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SAMUEL RODRIGUEZ MEDINA | La cultura en tiempos de crisis | Gabriela Arenas | Mayo 2020

Texto: Gabriela Arenas
Fotografía: Gabriela Arenas



Las instituciones culturales sin duda han jugado un papel fundamental al ser las responsables de difundir e incentivar el desarrollo de las artes y sus expresiones, fortaleciendo y permitiendo su crecimiento a través de todos estos años. Sin embargo, ante la actual crisis económica generada por la pandemia misma, estos organismos enfrentan actualmente uno de sus mayores riesgos y desafíos.

A continuación, el escritor y académico en arte y cultura Samuel Rodríguez Medina, abordará en una interesante charla, la necesidad de las instituciones culturales, los modelos de sustentabilidad necesarios y las acciones requeridas para salvar dichos espacios, ante la actual crisis de salud que nos está tocando vivir.

¿Por qué necesita una sociedad de las instituciones culturales? 

Las expresiones culturales, sobre todo en Latinoamérica, funcionan consciente o inconscientemente como una defensa de la memoria contra los horrores que hemos experimentado. La reciente exposición de Ai Wei Wei en MARCO o la obra de Graciela Iturbide en 3museos es una muestra de esto. Una sociedad que no protege o procura las expresiones artísticas está condenada a una amnesia social que a la larga generará una población victimizada por todos lados. 

Al mismo tiempo, en sitios tan acosados por la publicidad y el consumo como la frontera norte, cuyo gran modelo es la sociedad estadounidense, tan adicta al consumo desmesurado, es notorio que nadie o muy pocas entidades sociales nos motivan a valorar las expresiones artísticas. El arte nos ejercita en presupuestos intelectuales y libertarios que generan resistencia y miras distintas. Esto no podemos olvidarlo.


¿Cómo ha afectado la actual crisis económica a los museos y otros espacios culturales del estado de Nuevo León? 

Los espacios destinados a las artes en nuestra comunidad sufren sobre todo el embate de lo global en lo local. Es decir, que poco a poco se enfrentan a públicos más exigentes, con otras necesidades de expectación. 

Esto los obliga a competir globalmente; lo que ha provocado un desfase o desdén por el mercado del arte local. Así, las instituciones de renombre se han preocupado por colocarse en el mercado global con exposiciones que no solo atraigan el público local, sino que se impacten en el gran mercado global, esto, en algunos casos, ha provocado un sobrecalentamiento de sus finanzas. La pandemia ha puesto de manifiesto esos grandes huecos administrativos.

¿En qué recaen los actuales modelos de sustentabilidad de dichos espacios? 

Los modelos actuales se basan en fórmulas de financiamiento muy claras, una de ellas con cierto peligro para el arte. Me refiero a la aportación de la comunidad empresarial.  

 que participan en donación de obra y en sustentabilidad de los empleos que dependen del museo. El peligro radicaría en cuanto estas elites empresariales tienden al conservadurismo, a la moralina o a las tradiciones religiosas arcaicas y obsoletas como es común en el caso del norte de México.

Esto puede sesgar el contenido de las exposiciones, censurar o controlar el acceso del público a propuestas arriesgadas o transgresoras. Lo cual es una desnaturalización de la actividad artística que roza peligrosamente con el fascismo cultural. 

“Los modelos actuales se basan en fórmulas de financiamiento muy claras, siendo la aportación empresarial una de las más peligrosas”.  

¿Qué cambio de enfoque sería oportuno aplicar para la generación de recursos para su funcionamiento? 

Espacios como MARCO y 3museos lo entendieron hace tiempo:  

hay que apostar muy fuerte por la educación en las artes. La población necesita métodos de acercamiento y apreciación tanto conceptual como física de la obra de arte. Esto ya no lo hacen los gobiernos ni las universidades, el espectador esta solo, desam - parado, y con el gran reto de conectar con fórmulas estéticas cada vez mas complejas. Si las instituciones no se concentran en generar púbicos con capacidad analítica y creativa, estarán cavando su propia tumba.

Ante la actual crisis de salud y económica. ¿Qué acciones serían necesarias para salvar a dichos espacios? 

Extrañamente, esta crisis será un termómetro para medir el valor que la población le asigna a sus espacios dedicados al arte. Me temo que fuera del púbico cautivo no será demasiado. Ha sido tan tremenda la devastación educativa que hemos padecido en los últimos cincuenta años que es más probable que a nuestra comunidad le duela más la demolición de un centro comercial que el cierre de un museo. Estamos diseñados para consumir salvajemente, no para reflexionar, mucho menos para apreciar una mente compleja. 

Un aprendizaje que sin duda estaremos obteniendo, serán las nuevas formas para interconectar con el público en espacios culturales, sin necesidad de asistir a ellos. ¿Qué opina sobre eso? 

