Texto: Gabriela Arenas
Fotografía: Gabriela Arenas
Las instituciones culturales sin duda han
jugado un papel fundamental al ser las
responsables de difundir e incentivar el
desarrollo de las artes y sus expresiones,
fortaleciendo y permitiendo su crecimiento
a través de todos estos años. Sin embargo,
ante la actual crisis económica generada
por la pandemia misma, estos organismos
enfrentan actualmente uno de sus mayores
riesgos y desafíos.
A continuación, el escritor y académico en arte y cultura Samuel
Rodríguez Medina, abordará en una interesante charla, la necesidad de las instituciones culturales, los modelos de sustentabilidad necesarios y las acciones requeridas para salvar dichos
espacios, ante la actual crisis de salud que nos está tocando vivir.
¿Por qué necesita una sociedad de las instituciones
culturales?
Las expresiones culturales, sobre todo en Latinoamérica, funcionan consciente o inconscientemente como una defensa de
la memoria contra los horrores que hemos experimentado. La
reciente exposición de Ai Wei Wei en MARCO o la obra de Graciela
Iturbide en 3museos es una muestra de esto. Una sociedad que
no protege o procura las expresiones artísticas está condenada
a una amnesia social que a la larga generará una población victimizada por todos lados.
Al mismo tiempo, en sitios tan acosados por la publicidad
y el consumo como la frontera norte, cuyo gran modelo es la
sociedad estadounidense, tan adicta al consumo desmesurado,
es notorio que nadie o muy pocas entidades sociales nos motivan a valorar las expresiones artísticas. El arte nos ejercita en
presupuestos intelectuales y libertarios que generan resistencia
y miras distintas. Esto no podemos olvidarlo.
¿Cómo ha afectado la actual crisis económica a los
museos y otros espacios culturales del estado de Nuevo
León?
Los espacios destinados a las artes en nuestra comunidad sufren
sobre todo el embate de lo global en lo local. Es decir, que poco
a poco se enfrentan a públicos más exigentes, con otras necesidades de expectación.
Esto los obliga a competir globalmente; lo que ha provocado
un desfase o desdén por el mercado del arte local. Así, las instituciones de renombre se han preocupado por colocarse en el
mercado global con exposiciones que no solo atraigan el público
local, sino que se impacten en el gran mercado global, esto,
en algunos casos, ha provocado un sobrecalentamiento de sus
finanzas. La pandemia ha puesto de manifiesto esos grandes
huecos administrativos.
¿En qué recaen los actuales modelos de sustentabilidad de
dichos espacios?
Los modelos actuales se basan en fórmulas de financiamiento
muy claras, una de ellas con cierto peligro para el arte. Me refiero
a la aportación de la comunidad empresarial.
que participan en donación de obra y en sustentabilidad de
los empleos que dependen del museo. El peligro radicaría en
cuanto estas elites empresariales tienden al conservadurismo,
a la moralina o a las tradiciones religiosas arcaicas y obsoletas
como es común en el caso del norte de México.
Esto puede sesgar el contenido de las exposiciones, censurar
o controlar el acceso del público a propuestas arriesgadas o
transgresoras. Lo cual es una desnaturalización de la actividad
artística que roza peligrosamente con el fascismo cultural.
“Los modelos actuales
se basan en fórmulas
de financiamiento
muy claras, siendo la
aportación empresarial
una de las más peligrosas”.
¿Qué cambio de enfoque sería oportuno aplicar para la
generación de recursos para su funcionamiento?
Espacios como MARCO y 3museos lo entendieron hace tiempo:
hay que apostar muy fuerte por la educación en las artes. La
población necesita métodos de acercamiento y apreciación tanto
conceptual como física de la obra de arte. Esto ya no lo hacen los
gobiernos ni las universidades, el espectador esta solo, desam
-
parado, y con el gran reto de conectar con fórmulas estéticas
cada vez mas complejas. Si las instituciones no se concentran
en generar púbicos con capacidad analítica y creativa, estarán
cavando su propia tumba.
Ante la actual crisis de salud y económica. ¿Qué acciones
serían necesarias para salvar a dichos espacios?
Extrañamente, esta crisis será un termómetro para medir el
valor que la población le asigna a sus espacios dedicados al arte.
Me temo que fuera del púbico cautivo no será demasiado. Ha sido
tan tremenda la devastación educativa que hemos padecido en
los últimos cincuenta años que es más probable que a nuestra
comunidad le duela más la demolición de un centro comercial
que el cierre de un museo. Estamos diseñados para consumir
salvajemente, no para reflexionar, mucho menos para apreciar
una mente compleja.
Un aprendizaje que sin duda estaremos obteniendo, serán
las nuevas formas para interconectar con el público en
espacios culturales, sin necesidad de asistir a ellos. ¿Qué
opina sobre eso?
