¿Imparcialidad
en la Comunicación?
¿Será un tema de madurez del medio de comunicación?
Sabemos que el objetivo de un canal
de comunicación puede ser informar,
educar, entretener o formar opinión.
También es de nuestro conocimiento,
que la comunicación debe ser llevada a cabo de una manera imparcial y sin sesgos que pudieran poner
en riesgo la interpretación correcta
de su contenido.
A medida que los medios de comunicación aumentan su capacidad
de influenciar a un mayor número
de personas, esa neutralidad cobra
más importancia, ya que, de no
tenerla, se perdería la esencia misma
de la comunicación. Por tal razón,
es sumamente importante que el
receptor sea capaz de formar su
propia opinión de manera natural
y sin haber sido polarizado de forma
específica por un tercero.
Ahora pregunto: ¿cuántos medios
de comunicación no manipulan la
información con fines particulares
o comerciales?, ¿cuántos periodistas no emiten juicios de valor al
informar?, ¿por qué se ha perdido la
objetividad al comunicar?, ¿cuál es
la razón por la que no permitimos al
receptor formular sus propias conclusiones?
La respuesta a todas esas preguntas pudiera ser
la “económica”, que es la que permite al medio
de comunicación obtener mayores ingresos y,
por tanto, seguir creciendo, comercialmente
hablando. Sin embargo, no siempre es así, ya
que también aumenta su “hambre de poder”,
que, en ocasiones, inclusive, deja en segundo
plano al tema económico y en ese mismo nivel,
o tal vez más abajo, a sus objetivos de informar,
educar, entretener o formar opinión.
Por desgracia, el “poder” no se conecta, necesariamente, a la imparcialidad y neutralidad del
medio, dejando el camino de la polarización,
manipulación y amarillismo como opción viable
para la obtención del mismo.
Es por eso por lo que, en ocasiones, los grandes
medios de comunicación no son la
mejor opción para perfilar nuestros
puntos de vista, ya que éstos cuentan
con “líneas editoriales” que dictan y
sesgan sus contenidos, con el único
fin de manipular y orillar al lector,
espectador o escucha, a que piense,
si no igual que ellos, sí de manera
muy parecida.
Ejemplos de lo anterior hay muchos,
saliendo muchos a relucir claramente durante las pasadas elecciones de nuestro país, donde más que
una guerra por informar al votante,
parecía una lucha entre medios de
comunicación, donde cada uno apoyaba al candidato que mejor representaba sus intereses particulares.
¿Será un tema de madurez del medio
de comunicación? Seguramente
sí. Falta madurez. Es triste observar
cómo algunas de esas empresas
-porque eso es lo que son- cuentan
con modelos de negocio estables y
exitosos, que les dejan la posibilidad
de brindar neutralidad e imparcialidad en su manera de informar,
pero, prefieren irse por el camino
de sesgar y polarizar al canal, con
el fin claro -a veces descarado- de
obtener más poder y, quizás, crear
una falsa “influencia” que no es más
que un espejismo temporal dentro de un mar
de información.
Sin duda, un llamado a hurgar en ese punto de
mejora para todos los que estamos inmersos, de
manera directa o indirecta, en el amplio mundo
de la comunicación.
robgarza@att.net.mx