Sin audiencia
no hay medios
Algoritmos
El afán de complacer
al usuario
Seguramente se enteraron del revuelo que
causó la desbandada de más de 200 mil usuarios de Netflix. Algunos argumentan disminución
en la calidad de sus contenidos. Otros, achacan a la limitada variedad de opciones. Otros
más, al incremento del número de plataformas
competidoras.
El caso es que todas las compañías que ofrecen
servicios de streaming han puesto “sus barbas a
remojar” y buscan estrategias adicionales para
llamar la atención de la audiencia y mantener
la fidelidad de suscriptores.
Con todo esto, viene al caso replantearnos una
pregunta que muchos se han hecho y cuya respuesta queda reducida a la simple frase: “Es por
los algoritmos”. Pero ¿sabemos realmente cómo
es que funcionan los sistemas que analizan
nuestras conductas y decisiones de visionado
para, a partir de ellas, recomendar los materiales
que, se supone, podrían ser de nuestro interés
y gustarnos más que los demás?
De entrada, va la sugerencia de que cada vez
que contraten una plataforma, procuren abrir un
perfil para cada miembro de la familia (independientemente de que en ocasiones todos vean
juntos un mismo contenido) De este modo, el
sistema podrá ayudar a “personalizar” las recomendaciones y, cuando vean por separado, no
tendrán que lidiar con una mezcla confusa de
opciones.
Al principio se nos pide que seleccionemos
algunos títulos de nuestra preferencia. Esto
se queda como cimiento o guía para que, ya
cuando avance el tiempo de uso, se construya
y sobre escriba la base de datos que regirá la
relación que tengamos con la plataforma.
Cada vez que uno entra a su perfil, el sistema
activa varias herramientas que permiten determinar los títulos que recomendará. Entre esos
recursos está el revisar el nivel de interacción
que tenemos con el servicio. Es decir, el historial
de lo que hemos visto y las calificaciones que
hemos dado a cada serie, película o programa
unitario.
Por eso mismo, resulta recomendable que mientras vemos algo (o al final, si gustan) vayan asignando “likes” o “no-likes” (algunas plataformas
usan calificación numérica). De esta forma, se
graba lo que les gusta y lo que no para sugerir
materiales afines a sus preferencias y, claro,
evitar lo que en directo se sabe que no será
de tu interés o agrado.
También se documentan y graban en el sistema tanto la actividad de los otros miembros
de la familia con preferencias, gustos similares
y los detalles referenciales de cada contenido, tales como títulos, géneros, categorías,
actores, directores, año de “release” o lanzamiento, en fin.
Por si fuera poco, también se registra el horario en que vemos contenidos, los dispositivos
que usamos (celular, computadora, televisor),
el tiempo que pasamos frente a pantalla (esto
es relativo, pues puede suceder que dejemos
corriendo el streaming y nos pongamos a hacer
otras cosas, sin ver lo que ocurre) y referencias demográficas como edad, género y la zona en
que nos encontramos.
En conjunto, todos estos datos se concentran
para alimentar el multi referido “Algoritmo” (que
se define como “un conjunto de reglas que se
siguen en una operación para resolver un problema”) que es el que se encarga de combinar,
analizar y deducir para tomar decisiones para
nosotros.
Cuando el usuario no encuentra algo interesante para ver, siempre tendrá la opción de
hacer una búsqueda en el catálogo general
disponible en el país o región en la que está,
pero, claro, lo ideal es que las recomendaciones del “algoritmo” sean tomadas en cuenta.
De eso se trata o, al menos, eso se espera. El
problema con esta revisión en catálogo, en la
que nos toca escribir un término de búsqueda,
es que los resultados se muestran de acuerdo
con las acciones de otros usuarios que hicieron
consultas iguales o similares.
De aquí en adelante, cada vez que nos digamos “Esta plataforma tiene muy mala programación”, preguntemos primero si lo que nos
aparece como oferta en la parrilla no es más
que el resultado de nuestra propia conducta
de visionado. Echemos vistazo a los catálogos
generales. Podríamos sorprendernos de la variedad de títulos que hay y de los que ni siquiera
nos enteramos que tenemos disponibles.
Edui Tijerina Chapa edui_tijerina@yahoo.com.mx
Twitter: @EduiTijerina
Instagram: @eduitijerinachapa
Es escritor, dramaturgo, guionista,
asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas
teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”,
“Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”