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JAVIER VILLANUEVA Y SAMUEL RODRÍGUEZ | Muerte a la deriva | GABRIEL ARENAS | Agosto 2021

Por: Gabriela Arenas
Fotografía: Cortesía entrevistados

Libro Muerte a la deriva.


JAVIER VILLANUEVA Y SAMUEL RODRÍGUEZ
Muerte a la deriva

Muerte a la Deriva es un encuentro entre dos generaciones, dos autores que nos transmiten su pasión y apego a la vida. Sin duda, un libro de amor, muerte, revolución y rebeldía, que nos adentra al abismo que se vive actualmente en nuestra América Latina.

¿Cómo nace en ustedes el gusto por las letras?

Samuel R: “En mi caso siempre hubo una biblioteca muy completa, pero era una biblioteca teológica, porque mis padres se dedicaron siempre a los temas de la religión. Cuando empieza a llegar la literatura de otro tipo, fue como descubrir otro mundo. Para mí la literatura llega como un descubrimiento de lo otro, fue un rompimiento, me llega como oleadas y a nivel clandestino; me llega Borges, Cortázar, un poco de Oscar Wilde y me doy cuenta que existe otro mundo por descubrir. La literatura me llega por sorpresa, pero como resistencia. Obviamente las cosas no las asimilé así en ese momento”. 

Javier V: “Mis abuelos maternos eran agricultores y por el lado paterno eran obreros de ferrocarriles, sin embargo y aunque extraño, siempre había libros en esas casas. Amado Nervo en Casa de mi tía gringa, era la literatura obligada antes de dormir la siesta y un tremendo libro de gramática en la casa de mi abuela El habla de mi tierra, con el que inicié lo que forma parte de mi vida en este momento, la didáctica de la enseñanza del idioma español. Comencé a leer lo que se llamarían clásicos, como Rubén Darío, Gabriela Mistral, siempre autores latinoamericanos. Cuando descubrí a Jack London me cautivó por completo”.

“Jamás pensé en escribir, pero de a poco lo fui haciendo, no en la adolescencia, ni en la juventud, que la tuve muy ocupada con la militancia política y revolucionaria, tareas muy urgentes que daban mucho tiempo para la lectura, ahí fue que me metí de cabeza en Cortázar, Borges, Bioy Casares. Cuando llegué a Brasil tuve no solo tiempo para leer, sino también comencé a escribir”.

¿Qué escritor o libro han influido en sus trabajos como autores?

Samuel R: “Indudablemente la oleada sudamericana ha sido muy potente en mi vida, todo lo que influya del Río Bravo a la Patagonia; no porque las otras literaturas desmerezcan, sino porque es necesaria para encender fuegos. Nombrar a los de siempre es reavivar el fuego, a mí no me aburre nombrar nuevamente a Borges, Cortázar, Bioy Casares, Rulfo, Pizarnik, no me parece repetitivo, me parece tirar más combustible al fuego de la civilización. Estos autores son rebeldía pura, a veces muy estética como la de Borges, dolorosa como la de Rulfo e incluso el dulce García Márquez nos regala momentos de mucha fuerza. Para mí la literatura latinoamericana es un incendio, se mete en la sangre, en los dedos y no intentas más que colaborar con este incendio”. 

“Creo se inicia por el fuego que se tiene más cerca y en mi caso es Latinoamérica”.

Javier V: “Creo que el caso del famoso boom latinoamericano, que los que estamos metidos en la literatura sabemos que es mucho más un boom catalán, aunque no deja de ser una gran influencia para todos nosotros, no hay forma de escaparse. No hay nada que escriba que no me recuerde aquella frase famosa que cuenta Pablo Neruda en Confieso que he vivido, que le decía a Federico García Lorca ‘no me leas nada que me influencias’ creo que a veces nos pasa igual. El trabajo que hice con Samuel a pesar de que podría ser mi hijo, es un trabajo muy productivo, el trabajo a 4 manos es muy interesante, tirar el ego a la basura y decir me abro para trabajar con otras interferencias, diferente a Neruda y Gracia Lorca. Yo quiero que me influyan los hispanoamericanos, los latinos, incluyendo a Brasil, también Kafka. Es muy difícil escribir 4 líneas sin que se aparezcan algunas de esas ideas robadas, incluso nombres enteros de repente se aparecen en la memoria”.

