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Hijos de la posverdad | EDUI TIJERINA CHAPA | Junio 2020


Sin AUDIENCIA no hay MEDIOS

Hijos de la posverdad

No importa si lo que se dice es cierto, mientras sea interesante o escandaloso.

Con frecuencia se culpa a los medios de todo lo malo que pasa en la sociedad, olvidando que la audiencia tiene parte de la responsabilidad en el diseño de contenidos de entretenimiento e informativos y del uso que se les da en la vida diaria: “Tanto peca el que mata la vaca como el que le detiene la pata”.

La codependencia es clara: Sin audiencia no hay rating, sin él no hay ventas, sin ventas no hay dinero, sin ingresos no hay producción de contenidos, que son materia clave para atraer audiencias.

Violencia, estereotipos, construcción de conductas y discriminación, entre otros temas, han estado siempre en debate y relacionados a esos dos protagonistas. El más reciente es el fenómeno de “Noticias Falsas” o “Fake News”. Como concepto se acuñó hace relativamente poco, pero su esencia es ancestral. Ahí tenemos las persecuciones a los primeros cristianos, luego de rumores sobre supuestas prácticas como incesto, infanticidio o canibalismo. También, los relatos sobre los tesoros de El Dorado, para motivar a los hombres a unirse a las expediciones al nuevo continente. La lista es interminable.

Al hablar de “Fake News” se subrayan la intencionalidad y falsedad, pero pensemos que “falsas” no son lo mismo que “falseadas”. Lo segundo implica modificar con total premeditación.

Referimos al pseudo periodismo de historias ficticias y difundidas para influir sobre opiniones, actitudes o posturas sobre situaciones sociales y personajes de alto nivel en diversidad de ámbitos.

¿Recuerdan cuando se publicó que Barack Obama prohibió el juramento a la bandera en colegios de Estados Unidos? ¿O las notas sobre la muerte de Xavier López “Chabelo” que se publican recurrentemente desde más de una década? Ya ni hablar de las muchas que han surgido sobre curas milagrosas contra el COVID-19. Las noticias falsas están siempre y por todos lados.

Tanto se han diversificado, que se habla de categorías. Están las de contenido totalmente falso, las de parodias o sátiras, las de contexto alterado y las de fuente inexistente o impostor, También las manipuladas en datos o imágenes, las engañosas y las de conexión nula, que tienen un titular inexacto y usan dobles discursos.

Todas estas noticias representan alto riesgo para medios y periodistas serios, ya que les pueden granjear desconfianza y arriesgar su credibilidad. De igual forma, son todo un reto para las audiencias que, si caen en ellas, se convierten en cómplices en el refuerzo de su difusión e impacto.

Como receptores, debemos aprender a identificar las noticias truculentas, mañosas y encaminadas a confundir y generar caos. Hay que poner atención a características como un titular impactante, alarmante o escandaloso y el tipo de fotos y posición de textos sobre ellas. Igualmente, comparar con fuentes adicionales. Si la noticia se supone importante y sólo está en un medio, queda como sospechosa. 

Debemos considerar al autor y ver colaboraciones previas para confirmar si es de nombre real, pseudónimo con historial verificable o, en definitiva, uno falso. Tampoco cuesta ver la fecha de publicación original, pues muchas redes sociales, por naturaleza y funciones, reactivan notas viejas que ya no son “noticias” en el sentido riguroso.

Con todo esto, tendremos que pensar dos veces antes de decir “los medios nos engañan” o “los medios nos mienten” porque, más bien, podría ser un “Me dejo engañar”. Evitemos caer en la difusión de estas noticias y ganar la etiqueta de ser “Hijos de la Posverdad”, esos a los que no les importa si lo que se dice es cierto, mientras resulte interesante o escandaloso.

Hay que estar atentos. De nuestros intereses y reacciones dependen las decisiones que se toman sobre los contenidos. Por eso, Sin AUDIENCIA no hay MEDIOS.


Edui Tijerina Chapa 
edui_tijerina@yahoo.com 
Twitter: @EduiTijerina 
Instagram: @eduitijerinachapa 
Escritor, dramaturgo, guionista, asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”, “Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”.