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Ilustración de Carlos Fonseca (Revista Aventuras
e Historia). |
Kadiwew, los indios caballeros
Para el gobierno argentino de las décadas de
1870 y 80, “suprimir la frontera interior”
significaba extender la soberanía del estado
sobre el territorio hasta los límites políticos,
someter a los nativos rebeldes, ocupar el
sur con población blanca, de preferencia inmigrantes
recientes, al servicio de la producción, tal y como le
dijo el presidente Avellaneda a Adolfo Alsina, Ministro
de Guerra y Marina, en respuesta a su proyecto de
extender la frontera hacia la Patagonia.
En 1876 Argentina lanza la Ley de Colonización
o “Ley Avellaneda”, que reglamenta la ocupación y
apropiación del suelo por casi 60 años y autoriza
varios modos de colonización. Fija tamaño mínimo
y máximo a las parcelas de tierras públicas a vender
– de 25 a 400 hectáreas -, la extensión de las colonias
– 40 mil hectáreas- y la cantidad de familias que se
radicarían. Era una ley que tenía en su horizonte la
tan ansiada inmigración europea blanca.
El Gral. Julio A. Roca, Ministro de Guerra en 1877,
cierra el cerco final contra las naciones Tehuelche,
Mapuche y Pampas en la Patagonia Argentina. Hacia
1880 el gobierno porteño había conquistado 15 mil
leguas y sometido a 14 mil nativos.
Mapuches, Tehuelches y
Pampas, dueños de las
dos Patagonias hasta
1878-83
Los Mapuches son el pueblo indígena más grande
del Chile moderno. Casi un millón de personas se
consideran miembros de esa etnía y su cultura.
Los españoles los llamaron araucanos y recorrieron
el mundo en las páginas de La Araucana, de Alonso
de Ercilla y Zúñiga, el primero a ser escrito en tierras
americanas.
Habitaban a la llegada de los españoles un enorme
territorio desde los valles al norte de lo que hoy es la
capital, Santiago, hasta donde empiezan las islas del
Sur, el Archipiélago de Chiloé. Hoy viven en comunidades rurales en el sur de Chile y en grupos menores al
suroeste argentino. Muchos migraron a las ciudades,
a ambos lados de la cordillera. Es un pueblo con una
fuerte identidad, que mantiene vivas gran parte de
sus tradiciones y su lengua.
En la segunda mitad del siglo XIX, Chile asentó su
poder estatal sobre los territorios indígenas autónomos en la Patagonia, con la llamada “Pacificación de
la Araucanía” (1861-83), mientras que Argentina lo
hacía con su “Conquista del Desierto” (1878 - 1885).
Los terratenientes exigían grandes extensiones de
tierra para sus proyectos de producción agropecuaria
y por eso promovieron la ocupación de los territorios
de los pueblos originarios.
Argentina, de 1875 a 1904. Las fronteras interiores
La Sociedad Rural Argentina, creada en 1866, financió la campaña militar en la Patagonia argentina, y al
fin de la conquista, 538 propietarios habían tomado
18.668.000 hectáreas que pertenecían hasta entonces
a los Pampas, Querandíes, Tehuelches y Mapuches.
Los principales beneficiados fueron varios miembros
de la Sociedad Rural.
El sometimiento a los pueblos del sur de Argentina resultó de la tecnología moderna de guerra del
ejército, provisto del fusil Remington y de cañones
de retrocarga, mientras que el guerrero patagónico
solo tenía sus lanzas de caña coligüe y otras armas
primitivas. Además, el ejército contaba con la ventaja del ferrocarril y el telégrafo. Nada diferente a la
“Conquista del Oeste” de los EEUU.
De los habitantes del llamado “desierto” patagónico argentino sobrevivieron solo 180 mil. Muchos
fueron vendidos o donados como esclavos o siervos.
Los que no fueron a trabajos serviles fueron enviados
a reducciones, en tierras improductivas alejadas de
sus asentamientos de origen.
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Mapuches, Tehuelches y Pampas. |
Los pocos sobrevivientes fueron encomendados a
tutores, que los usaron como mano de obra esclava
o servil en las cosechas de uva y caña de azúcar en
Cuyo y el norte argentino. Mientras, las mujeres y los
niños eran reducidos a servidumbre por separado,
y los pequeños, robados. La distribución de nativos
aumentó su aculturación y la explotación por parte
de los tutores.
Al final de ambas campañas de conquista y ocupación, sometidos a un sistema de radicación arbitrário, los Mapuches empobrecieron a los dos lados
de los Andes. El asentamiento mal planificado llevó
al minifundismo mapuche en Chile, pues la población
crecía y nuevas familias ocupaban la misma extensión de tierra.
Esas tierras, -menos del 7% del territorio mapuche
autónomo- eran de mala calidad y se degradaron,
perdiendo toda su productividad.