Samuel Rodríguez Medina.

“Yo creo que la vida real es un rincón de la imaginación” “Es muy difícil escaparse de las convicciones, que terminan en una convergencia con la producción artística literaria” Samuel Rodríguez Medina

¿Cómo superan el miedo a la hoja en blanco?

Samuel R: “Yo creo que no existe, es decir, esto es una enfermedad, todo el tiempo la trae uno adentro y cuando llegas a una hoja ya está poblada, claro, luego hay que joderse para rellenarla, pero la hoja ya está llena de geografía, orografía, hay un panteón, hay una guerra. Claro, después hay que pelearse cuerpo a cuerpo con las ideas, yo creo que el que en verdad escribe no tiene este problema”.

Javier V: “Yo me inspiro con imágenes oníricas, las cosas que me contó mi mamá y mi abuelo, tengo un librito que se llama Me lo contó mi abuelo, donde junto una cantidad de experiencias en el noreste argentino. Uno no tiene nada en blanco, ya viene con una cantidad de cosas, no existe el hombre hecho a sí mismo, claro, luego el problema es como lo escribo, esto da trabajo, pero la idea ya está adentro”.

¿Cómo surge la idea de este libro entre un mexicano viviendo en EUA y un argentino viviendo en Brasil?

Samuel R: “El exilio te hace abrir caminos donde no hay. Con Javier llevo una amistad de años, pero nos conocemos desde hace poco. Fue una relación automática, de conectarte inmediatamente en los temas, las primeras veces que hablábamos los temas no paraban, como siempre es con Javier. Hay una cantidad de vínculos emocionales, espirituales, intelectuales que dan para muchos temas, a mí me gusta la gente así. La idea del libro estaba ahí plantada y en algún momento se fue desarrollando de una manera muy natural, orgánica, de alguna manera ambos estamos comprometidos con la literatura. Mi exilio y no sé si el de Javier también nos ha hecho tomar los barcos que antes no tomábamos”.

Javier V: “Hay un libro muy interesante que trata de todo aquello que son los exilios, las migraciones, los destierros, da una imagen clara a partir de ejemplos concretos en diversas épocas de la vida; trata del gran exilio argentino del 76 al 83, donde yo tuve la suerte y la desgracia de haber pasado 3 años y medio de los 7 de la dictadura argentina. Es evidente que el exilio, el destierro, te pone en una perspectiva diferente, puedo ver mejor a mi país y la América Latina desde acá, al mismo tiempo puedo hacer lo contrario con Brasil, siendo un extranjero a pesar de tener 4 décadas viviendo aquí. Creo que la literatura y el desarraigo tienen mucho que ver porque te permiten crear ópticas diferentes”.

“El exilio te hace abrir caminos donde no hay” “Me inspiro con imágenes oníricas, las cosas que me contó mi mamá y mi abuelo” Javier Villanueva


¿Por qué un libro de cuentos? ¿qué relevancia tienen los cuentos?

Samuel R: “Me van a odiar los novelistas. El cuento es un relámpago, es un mecanismo mucho más complejo, se mueve una cosa y se mueve todo lo demás, mientras que la novela es una larga sucesión de cuentos, el cuento es la semilla maldita, un disparo en medio la noche, es un ejercicio eyaculatorio, es una forma de asfixiar, de ahogar el instante, de exprimirlo para que saque lo que tenga que sacar y no hay tiempo. El cuento nos da la posibilidad relampagueante de más o menos iluminar algunos aspectos de la realidad y por lo tanto es mucho más humilde que una novela, que intenta sacar una gran lumbrera para iluminar grandes espacios de la realidad, lo cual me parece una labor romántica, pero imposible”.

Javier V: “Anoche estaba leyendo a mi amigo Mempo Giardinelli. Él tiene un libro llamado Como escribir un cuento. El cuento es un disparo que puede ocurrir en cualquier momento, es algo que sale inevitablemente, por ejemplo, Mempo critica a los que dicen que van a trabajar exclusivamente sobre la inspiración; si uno no tiene inspiración no hay transpiración que te haga escribir algo y si uno tiene inspiración, badajee de vida y trabajo técnico, va a tener una base sobre la cual se pueda trabajar”.

