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Editorial: ¿Imparcialidad en la Comunicación? | ROBERTO GARZA | Junio 2021

¿Imparcialidad en la Comunicación?

¿Será un tema de madurez del medio de comunicación?

Sabemos que el objetivo de un canal de comunicación puede ser informar, educar, entretener o formar opinión. También es de nuestro conocimiento, que la comunicación debe ser llevada a cabo de una manera imparcial y sin sesgos que pudieran poner en riesgo la interpretación correcta de su contenido.

A medida que los medios de comunicación aumentan su capacidad de influenciar a un mayor número de personas, esa neutralidad cobra más importancia, ya que, de no tenerla, se perdería la esencia misma de la comunicación. Por tal razón, es sumamente importante que el receptor sea capaz de formar su propia opinión de manera natural y sin haber sido polarizado de forma específica por un tercero.

Ahora pregunto: ¿cuántos medios de comunicación no manipulan la información con fines particulares o comerciales?, ¿cuántos periodistas no emiten juicios de valor al informar?, ¿por qué se ha perdido la objetividad al comunicar?, ¿cuál es la razón por la que no permitimos al receptor formular sus propias conclusiones?

La respuesta a todas esas preguntas pudiera ser la “económica”, que es la que permite al medio de comunicación obtener mayores ingresos y, por tanto, seguir creciendo, comercialmente hablando. Sin embargo, no siempre es así, ya que también aumenta su “hambre de poder”, que, en ocasiones, inclusive, deja en segundo plano al tema económico y en ese mismo nivel, o tal vez más abajo, a sus objetivos de informar, educar, entretener o formar opinión.

Por desgracia, el “poder” no se conecta, necesariamente, a la imparcialidad y neutralidad del medio, dejando el camino de la polarización, manipulación y amarillismo como opción viable para la obtención del mismo. 

Es por eso por lo que, en ocasiones, los grandes medios de comunicación no son la mejor opción para perfilar nuestros puntos de vista, ya que éstos cuentan con “líneas editoriales” que dictan y sesgan sus contenidos, con el único fin de manipular y orillar al lector, espectador o escucha, a que piense, si no igual que ellos, sí de manera muy parecida.

Ejemplos de lo anterior hay muchos, saliendo muchos a relucir claramente durante las pasadas elecciones de nuestro país, donde más que una guerra por informar al votante, parecía una lucha entre medios de comunicación, donde cada uno apoyaba al candidato que mejor representaba sus intereses particulares.

¿Será un tema de madurez del medio de comunicación? Seguramente sí. Falta madurez. Es triste observar cómo algunas de esas empresas -porque eso es lo que son- cuentan con modelos de negocio estables y exitosos, que les dejan la posibilidad de brindar neutralidad e imparcialidad en su manera de informar, pero, prefieren irse por el camino de sesgar y polarizar al canal, con el fin claro -a veces descarado- de obtener más poder y, quizás, crear una falsa “influencia” que no es más que un espejismo temporal dentro de un mar de información.

Sin duda, un llamado a hurgar en ese punto de mejora para todos los que estamos inmersos, de manera directa o indirecta, en el amplio mundo de la comunicación. 

robgarza@att.net.mx