CARLOTTA DE POMPEIS | Los cineastas son doctores para el alma | EDUI TIJERINA | Noviembre 2024

Toreo al alimón | JAVIER VILLANUEVA | Abril 2023

Toreo al alimón

Federico García Lorca y Pablo Neruda, dos bromistas geniales.

Hablando sobre los viejos empresarios del mundo editorial y periodístico en el antiguo Buenos Aires, me acordé de Botana. Y por esas relaciones del pensamiento, en que un recuerdo lleva al otro, me acordé de una anécdota de las tantas del poeta niño, Federico García Lorca y del chileno Neruda.

Natalio Botana era uruguayo, nacionalizado argentino, y un “self-made man”, periodista, que en 1913 fundó, cuando solo tenía 25 años, un mito de proporciones insólitas, al menos para aquella época: el diario Crítica, que llegó a vender más de trescientos mil ejemplares por día.

Recordaba Pablo Neruda en sus memorias - Confieso que he vivido- uno de sus muchos encuentros amorosos; uno que ocurrió en Buenos Aires, en la fastuosa casa de Natalio Botana. Acompañaba a Neruda el poeta español Federico García Lorca. La mujer era “alta, rubia y vaporosa, que dirigió sus ojos más a mí que a Federico durante la comida”.

Y vuelve Neruda a hablar del anfitrión de la noche del encuentro amoroso: Botana -que era rico, como solo puede serlo un rico argentino, dice Pablo en sus memorias- brillaba por ser un pionero en todos los géneros: fue el primero en incorporar a la diagramación del diario grandes fotos y dibujos; fue el primero también en ponerles un epígrafe, lo que luego se llamó periodismo infográfico al dar preeminencia a la información a través de imágenes, sean fotos, dibujos, diagramas, esquemas o mapas. 

Y también fue pionero al incluir en el diario un suplemento deportivo, secciones especializadas, imprimir a todo color, agregarle una revista a la edición, enviar periodistas al interior del país o hasta el exterior en giras, denunciar la corrupción y anunciar las noticias disparando una sirena desde la azotea del edificio que construyó a la medida exacta de sus megasueños en plena Avenida de Mayo.

Allí, en su edificio de siete pisos, Botana tenía su propia rotativa, gimnasio, bar y una peluquería exclusiva para su personal. Todo eso, con apenas cinco mil pesos ganados en una timba de amigos que se juntaban en la calle Cangallo, que financiaron Crítica, que llegó a vender más de setecientos mil ejemplares diarios en sus cinco ediciones. 

Botana creó el primer proyecto multimedios de toda América Latina, juntando en una sola empresa todos los recursos tecnológicos del momento: prensa, radio, una productora de cine y el noticioso cinematográfico. Una audacia empresarial que ensombrece los emprendimientos de hoy, ya que tenía una incomparable ventaja: toda la empresa dependía de un único dueño, sin socios.

“Se trataba de un hombre rebelde y autodidacta que había hecho una fortuna fabulosa con un periodico sensacionalista”, escribe Pablo Neruda em su autobiografía. “Su casa, rodeada por un inmenso parque, era la encarnación de los sueños de un vibrante nuevo rico. Centenares de jaulas de faisanes de todos los colores y de todos los países orillaban el camino.

La biblioteca estaba cubierta solo de libros antiquísimos que compraba por cable en las subastas de bibliógrafos europeos, y además era extensa y estaba repleta. Pero lo más espectacular era que el piso de esta enorme sala de lectura se revestía totalmente con pieles de pantera cosidas unas a otras hasta formar un solo y gigantesco tapiz. Supe que el hombre tenía agentes en África, en Asia y en el Amazonas, destinados exclusivamente a recolectar pellejos de leopardos, ozelotes, gatos fenomenales, cuyos lunares estaban ahora brillando bajo mis pies en la fastuosa biblioteca. 

Así eran las cosas en la casa del famoso Natalio Botana, capitalista poderoso, dominador de la opinión pública en Buenos Aires”, sigue contando el poeta chileno, y ya entra en el tema de su nueva conquista: “Federico y yo nos sentamos a la mesa cerca del dueño de casa y frente a una poetisa alta, rubia y vaporosa, que dirigió sus ojos verdes más a mí que a Federico durante la comida”. Natalio Botana, como bien lo describe Neruda, era en aquellos años el amo y señor de la opinión pública argentina, algo que se repetiría en el futuro con otros nombres y otros intereses, seguramente menos folclóricos que los del anfitrión de los poetas en aquella noche de anécdotas.


