La exquisitez
de ser nosotrxs
Hacer
visible lo
invisible
La historia de las mujeres es como una escalera
en la que se va subiendo, cada escalón son
hechos, batallas, pero también avances de
pensamiento. En cada etapa de esa escalera,
el panorama se percibe de manera distinta.
Permítame dialogar sobre ello a propósito del
Día Internacional de la Mujer.
Quizás usted no sabe que ese día fue establecido
por Naciones Unidas en 1975. Quizás tampoco
sepa que en 1848 Elizabeth Cady Stanton
y Lucretia Mott convocaron a la primera
Convención Nacional por los Derechos de las
Mujeres. O tampoco esté enterado que en marzo
de 1911, 140 mujeres murieron en un incendio
de fábrica, haciendo evidente el abuso de su
condición laboral.
De esta fecha, la ONU ha señalado “se refiere
a las mujeres corrientes como artífices de la
historia…” y ante la frase pienso: ¿Cómo… se
refiere a mí, a ti, a ella, a nosotras?
Aunque podría contarle la maravillosa historia
de Amelia Earhart, Malala o la Curie, permítame
compartirle de otras “mujeres corrientes que han
sido artífice de la historia” como lo dijo la ONU:
Vi a una mujer llevar cargando a su hijo con
discapacidad cada semana a sus terapias y la vi
llorando cuando lo vio caminar por primera vez.
Vi a una mujer con inmaculado delantal vender
comida en una esquina, mientras junto a ella
su hija hacía la tarea.
Vi a una joven madre estudiar para un examen,
mientras ejercía de madre y padre.
Vi a mujeres que gritaban enojadas reclamando
el asesinato de su amiga.
Vi a una madre desesperada ante el poco apoyo
de la autoridad, buscar a su hija en las calles y
tugurios de una ciudad.
Vi a una madre llorar y con tierra en las uñas
por buscar a su hijo perdido en la fosa de un
terreno abandonado.
Vi a mujeres reclamar desde el púlpito y las
calles sus derechos, y los de otras.
Pero si nos damos cuenta, nuestra historia personal
también está construida por historias de mujeres:
la abuela o la tía que ayudaron en la crianza, la
amiga que se volvió hermana o la hermana que
se volvió amiga, la madre que impulsó a sus hijas
a soñar más allá de donde ella lo había hecho, o
esa mujer que educa en igualdad de condiciones
a su hija y a su hijo, mientras les pide respeto mutuo.
Cada año, el Día Internacional de la Mujer hace
visible la historia de las mujeres y la lucha por
la igualdad de derechos, pero señala también
los pendientes.
Ante la OMISIÓN histórica de sus aportes, hoy
corresponde a ELLAS nombrarse y reflexionarse,
porque este ha sido su territorio de lucha por
sus derechos. A ellos les corresponde reflexionar
sus propios pendientes.
Esta fecha ha unido a las mujeres y lo descubro
en las marchas y las consignas que piden
castigo a la violencia de género o respeto a
nuestro derecho a decidir. Pero todo esto me
lleva a pensar que la lucha, inicia desde la
escritura consciente de nuestra propia historia…
Por ello, que importante es reflexionar en este
día para hacer evidente el gran aporte de UNA
mujer en la historia de TODAS.
Diana Elisa González Calderón Docente
e investigadora en la Universidad Autónoma
del Estado de México.