Es increíble como las teorías de Walter Benjamin siguen vigen
-
tes, tan vivas que nos ofrecen frescura intelectual. La movilidad
y la reproducción de la obra de arte es uno de los temas mas
interesantes del acontecer socio estético. Los museos acusan,
claro está, cierta pesadez de contenidos. El mismo Museo de El
Prado en España, que es el gran referente de Iberoamérica, ha
aceptado recientemente que las exposiciones multitudinarias
serán inviables por un tiempo indefinido.
Las instituciones no pueden seguir con modelos arcaicos y
poco sugerentes sobre el acontecer del arte. Si bien es cierto que
hacen un gran trabajo en cuanto a la protección de las obras y
su cuidado, es verdad también que muchas no conectan con los
públicos. Muchas realizan modelos educativos y de promoción
tímidos y poco creativos. Paradójicamente, el mundo de la gran
creatividad como lo es el arte parece estar en manos de la gente
menos creativa de la historia.
Por otro lado, Benjamín lo vio muy bien hace cien años, el
arte y sus formas de presentación pasan ahora por un estado
de transformación que dará para mucha reflexión. La obra de
arte, al depender en exceso de la tecnología está, contrario a lo
que pudiera pensarse, en un periodo de sobrevivencia y no de
expansión. Lo mismo puede decirse de la educación.
¿Se imagina una sociedad sin arte, cómo sería el mundo?
Sería sobre todo un mundo asfixiante, serían mundo cerrado
sobre si mismo incapaz de establecer una relación verdadera
con los delirios, con la crisis, con la libertad, con el dolor o la
muerte. Un mundo sin arte, y lo que es peor, una persona sin
contacto verdadero con las artes está carente de sendas que la
lleven al exceso, a la exuberancia, a lo prohibido, a aquello que
es capaz de romper la pesadez propia de la vida; un mundo sin
arte sería un mundo de eternos esclavos.
“Espacios como MARCO y
3museos lo entendieron
hace tiempo: hay que
apostar muy fuerte por la
educación en las artes”.
¿Qué papel debería jugar el mundo universitario o
académico en este proceso?
El mundo académico tiene años de atraso en cuanto a la educación
en las artes, por mucho tiempo se decantaron por la educación
técnica sobre las expresiones artísticas. Las veían como inne
-
cesarias y anecdóticas, los directivos que idearon planes tan
concentrados en lo técnico no previeron que la población necesita
herramientas de diagnóstico social, democrático, intelectual,
político o ecológico.
Destinaron a las artes a un segundo o tercer nivel, condenaron
a muchas generaciones de estudiantes a un limbo intelectual que
fue aprovechado o por tendencias sumamente retrógradas de
la iglesia o a modelos de consumo tan burdos como populares.
Hoy es notorio que la población no sabe como organizar su vacío,
ni como generar diagnósticos pertinentes; es notorio como la
sociedad se deja atenazar por visiones radicales, conservadoras,
cuándo no esotéricas y supersticiosas con mucha facilidad. La
universidad va ahora a marchas forzadas, sin guías claras sobre
la enseñanza de las artes. Una sociedad así, esta destinada a la
infantilización cultural.
Y por último. ¿Qué significará para la humanidad un
fenómeno con el de la pandemia actual, cuales serán
algunos posibles efectos?
Me parece que ya los estamos resintiendo. El efecto inmediato es un control muy evidente sobre la población. Se ha
solidificado el poder tanto político como cibernético sobre
la voluntad del individuo a niveles muy peligrosos. Con la
pandemia se ha intensificado el efecto de las redes, estamos
a merced de las redes de información y de las centrales de
poder político. No hay espacio, ni herramientas para revisar
la realidad de primera mano, estamos consumiendo realidad,
no revisándola.
También, el poder del consumo se va a acelerar en cuanto
termine esto. Los sueños de fuga de la gente se expresan en
deseos de consumo. Todo mundo planea su libertad lanzados
desde formas de compra, ser libre para poder comprar, parece
ser el lema pos apocalíptico. En unos meses, olvidaremos esto
como olvidamos todo, volveremos a los vicios sociales que tanto
nos afectan y nuestro gran premio por resistir será simplemente
volver a comprar directamente en una tienda.
“Los espacios destinados
a las artes en nuestra
comunidad sufren sobre
todo el embate de lo global
en lo local, enfrentando
cada vez a públicos más
exigentes”.
Semblanza
Samuel Rodríguez Medina es actualmente profesor de
Arte, Cine y Estética en el ITESM campus Monterrey y de
Arte Contemporáneo en el museo MARCO. Es autor de El
Despertar de la Mirada y Vuelo Nocturno (Font) sobre arte y
sociedad contemporánea, y La Ausencia, (Arkho Ediciones,
Buenos Aires), Libro de cuentos sobre la muerte en América
Latina. Ya disponibles en Amazon.
Durante la cuarentena esta ofreciendo charlas sobre
arte y sociedad contemporánea vía Zoom, informes por
instagram.
Instagram: samuelrodriguezdiciembre