Lionel Messi, humano
demasiado humano
De vez en cuando el fútbol
nos regala momentos
de profunda reflexión
sobre este juego llamado humanidad. En
este sentido, dos figuras reeditan el tremendo conflicto entre los
dioses y los hombres. Me refiero a
Diego Armando Maradona y a Lionel
Messi, ambos representan dos formas opuestas de encarar el destino.
Diego Armando Maradona es una
mitología, un ser de otro mundo,
sideral, fugaz y eterno al mismo
tiempo. Lionel Messi es distinto,
es humano demasiado humano. El
Diego domaba a los infiernos, Messi
los resiente. El Diego, digamos, era
un monstruo de la tierra que voló
entre las nubes mientras se ahogaba
en el pantano interminable. A Messi
le cuesta el infierno, no se hizo para
él. Aun así, los enfrenta y corre y no
se detiene, como si temiera perder
la última carrera de su vida. Nunca
vi a nadie caerse y levantarse tantas
veces, en esto Messi es inigualable,
y es que, si cae y no se levanta mas,
entonces el Diego se fugará para
siempre.
Por eso Messi juega con el tobillo sangrante, por eso desfallece
cuando no encuentra el arco, por eso
calla abismalmente cuando no puede
dar el último pase, por eso hunde la
mirada cuando algún compañero no
entiende que solo hay tiempo para
genialidades.
Messi es nuestro porque es de
este mundo. Maradona también es
nuestro, pero pertenece al lugar
donde habitan los mitos. Messi es de
esta tierra, en donde todos los días
de tu vida tendrás que esforzarte
para que no te venzan los sueños de
los demás.
Messi se ha estrellado con el destino, ha perdido finales del mundo,
ha fracasado en la Champions, ha
vuelto a casa sin la copa muchas
veces. Sin embargo, algo tiene que
siempre aparece agarrado con las
uñas a la cima del mundo. Messi nos
representa sobre todo en esos días
que por más que te esfuerces y te
estires simplemente no llegas.
Sin embargo, Messi ya nos convenció, con setecientos goles, con
esas carreras que parecen desafiar
a todos los jinetes del Apocalipsis,
con esa cara dura como la del obrero
que no alcanza el autobús, con esa
mirada de niño que perdió su pelota
en la orilla del mar, con esa precisión
de acorazado de bolsillo. Y es que
Messi nunca podrá ser mitología;
llegó tarde, sin embargo, es potencia pura, voluntad inquebrantable,
en donde vemos por inercia el combustible que hace girar la marcha de
lo imposible.
Messi es lo humano debatiéndose
cuerpo a cuerpo con un mito descomunal. Hace poco ganó la copa
América, la ganó como ganan los
humanos: entre el naufragio y la
gloria. Y es que Messi es eso, la necesidad de levantarse todos los días y
enfrentarnos a los dioses.
Samuel Rodríguez Medina Email: samuelr77@gmail.com
Instagram: @samuelrodriguezdiciembre
Profesor de
Arte, Cine y Estética en el ITESM campus
Monterrey. Cuenta con un posgrado
en Filosofía Contemporánea por la
Universidad de Granada. Su más reciente
publicación literaria es el libro de
cuentos “La Ausencia” editado por Arkho
Ediciones en Buenos Aires Argentina.