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Editorial: ¿Estamos condenados a vivir sin cultura? | ROBERTO GARZA | Abril 2021


¿Estamos condenados a vivir sin cultura?

Quizás sea momento de que ampliemos nuestra visión acerca del término “Cultura” y le quitemos la connotación de solemnidad que nos enseñaron en la escuela.

¿Cómo están estimados lectores? Siempre es un gusto poder saludarlos en este espacio de coincidencia, que nos permite compartir diferentes puntos de vista e interactuar sobre el acontecer de nuestra cultura y sociedad.

En un abrir y cerrar de ojos, estamos ya cumpliendo un año en el que paulatinamente se fue contrayendo nuestra dinámica diaria, al punto de dejarnos encerrados y muy limitados en relación a la libertad que solíamos tener antes.

Indiscutiblemente, los efectos son ya por todos conocidos, sin embargo la contracción de los espacios culturales fue total durante muchos meses, comenzando a operar recientemente sólo algunos museos y otros pocos lugares.

Sin embargo, se tendrá también qué luchar contra la inercia del público a quedarse en casa y contra la mentalidad de no salir a lugares que no sean esenciales. ¿Será que los espacios culturales están condenados a sufrir el mismo rechazo que sufrieron las salas de cine cuando finalmente abrieron?

Es evidente que dicho rechazo existe y claramente se ha generado por nuestra falta de necesidad de cultura, esa ausencia de las artes, el desapego a nuestras creencias, el deterioro de nuestra identidad y por la falta de lo que hoy nos hace emocionalmente más humanos.

¿Cuándo fue la última vez que usted leyó un libro? , ¿Cuándo fue la última vez que usted vio una serie de NETFLIX?

Debemos recalcar, que la cultura no se adquiere sólo con un título profesional o con un saber particular, es más bien un modo de pertenecer a una comunidad y el deseo de desarrollarla para un bien común. Como diría el periodista chileno Fernando Miranda “La ausencia de cultura engendra el vacío y, para llenarlo, se buscan soluciones tales como el fundamentalismo religioso, el populismo racista, el consumismo y el anarquismo”. 

¿Será que estamos entonces condenados a vivir sin cultura?

Ante esta situación, quizás sea momento de preguntarnos acerca de la educación que estamos recibiendo como sociedad, sobre los valores que nos representan y sobre lo que verdaderamente creemos y estamos transmitiendo a las nuevas generaciones.

Probablemente, también sea momento de que ampliemos nuestra visión acerca del término “Cultura” y le quitemos la connotación de solemnidad que nos enseñaron en la escuela. Indudablemente la vida cultural va más allá de lo que sucede en museos, teatros y bibliotecas y el encasillarla a sólo esos espacios, hace también que un muy bajo porcentaje de la población pueda y quiera acceder a ella.

Sin duda alguna, todavía tenemos mucho qué aprender.

robgarza@att.net.mx