El foco cultural mapuche antes de la llegada de los
españoles era alrededor de los grandes ríos del sur
de Chile. Era una sociedad ribereña, y su vida transcurría a orillas de los ríos y lagunas que abundan en esos territorios. Por sus aguas remaban sus canoas, se
reunían en los “aliwenes”, y hacían sus fiestas interminables. Era una sociedad opulenta y sin Estado, y la
cortesía permitía mantener la paz. Los jefes mapuches,
- longkos o cabezas-, dictaban justicia sentados en sus
bancos bajo los árboles. Sus sentencias eran inapelables. Enormes familias poligámicas permitían que se
relacionaran todos con todos; la sociedad mapuche era
una red sólida, entrelazada de parientes.
Todo cambió con la Conquista, una de las épocas
más brutales de la historia humana, en que mundos, sociedades, culturas, seres humanos que no se
conocían, ni tenían idea siquiera de su existencia, se
encontraron para enfrentarse en guerras sangrientas.
Los conquistadores españoles, con un ímpetu vertiginoso, en pocas décadas cruzaron desde el Caribe
al norte y hasta el estrecho de Magallanes al sur, en
una travesía apasionada, codiciosa, y tormentosa.
En el sur de Chile vivía antes de la conquista una
población de un millón de personas. En menos de
cuarenta años hubo una catástrofe humana entre los
mapuches, diezmados y con su población reducida
a menos de doscientas mil personas. Esa cifra no
volverá a aumentar hasta fines del siglo XX.
Las pérdidas de los españoles tampoco fueron
pocas, entre ellos el gobernador y conquistador de
Chile, Pedro de Valdivia. El joven guerrero mapuche
Lautaro lo venció en Tucapel, en el sur del territorio.
La historia de batallas es interminable. Hasta que
un siglo después, otro gobernador va a los llanos de
Quilín en 1641, y firma la paz. El rey de España reconoce las fronteras y respeta la vida independiente de
la sociedad indígena mapuche.
La paz lograda en los llamados parlamentos
significó un tiempo largo de independencia de los
mapuches. Desde 1598 hasta 1881 viven sin control
del gobierno externo, sin estado, rigiéndose por sus
propias normas y leyes. Su territorio se extendió desde
el río Bío Bío al norte, hasta Chiloé al sur y cruzando
los Andes por las pampas argentinas dominaron un
enorme territorio hasta el Océano Atlántico.
La paz de 1641 trajo grandes cambios a la sociedad
nativa, que de horticultores y agricultores se transformó en ganadera. La doma del caballo, abandonado
por los españoles en sus primeras campañas patagónicas, los transformó en una sociedad ecuestre.
En las pampas del lado atlántico de la Cordillera, la
que luego sería Argentina, se había multiplicado una
masa gigantesca de vacunos y caballares salvajes,
también olvidados por los primeros conquistadores.
El tráfico de vacas y caballos desde las pampas
argentinas convirtió a los mapuches, y también a
los tehuelches, en comerciantes. Arreaban miles de
cabezas hasta las ferias en la frontera del Bío Bío. La
carne seca, o “charqui”, era embarcada para su venta
en los prósperos mercados del Pacífico, a la reciente
California, la Polinesia francesa, Australia y a todo el
Pacífico. En este período mercantil globalizado nace
la platería araucana, expresión de la riqueza de esta
ARTE, CULTURA Y SOCIEDAD | ENERO 2022
19CULTURA
sociedad. Una gran cantidad de monedas de plata
traídas del comercio en la frontera empezó a ser la
materia prima de los artesanos especializados de la
sociedad mapuche. En vez de usarlas para el intercambio, los orfebres martillaban y fundían las monedas
para confeccionar joyas y artículos para los arreos y
aperos de los jefes mapuches, los cacique o longkos.
La élite chilena, como la argentina, abraza durante
el final del siglo XIX la idea de las inmigraciones europeas como base de civilización y progreso para los
países jóvenes de América. Con esta idea y pensando
en los enormes terrenos “vacíos” al sur del país, se
fomentó la migración. En los años de 1850 llegan los
primeros alemanes a Valdivia, al sur del territorio
más densamente poblado por los mapuches.
Chile construyó una línea de fortines que cortaba el centro del sur del país, y otra que dividía el
territorio indígena del enclave alemán de Valdivia,
fundado en la década anterior. Fue un largo período
de violencias y una de las páginas más vergonzosas
de la historia chilena.
blog.javier.villanueva@gmail.com
Argentino, establecido en Brasil,
profesor de idiomas, editor, traductor, escritor y
librero. Investigador y conferencista de temas
hispanoamericanos y de la historia y las culturas de los
pueblos nativos. Autor de más de una centena de libros
didácticos publicados en Brasil, y de dos colecciones de
cuentos en Argentina.