted va a saltar primero
y yo voy atrás! y mi abuelo me llevaba a la quinta a ver
las mandarinas y las uvas, pero no me dejaba cortar
los tronquitos de la parra con la tijera con oruga, -esa
que guardaba en un agujerito de la pared de adobe
de la cocina- que es lo que yo más quería.
— ¡Póngase solo el paracaídas entonces! ¡No hay más
tiempo! gritaba el piloto, y yo ya veía los caminos de
tierra de las faldas de la cordillera, cada vez más grandes, y los hombrecitos a caballo, creciendo y mirando
hacia arriba, y enseguida corriendo, asustados.
El piloto saltó antes y yo me agarré fuerte de las
manos de papá y de mamá, y salté con los ojos cerrados, imaginándome que me hacían girar y jugábamos
al gallito ciego. Nos matábamos de risa, y el abuelo
nos miraba, serio como siempre. La explosión del
avión coincidió, creo, con el momento en que la abuela
Eufemia y la tía Gringa llegaron a la cama y me levantaron, y yo no podía verlas, pero las oía:
— ¿Qué pasó m’hijito? qué le pasa? ¿Por qué grita?
Levante, vamos a tomar el mate cocido, es tarde.
—Levantáte, Víctor, no te hagás el gracioso, levantáte.
Los arrieros llegan casi al mismo tiempo que la
abuela y la tía, y arrancan pedazos enteros del avión
con las manos, y otros dos peones atan los caballos a
cada uno de los motores, calientes, humeantes, todavía con restos de fuego, y lo arrastran para lejos de
los pastos.
Y yo subo con papá y mamá la última loma, y nos
alejamos despacio de lo que parecía haber sido un
gran desastre aéreo. Pobres, ¡cuántos habrán muerto!
Diccionario histórico de la lengua española R.A.E.
Pito: s. m. coloq. Órgano copulador y miccionador
del hombre y de algunos animales de sexo masculino.
Sinónimos: ariete; birimbao; cañón; chimba;
cohete; corneta; cuete; flauta; garrote; machete;
mangual; mazacuata; sable; trabuco.
El tesorito: s. f. coloq. Órgano copulador y miccionador de la mujer y de algunos animales de sexo
femenino.
Sinónimos: papaya, concha, coño.
Diccionario DeepL Linguee
A buceta: en portugués de Brasil. s. f. coloq. Órgano
copulador y miccionador de la mujer y de algunos
animales de sexo femenino.
Argentino, establecido en Brasil,
profesor de idiomas, editor, traductor, escritor
y librero. Investigador y conferencista de temas
hispanoamericanos y de la historia y las culturas
de los pueblos nativos. Autor de más de una centena
de libros didácticos publicados en Brasil, y de dos
colecciones de cuentos en Argentina.