La exquisitez
de ser nosotrxs
Silencio
Desde hace varios días, tengo la sensación
de que un silencio aplastante nos alcanza. Lo
que estamos experimentando ante el encierro
en estos tiempos de pandemia, no deja más
espacio que a escucharnos a nosotros mismos. El
afuera con sus historias y su inercia se quedaron
en una pausa permanente y guardan silencio…
y el adentro se pregunta un montón de cosas.
La cabeza no para.
SILENCIO
Del lat. silentium.
1. m. Abstención de hablar.
2. m. Falta de ruido.
3. m. Falta u omisión de algo por escrito.
4. m. Der. Pasividad de la Administración ante
una petición o recurso […]
5. m. Mil. Toque militar que ordena el silencio […]
6. m. Mús. Pausa musical.
https://dle.rae.es/silencio
En viernes santo no debe hablarse -me decían
de niña-, y supe que el silencio iba de la mano
del luto.
Cuando era una adolescente que estudiaba
música, entendí que el silencio no es vacío. Es
espacio con presencia. Presencia necesaria para
que se construya una unidad musical mayor.
Mucho después me topé con la obra de
Tarkovsky y en las clases de cine me hablaron
de sus silencios dramáticos. Y logré escuchar
sin sonido alguno, el grito desgarrador ante la
muerte en una de sus películas.
Pero el silencio también es expectativa, preludio
e introspección.
- ¿Por qué te quedas callado? (la ausencia de
palabra da lugar a toda elucubración).
- ¡guarda silencio! (¿por qué lo pides? pareciera
que olvidas que estamos en el territorio de los
vivos).
- Levanta la mano antes de hablar (como si no
fuera un derecho o una necesidad que a veces
no se controla).
- Dime algo (tu silencio me mata y abre la puerta
a todo pensamiento).
- Mejor me callo (si hablo, no me detendré a
decirte todo lo que pienso de ti).
Pero el silencio también se elige en su faceta
terapéutica, por ejemplo: cuando prefiero
guardar silencio porque me di cuenta que no me
escuchan, aunque hable muy fuerte… o porque
requiero sanarme de ciertas relaciones. Salud
mental, le dicen, y Alejandro Dumas lo dejó claro:
“Para toda clase de males hay dos remedios: el
tiempo y el silencio”.
También dice Tomas Bruneau que “El silencio
es la lengua de todas las fuertes pasiones”, por
ello el grito ahogado de miedo o sorpresa, las
lágrimas con la almohada sin que nadie se de
cuenta y hasta el silencio como preludio amoroso.
Entonces también es un signo a descifrar.
Pero hay días que el silencio también se escucha
y es ese pitido largo y perceptible solo para
algunos a las 3 de la mañana, o ese crujir de
paredes, o ese palpitar.
Por eso ahora y desde hace muchos meses,
espero que llegue la noche para sentir el
silencio de la casa y tratar de que me diga
algo… y encontrar el sentido a lo que vivo, con
esa claridad como lo entendí en la clase de
música o como en esa escena que no olvido
de Tarkovsky.
Diana Elisa González CalderónDocente
e investigadora en la Universidad Autónoma
del Estado de México.