Para la libertad
La libertad está en juego,
esto no es una novedad,
la libertad siempre está a
punto de disolverse. Sin
embargo, resiste. La libertad no resiste sola, la salvamos
cuando nos atrevemos a protestar
por las injusticias, o cuando despertamos a una conciencia que nos indica que hay cosas por las que vale la
pena luchar.
Peleamos por la libertad cuando
exigimos una mejor educación para
nuestros hijos, cuando nos rebelamos ante el abuso de gobiernos inconscientes y opresores. Peleamos
por la libertad cuando nos aventuramos a leer un libro y dejamos
que la voz de un poeta intervenga
en los íntimos hábitos de nuestra
mirada. La libertad emerge más
potentemente cuando está en peligro, cuando los modelos ideológicos,
religiosos, educativos, empresariales
o sociales, por nombrar algunos, no
intentan generar convivencia sino
cambiar al otro, amoldarlo inmisericordemente a sus maneras y deseos.
La libertad es la necesidad de autenticidad en un mundo de opresores.
De eso se trata vivir la vida como
si fuera una obra de arte. El arte
se da reglas a sí mismo, es un organismo que hace su lugar en el
mundo desde presupuestos que se
autoimpone para lograr un principio
de expresión que rete al tiempo y a
la muerte. Esa parte rebelde puede adaptarse a la vida propia, de tal
manera que tengamos la fuerza de
auto regirnos sin necesidad de un
mandato que intente capturar y canalizar nuestra voluntad. Así, una
pincelada de van Gogh, una nota de
Bach, un haz de luz de Robert Capa,
un verso de Ana Ajmatova, un film de
Buñuel o un trozo de la voz de Edith
Piaff, no solo son una muestra de un
talento descomunal, son la forma
más pura de rebeldía y libertad que
nos ha dado la especie humana.
Al escribir estas líneas presiento
que la libertad, esa necesidad de hacer uso de nuestra voluntad auténticamente, está en peligro una vez
más. Fuerzas oscuras se ciernen
sobre la persona e intentan minar
la dignidad. Entonces el artista, el
fotógrafo, el cantante, el cineasta,
el escritor vuelven a ser lo que tal
vez han olvidado, una voz que corta
las venas de lo intolerable y el arte
se revela en toda su potencia: como
un arma cargada de futuro. Para
la libertad, sangro, lucho, pervivo,
decía el poeta republicano Miguel
Hernández, que así sea.
email: samuelr77@gmail.com
Instagram: @samuelrodriguezdiciembre
Profesor de
Arte, Cine y Estética en el ITESM campus
Monterrey. Cuenta con un posgrado
en Filosofía Contemporánea por la
Universidad de Granada. Su más reciente
publicación literaria es el libro de
cuentos “La Ausencia” editado por Arkho
Ediciones en Buenos Aires Argentina.