“Modestamente, cuando decidimos escribir el libro, fue fantástico porque ya nos conocíamos desde hace muchísimos años, pero nos encontramos recién ahora. El resultado, lo mínimo que se puede decir es bonito, cuanto éxito tenga un libro, nunca nadie lo sabe”.

Lo esencial de un cuento es la brevedad y la capacidad de síntesis ¿Cómo se logra crear todo un universo en tan pocas páginas?

Samuel R: “Tendríamos que volver a Borges, era un gran estilista, por eso a veces ejercitaba en el haiku. Creo que el tenía esa obsesión por la brevedad. El cuentista si algo te enseña en su parte didáctica, es a estar alerta, para así poder abrir muchísimos infiernos de cualquier tipo, dependiendo de la mirada del escritor. El cuento es estar alerta”. 

Javier V: “Yo fui desarrollando a lo largo de los últimos 15 o 20 años una técnica, que consiste en confiar en mis sueños, sobre todo aquellos recurrentes. Fellini tenía un cuaderno a lado de su mesa de luz y cuando se despertaba con alguna idea o sueño loco, inmediatamente lo escribía y lo dibujaba. Yo no llego a esa exageración, pero tengo una memoria de elefante para las cosas que me interesan”.

“El cuento es un flash, algo rápido y una acción guerrillera, porque en realidad se ataca de manera informal, de manera poco convencional. Para mí el concepto de novela es un concepto difícil, por eso respeto muchísimo a quienes la realizan”.

¿De dónde salen los temas de inspiración, de la vida real o de los rincones de la imaginación?

Samuel R: “Yo creo que la vida real es un rincón de la imaginación, soy muy fiel a la observación, en mi caso, de este norte de México donde me toca vivir y en donde cualquier cosa que uno escribe va a ser superada inmediatamente por la realidad. A final de cuentas, lo que nos da la calle, la historia, la conversación del amigo, el dolor de la tierra que nos nutre. En mi caso, ni siquiera tengo que hacer una gran investigación, es un golpe de realidad que pasa por mi mirada o de mi mirada que pasa por la realidad. Sin embargo, al final es una relación que uno tiene con la realidad que te disuelve, que te va licuando todos los días”.

Javier V: “En mi caso, en este libro como en otros, trato siempre como base de una experiencia real, que evidentemente fue una experiencia muy fuerte, como la que viví entre mis 17-18 años, la experiencia de la militancia revolucionaria. La llamo revolucionaria, porque teníamos claramente la intensión de suprimir no solamente al poder político, si no los estilos de vida de esa sociedad, que me sigue pareciendo opresiva para la gran mayoría. Fue un periodo muy fuerte a pesar de haber sido corto, diez años y medio, termina en 3 años y medio de clandestinidad y de esquivarse.

Esto significa estar a la defensiva, significando que los sueños acumulados son probablemente la peor memoria en el sentido de los malos recuerdos, el miedo se podía convertir en terror de cosas que no ocurrieron. Lógicamente, todo esto inspira, porque son memorias muy fuertes. Al mismo tiempo trato que no parezcan mías, trato que no sean trágicas, sino también busco el lado cómico. Creo hay pinceladas de todo esto en lo que he escrito, esto es un poco el combustible de lo que escribo”.

¿Cuál es el papel del escritor en la realidad social que estamos viviendo?

Samuel R: “Darle un golpe fuerte contundente, pero no es algo que se haga conscientemente, tomas una idea y si la idea va a prosperar o no, tiene que ver directamente con su potencia; creo hay momentos en la historia en donde la operación de los artistas es más decidida, al final de cuentas el entramado del arte nos dice que al final tiene que haber un golpe contundente, si no puede caer en una especie de divertimento”. 

Javier V: “Es muy difícil escaparse de las convicciones, que terminan en una convergencia con la producción artística literaria. Es muy difícil decir que uno nada tiene que ver con eso. No veo ese mundo y me evado a través de las letras, creo que es prácticamente imposible”.

¿En este momento que están leyendo y escribiendo?

