Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografías: Adriana Williams
ADRIANA WILLIAMS
Actriz regia con piel de elefante
La conocí hace algunos años en las aulas
de la Escuela de Comunicación, en la
Facultad de Humanidades y Ciencias
Sociales, de la Universidad Regiomontana (U-ERRE). Fue mi alumna en varias
materias, incluyendo la de Guiones para
radio, TV y cine.
Con el tiempo se ha ido abriendo
paso en los campos de la conducción
y la actuación. Primero a nivel local y,
ahora, nacional e internacional, en telenovelas, series, películas
y programas unitarios.
Aunque nos hemos seguido la pista por redes sociales y coincidido personalmente en dos o tres ocasiones, en reuniones y
eventos, ahora tengo la oportunidad de conversar ampliamente
con ella y compartir con todos ustedes, amigos lectores, los
siguientes detalles de su andar por ese camino que todavía le
ofrece mucho por recorrer.
Les presento a Adriana Williams.
¿Cómo y cuándo descubriste tu pasión por los escenarios?
Desde muy pequeña. Siempre amé bailar y cantar por toda
mi casa. Recuerdo claramente aquellas participaciones en los
festivales del jardín de niños.
A los 4 años, ya modelaba para una agencia muy prestigiada,
reconocida en todo México, bajo la guía de Rosina Ramón. Hacía
pasarelas, fotos, catálogos y comerciales. Así pasé mi infancia.
Y yo muy feliz. Amaba hacerlo.
Si la base fue el modelaje, ¿en qué momento diste el giro
hacia la conducción y la actuación?
Al poco de cumplir 10 años, me presenté a las audiciones para
bailarinas de los espectáculos del parque temático “Plaza Sésamo”,
que estaba por inaugurarse en Monterrey, Nuevo León, México…
¡Y me quedé!
Ahí, empecé a llevar un entrenamiento intensivo, de fuerte
disciplina, tanto en baile como en canto y actuación. Lo que
para otros era “trabajo”, para mí era un disfrute, porque se me
daba de manera natural. Siempre ha sido mi pasión. Por eso
mi felicidad al ser parte de todo esto.
Con eso entiendo que siempre has tenido el apoyo de tu
familia.
Así es. Totalmente. Así ha sido desde el principio. Aunque
también desde el primer momento se han preocupado por la
inestabilidad de la carrera. Esa fue la razón por la que les hice
y he mantenido la promesa de nunca dejar de prepararme y
buscar en cada paso las mejores calificaciones.
Sacrifiqué muchos cumpleaños y cosas de niños por estar
en el parque dando shows, pero no recuerdo eso como algo
faltante en mi vida. Al contrario. Siempre tuve la opción de
decidir entre seguir en esas actividades o dedicarme a ser una
niña de casa, de amiguitas y de juegos con muñecas. No me
arrepiento de mi elección.
“A los 4
años, ya
modelaba
para una
agencia
muy prestigiada,
reconocida en todo
México”
¿Obstáculos?
Muchos. En todo momento se presentan. Esta es una carrera
con sus complicaciones, como la mayoría. Exige mucho temple y tolerancia a la frustración. Se necesita carácter, enfoque, claridad en lo que quieres. No cualquiera maneja adecuadamente
esas exigencias.
Otro tema importante es el no dar las cosas por seguras y
sentadas. Una debe prepararse continuamente, actualizarse,
estar informada de lo que se hace en la industria cultural y del
entretenimiento y de cómo van cambiando los gustos del público.
Por eso, cada vez que puedo, sigo tomando cursos y talleres de
actuación, conducción, danza, canto, teatro musical, etc.
Cuéntame de tu formación académica. ¿Has ejercido tu
carrera?
Como señalaste al principio, estudié la Carrera de Comunicación
en la Universidad Regiomontana. Combinaba con trabajo en
una casa productora, fungiendo como asistente de dirección y
de producción. Obviamente, fueron grandes oportunidades para
ver en campo lo que aprendía en el salón de clases y viceversa.
Posteriormente, entré a la Prepa TEC (Campus Santa Catarina)
como coordinadora de Difusión Cultural, y seguí aplicando los aprendizajes universitarios. Hasta que se dio la oportunidad de
mudarme a Ciudad de México y me integré al CEA (Centro de
Educación Artística) de Televisa, bajo la dirección de Eugenio
Cobo.
Insisto, la preparación tiene que ser continua.
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Adriana Williams durante una filmación. |
“Tengamos piel
de elefante.
No hay que
frustrarse. La
nuestra no es
una carrera
para sufrir.
