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Exporta barriles de ‘crudo’… y no es ‘oil’, sino miel de abeja
La pandemia es también tiempo de oportunidades
No quiere decir dónde están sus apiarios porque trae a un montón de oligopolistas de la industria alimentaria buscando cómo quedarse con su negocio.
Les platico que le han tratado de birlar la marca -ya lleva dos registradas y va por la tercera- con influencias y políticos de quinta -y también de la cuarta- que se venden por menos que un plato de lentejas.
La otra vez intentaron meterse a los predios donde tiene lo que ella llama “sus granjas de abejitas”, no con armas largas, sino con “rifles” de fumigación para tratar de joder el ambiente natural en que sus apiarios producen una de las mieles más puras de México, dicho por los alemanes, japoneses, holandeses y suecos que le compran su producto.
Cuando fueron parados en seco por los aparceros y sus familias a los que ésta mujer les da chamba desde hace como cuatro años, los muy cabrones al servicio de los oligopolistas de la industria alimentaria, intentaron sobrevolar las parcelas donde están las colmenas para rociarlas de insecticida y joder de esa manera la esencia de la miel también llamada “cruda”, que ahí se produce.
Pero cuando el piloto entregó su plan de vuelo a la torre de control del aeropuerto de donde saldría, un operador muy suspicaz sospechó algo turbio porque esa sería la primera vez que una avioneta fumigadora hiciera tal jale en aquella lejana comarca.
Dio aviso a la SEDENA y le confiscaron la nave, con un multón que los hizo pararle a su pretendido intento.
Cuando el bicho sentó sus reales en México, por allá de marzo, sus exportaciones de miel se pararon en seco.
Se refugió en el consumo nacional Y DETONÓ un ingenioso plan de comercialización que le permitió mantener casi los mismos niveles de venta anteriores a la pandemia.
Sin embargo, su pujanza exportadora se vio frenada, a pesar de que sus consumidores a los otros lados del mundo, insistían por que le enviara el producto, aunque tuvieran con ello que pagar los sobre precios del mercado de este nuevo orden económico mundial en que vivimos.
Al enfocarse en el mercado nacional, miles de mexicanos descubrieron tipos de miel que en su vida habían probado. La mayoría de la gente cree que nomás hay de una miel, siendo que el poderío productor de las abejas da para más de 20 variedades.
“La doña” -como le llaman los aparceros que trabajan sus apiarios- se montó en la ola de la pandemia, pero no para quejarse de las desgracias, sino para venderles pañuelos a los llorones.
La dueña de los apiarios verificó el envío de su primera exportación a Europa desde la pandemia. |
Como los salmones, decidió nadar contra la corriente, a diferencia de los que lo hacen siguiendo la corriente -que apenas sobreviven y los que no nadan y por ende, se murieron o se van a morir, económicamente, claro. Uno de los ejes de negocio más rentables que DETONA actualmente, es la riqueza curativa de la miel cruda para problemas internos y externos de salud.
Internos: La miel cruda cicatriza heridas interiores del cuerpo humano y su poder curativo está actualmente en fase de comprobación científica, porque la corteza que las abejas adhieren a los tallos de las flores y lo troncos de los árboles, ha ayudado en la rápida recuperación de pacientes de alto riesgo que contrajeron el COVID-19.
Externos: Porque -eso sí está probado- es uno de los métodos más eficaces para paliar el tormento de la psoriasis, padecimiento cutáneo que provoca graves dolencias a quienes la padecen.
“Gracias” al embargo exportador provocado por el méndigo bicho, “la doña” abrió los ojos de miles de sus consumidores al ofrecerles la apreciadísima por los alemanes miel negra de aguacate; la de mezquite, de aceitilla, multiflora, la llamada “escobera” que nutre sin engordar, la de mantequilla y muchas otras portentosas muestras del poder productivo de las abejas.
Se le echaron encima los oligopolistas de la industria alimentaria, porque les abrió los ojos a los consumidores del mugrero de “miel” que compran en el “super”, a precios hasta 3 veces más altos que los que ella ofrece.
Sin recato alguno y con su característico estilo irreverente, “la doña” ha hecho público que la gran parte de la miel que se ofrece en los anaqueles de los “súpers”, ni es miel ni es de abeja ni es natural, sino todo lo contrario.
Se trata de mezclas de jarabes con altísimos contenidos de azúcar y carbohidratos, que son aderezados con “perfumes” y aromas que le dan a esos productos un impacto que tiene de dañino a la salud, lo de agradable al olfato.
En todos lados ella se divierte |
Durante la pandemia, ni uno solo de sus aparceros ha perdido su trabajo. Ella los cuida como cuida a sus abejas y -les juro que lo vi con mis propios ojos- las abejas también la cuidan, porque es la única que se ha atrevido a meterse entre las colmenas sin el traje típico de los apicultores, sin sufrir la más mínima picadura.
Dejó de hacerlo porque se le tomaría eso como un alarde y aunque la vi con estos ojos que serán hechos polvo por los hornos crematorios, no deja que se le tome foto alguna, si no es vistiendo su característico “uniforme blanco”, como ella le llama a su atuendo.
Bueno, pues acabo de atestiguar el primer embarque de sus también amados “barriles verdes” de miel cruda, que se fueron hace unos días en su primera exportación a Europa desde que llegó la pandemia.
Un experto clasificador que llegó ex profeso de la CDMX, atestiguó el sellado de los “barriles verdes” que en estos momentos deben estar surcando las aguas del Atlántico, en su tercero de siete días de viaje.
Platiqué con él y me dijo: “¿Certificador yo?, qué va. Ella misma supervisó el llenado de cada uno de los miles de barriles que forman parte de esta, que fue la primera partida exportadora de miel mexicana durante la emergencia sanitaria”.
De las fotos que le tomé y que ilustran este artículo, hay una que me encantó, bueno, dos: La primera, verla bailar en medio de sus amadas colmenas repletas de sus también amadas abejitas, y la segunda foto es la de la humilde “obrera” que se posó en la mano enguantada de “la doña” a beberse con su característica lengua, la miel que ella le ofrecía…
CAJÓN DE SASTRE
Hoy, el cajón de sastre lo escribo yo, porque, ¿saben qué? “la doña” a la que se refiere esta columna, es… la irreverente de mi Gaby. ¿PEDIDOS? 811-6166 222
Nominado a los Premios 2019 “Maria Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY; “Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras. Como montañista ha conquistado las cumbres más altas de América.
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