En su casa, que tan bien describe Neruda, brillaba incluso una obra cumbre del arte latinoamericano, Ejercicio Plástico, un mural realizado en 1933 por el Equipo Poligráfico, formado por el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros y los pintores argentinos Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni y Juan Carlos Castagnino, junto al escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro. 

Pero volvamos a la anécdota de aquella noche en que estaban Pablo Neruda y su recién conquistada rubia, junto con el andaluz Federico García Lorca en el palacio particular de Botana. Luego de comer, sigilosamente, subieron los tres a la torre de la mansión. En lo alto del mirador, el chileno tomó románticamente a la poetisa entre sus brazos y empezó, sin demasiada ceremonia, a sacarle el vestido, ante la mirada curiosa, infantilmente divertida, de Federico G. Lorca.

Pablo Neruda mandó a Federico a que se pusiera de guardia en la escalera, y que le avisara, si acaso alguien subiera.

“—¡Largo de aquí! ¡Ándate y cuida de que no suba nadie por la escalera! —le grité” cuenta Neruda.

Y Federico corrió entusiasta a cumplir con la orden del don juan chileno, pero con tal prisa que no pudo evitar caerse, rodando escaleras abajo. Neruda y su amiga debieron interrumpir los arrobos apasionados para ayudarlo al torpe de Federico, que se había lastimado una pierna y andaría rengueando durante unos buenos quince días.

Pero esta no fue la única chiquilinada perpetrada por los dos poetas: es que en 1933, Pablo Neruda había sido enviado al consulado de Chile en Buenos Aires, y allí empieza a nacer la fama internacional de su poesía. Y también conocerá a algunos destacados escritores argentinos. Pero el encuentro que fue más importante para el chileno, como cuenta Rodríguez Monegal en su “Neruda: El viajero inmóvil”, ocurre un día de octubre de ese año, cuando le presentan a Federico García Lorca, que estaba de paso por el Río de la Plata para el estreno de su “Bodas de sangre”, interpretado por Lola Membrives, actriz argentina, afincada en España.

La alegría natural de García Lorca, y el espíritu juguetón de Neruda convergieron entonces para dar un brillo de oro a nuestra poesía hispánica del triste siglo XX, porque la personalidad avasalladora de Federico, que era seis años mayor que Neruda, y ya famosísimo, y la calidad recién alumbrada de Neruda se reconocen a primera vista, y se funden en una amistad casi adolescente que crea un puente perdurable entre las dos orillas de la nueva poesía y las letras en lengua española.

Para aprovechar mejor el encuentro, el PEN Club argentino organiza un homenaje a los dos poetas y ambos agradecen con un discurso en colaboración, llamado “al alimón”, sobre Rubén Darío, considerado el padre americano de la lírica hispánica del siglo.

Más tarde, Neruda recordaría con gracia la confusión de los asistentes al banquete al ver que, cada uno en una punta de la mesa, se levantaban García Lorca y Neruda, recitando alternadamente, lo que llevaba a los amigos a llamarlos para que pararan de discursar, pensando que uno estaba interrumpiendo el habla del otro, cuando en realidad se trataba de una travesura literaria más del brillante par de amigos. 

Hoy en día, tiempos de corrección política, Pablo Neruda ha caído en desgracia por sus muchas aventuras amorosas, varias de ella al margen de lo aceptable en los nuevos momentos que vivimos.

García Lorca, al contrario, gana simpatías no solo por su arte literario, sino también por su fragilidad e inocencia, y por haber sido gay en una época –inicios de la guerra española de 1936-39- en que serlo era pecado punible con la pena de muerte, como de hecho lo fue. Federico fue fusilado “por poeta, por rojo y por marica”. Neruda nunca dejó de llorar amargamente el asesinato de su amigo, poeta niño, frágil e inocente; todo lo opuesto a él, cara y ceca de una moneda de humanidad en la que la vida no logra imitar al arte.

(Javier Villanueva, São Paulo, marzo de 2023). 


Javier Villanueva. 
blog.javier.villanueva@gmail.com 
www.albertointendente2011.worldpress.com

Argentino, establecido en Brasil, profesor de idiomas, editor, traductor, escritor y librero. Investigador y conferencista de temas hispanoamericanos y de la historia y las culturas de los pueblos nativos. Autor de más de una centena de libros didácticos publicados en Brasil, y de dos colecciones de cuentos en Argentina.