Desempeñamos
una labor tan
hermosa”
Nunca faltan los que cuestionen la actuación como oficio,
como profesión. Sin embargo, lo cierto es que los actores y
actrices tienen una gran responsabilidad social.
¡Sin duda!
Quienes nos dedicamos a esto tenemos un peso muy grande
porque, efectivamente, cada personaje puede dejar una huella
imborrable en alguien. Considero que la mayor cualidad de los
actores y actrices, más que el talento, es el nivel de responsabilidad que puedan asumir con el arte actoral.
Hay que recordar que los personajes son reflejos de la complejidad humana, por lo tanto, al juzgarlos me juzgo a mí misma.
Hay que entenderlos, defenderlos, cuidarlos. No señalarlos.
Admirarlos, no humillarlos. En eso radica nuestro verdadero
compromiso: aceptar a nuestros personajes con todo lo que eso
implica.
En esta disciplina, ¿quiénes han sido tus principales
mentores?
Mis maestros del CEA. Me enseñaron muchísimo. Todos y cada
uno de ellos han dejado huella en mí.
Un gran consejo que recibí de una maestra de teatro fue que
debemos tener piel de elefante “para que nada les afecte, porque
esta es una carrera muy dura y los desplantes que tendrán que
enfrentar serán muchos…”
Y tú, ¿compartes algún consejo con tus colegas?
El mismo: Piel de elefante, chavos y chavas. No hay que frustrarse. La nuestra no es una carrera para sufrir. Desempeñamos una labor tan hermosa. Disfrutemos el proceso de interpretar
personajes, cada sesión de casting, cada rechazo, cada proyecto.
Nunca dejen de prepararse.
Al momento, ¿cuál ha sido tu mayor reto?
Un personaje que interpreté para una película titulada “Peligro
en tu Mirada”, que se filmó en marzo del 2020. Se trataba de una
chica eslovaca, Nadia Stepanova. Para darle vida, tuve que llevar
sesiones de asesoría con un coach de acento y vocabulario del
idioma. También me tocaron varias escenas “subidas de tono”
para las cuales también tuve que prepararme.
“Hay que
recordar
que los personajes son
reflejos de
la complejidad humana, por
lo tanto, al
juzgarlos
me juzgo a
mí misma”
¿Prefieres actuar en teatro, cine o TV? ¿Por qué?
¡Uy! ¡Qué difícil! La verdad, no podría decidirme por uno.
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Adriana Williams en escena. |
¿Crees en la inspiración?
Sí. Creo que existe la inspiración. Pero también creo que disciplina mata talento. Al igual, he conocido actores que son natos
y muchos otros que tienen que esforzarse más.
¿Cuál es tu género preferido, el consentido?
Para ver, amo el drama y romance. Para actuar, el thriller y drama.
¿Y el que más se te dificulta? ¿Por qué?
La comedia. Me parece lo más difícil. De hecho, tomé un curso
con Héctor Suárez Gomís, y me costaba trabajo soltarme, pero
me encantó y aprendí mucho.
De tus proyectos televisivos y cinematográficos, ¿cuál te
hace sentir más orgullosa?
Todos me han dejado grandes aprendizajes. A todos les he puesto
mi amor y han tenido su magia.
Hablando de la pandemia, ¿qué tanto ha afectado tus
carreras como actriz y conductora?
Pues sí nos afectó a todos, aunque, al decir verdad, no me puedo
quejar. Este tiempo ha servido para trabajar en mí, para cultivarme, reflexionar. Ahora ya todo está más activo que nunca.
“La mayor
cualidad de
los actores y
actrices, más
que el talento,
es el nivel de
responsabilidad
que puedan
asumir con el
arte actoral”
De no hacer lo que ahora haces, ¿qué te gustaría?
Me hubiera encantado ser bailarina, pero soy comunicóloga y
también amo mi carrera.
¿Y proyectos a corto y mediano plazo?
Actualmente participo en la telenovela “Si nos dejan”, para la
empresa Televisa. Y estoy al pendiente del estreno de la película “Peligro en tu Mirada” por la plataforma Pantaya en Estados
Unidos y, muy pronto, en México.
“Creo que
existe la
inspiración,
pero también creo
que disciplina mata
talento”
¿Algo que quieras agregar?
Sí. Una cita de Konstantin Stanislavski, un gran maestro, referente para todos los que amamos y vivimos de la actuación. Algo
que, aunque se dirige a los actores, puede aplicarse a todos, en
cualquier área y etapa:
“Un actor debe trabajar toda su vida, cultivar su mente, desarrollar su talento sistemáticamente, ampliar su personalidad;
nunca debe desesperar, ni olvidar este propósito fundamental:
amar su arte con todas sus fuerzas y amarlo sin egoísmo”.