Samuel R: “Yo estoy leyendo a Jack London y a Shakespeare, no son cosas que uno planea, simplemente el libro me llega, estoy reacomodando mi librero y ahí salieron estos 2 libros, los empecé a hojear y me conquistaron de nuevo, el buen artista, cada vez que lo revisitas te conquista de nuevo. London y su gran amor por la clase obrera y Shakespeare con su gran ironía”.

“Estoy escribiendo un nuevo libro de cuentos sobre el norte de México, que se llama La marcha de la muerte, es un reportero albino que nunca vamos a saber si inventa sus reportajes o los investiga, en eso he pasado este verano”.

Javier V: “Como siempre, pongo en el horno textos con la intención de hacer una novela que nunca termina, pero esta vez tengo la sospecha que cuento con 4 mini novelas que quizás resulten en algo, 2 en español y 2 en portugués, ya que me gusta escribir alternando los idiomas. Estoy escribiendo sobre una idea loca que surgió hace muchos años de mi hijo mayor, sobre el término de la guerra de Arauco, la guerra de los mapuches contra los españoles, que, en lugar de terminar en armisticio, los mapuches toman los barcos de los españoles e invaden España. Memoria del subsuelo, es la historia de la militancia argentina en el exilio inmediato entre finales del 75 y el 77. En portugués, una es una distopía muy loca que escribí hace muchísimos años que trata sobre lo que pasaría, si existieran viajes intemporales a la guerra civil española y cuando se están preparando para la batalla del Ebro. La última la escribí al inicio de la pandemia, y es justamente sobre una cuarentena y una revolución social. La localizo en el año 2026 y en medio de todo un romance”.

“Yo tengo una mesita de luz siempre con una pila que mínimo tiene 10-12 libros, que voy leyendo un pedazo todos los días. Entre ellos está uno de Sergio Ramírez, que habla sobre la revolución sandinista, un libro en portugués sobre las experiencias latinoamericanas. Hay otro llamado La conquista del Amazonas, una novela histórica escrita por un inglés”.

¿Qué van a encontrar los lectores entre las páginas de Muerte a la deriva?

Samuel R: “Van a encontrar dos visiones que aparentemente son distintas o lejanas, pero que se unen en la necesidad de revisar la vida y la muerte en la América Latina. Mis cuentos son visiones pesadas sobre la existencia latinoamericana, donde no hay necesariamente héroes y si los hay, andan desprovistos de cualquier operación. En mis cuentos hay cierto ludismo, donde se revisa un mundo que ya no puede ser. En ellos trato de reflejar eso que se vive al norte de México y que permea a toda América Latina. El lector de Muerte a la deriva se va a encontrar quizá con un abismo”.

Javier V: “El libro te pone al borde del acantilado, yo cuento a pinceladas más o menos rápidas, para no hacer trágicas las experiencias de una dictadura feroz, como fue la argentina del 76 al 83 y que tuve el dolor y la delicia de haberla vivido por la mitad. Fuimos totalmente derrotados, no el pueblo, sino lo que queríamos producir un cambio. Cuando uno se asoma a ese abismo, ve que hay fuerzas enormes que nos empujan hacia abajo, mientras al mismo tiempo hacemos esfuerzos para no ser parte de aquel continente de perdedores eternos pisoteados, sojuzgados, como de hecho somos. Sin embargo, es importante demostrar que se puede levantar la cabeza, como lo están haciendo en Chile”.

Semblanza


Samuel Rodríguez Medina
es mexicano, nacido en Monterrey NL, profesor de Arte, Cine y Estética en el ITESM campus Monterrey. Cuenta con posgrado en Filosofía Contemporánea por la Universidad de Granada. Ha tomado cursos de arte, cine y filosofía en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Texas, la Universidad de Pensilvania.


Javier Villanueva es argentino, residente de São Paulo, Brasil desde hace 42 años. Arquitecto de profesión, profesor de idiomas, editor y librero. Investigador autónomo de historia y literaturas españolas e hispanoamericanas. Autor de dos libros editados en Argentina: El Citroën Naranja y Otros Cuentos (Dunken editorial 2013) y Muerte a la Deriva (Alción Editora 2021). Ha escrito también 68 libros didácticos y literatura de apoyo escolar, 712 ensayos, cuentos, relatos y cuatro novelas cortas, siempre en contextos históricos, con pinceladas de realismo fantástico.