Es increíble como las teorías de Walter Benjamin siguen vigen - tes, tan vivas que nos ofrecen frescura intelectual. La movilidad y la reproducción de la obra de arte es uno de los temas mas interesantes del acontecer socio estético. Los museos acusan, claro está, cierta pesadez de contenidos. El mismo Museo de El Prado en España, que es el gran referente de Iberoamérica, ha aceptado recientemente que las exposiciones multitudinarias serán inviables por un tiempo indefinido. 

Las instituciones no pueden seguir con modelos arcaicos y poco sugerentes sobre el acontecer del arte. Si bien es cierto que hacen un gran trabajo en cuanto a la protección de las obras y su cuidado, es verdad también que muchas no conectan con los públicos. Muchas realizan modelos educativos y de promoción tímidos y poco creativos. Paradójicamente, el mundo de la gran creatividad como lo es el arte parece estar en manos de la gente menos creativa de la historia.

Por otro lado, Benjamín lo vio muy bien hace cien años, el arte y sus formas de presentación pasan ahora por un estado de transformación que dará para mucha reflexión. La obra de arte, al depender en exceso de la tecnología está, contrario a lo que pudiera pensarse, en un periodo de sobrevivencia y no de expansión. Lo mismo puede decirse de la educación.

¿Se imagina una sociedad sin arte, cómo sería el mundo? 

Sería sobre todo un mundo asfixiante, serían mundo cerrado sobre si mismo incapaz de establecer una relación verdadera  con los delirios, con la crisis, con la libertad, con el dolor o la muerte. Un mundo sin arte, y lo que es peor, una persona sin contacto verdadero con las artes está carente de sendas que la lleven al exceso, a la exuberancia, a lo prohibido, a aquello que es capaz de romper la pesadez propia de la vida; un mundo sin arte sería un mundo de eternos esclavos.

“Espacios como MARCO y 3museos lo entendieron hace tiempo: hay que apostar muy fuerte por la educación en las artes”.

¿Qué papel debería jugar el mundo universitario o académico en este proceso? 

El mundo académico tiene años de atraso en cuanto a la educación en las artes, por mucho tiempo se decantaron por la educación técnica sobre las expresiones artísticas. Las veían como inne - cesarias y anecdóticas, los directivos que idearon planes tan concentrados en lo técnico no previeron que la población necesita herramientas de diagnóstico social, democrático, intelectual, político o ecológico. 

Destinaron a las artes a un segundo o tercer nivel, condenaron a muchas generaciones de estudiantes a un limbo intelectual que fue aprovechado o por tendencias sumamente retrógradas de la iglesia o a modelos de consumo tan burdos como populares. Hoy es notorio que la población no sabe como organizar su vacío, ni como generar diagnósticos pertinentes; es notorio como la sociedad se deja atenazar por visiones radicales, conservadoras, cuándo no esotéricas y supersticiosas con mucha facilidad. La universidad va ahora a marchas forzadas, sin guías claras sobre la enseñanza de las artes. Una sociedad así, esta destinada a la infantilización cultural.

Y por último. ¿Qué significará para la humanidad un fenómeno con el de la pandemia actual, cuales serán algunos posibles efectos? 

Me parece que ya los estamos resintiendo. El efecto inmediato es un control muy evidente sobre la población. Se ha solidificado el poder tanto político como cibernético sobre la voluntad del individuo a niveles muy peligrosos. Con la pandemia se ha intensificado el efecto de las redes, estamos a merced de las redes de información y de las centrales de poder político. No hay espacio, ni herramientas para revisar la realidad de primera mano, estamos consumiendo realidad, no revisándola.  

También, el poder del consumo se va a acelerar en cuanto termine esto. Los sueños de fuga de la gente se expresan en deseos de consumo. Todo mundo planea su libertad lanzados desde formas de compra, ser libre para poder comprar, parece ser el lema pos apocalíptico. En unos meses, olvidaremos esto como olvidamos todo, volveremos a los vicios sociales que tanto nos afectan y nuestro gran premio por resistir será simplemente volver a comprar directamente en una tienda.

“Los espacios destinados a las artes en nuestra comunidad sufren sobre todo el embate de lo global en lo local, enfrentando cada vez a públicos más exigentes”.

Semblanza 

Samuel Rodríguez Medina es actualmente profesor de Arte, Cine y Estética en el ITESM campus Monterrey y de Arte Contemporáneo en el museo MARCO. Es autor de El Despertar de la Mirada y Vuelo Nocturno (Font) sobre arte y sociedad contemporánea, y La Ausencia, (Arkho Ediciones, Buenos Aires), Libro de cuentos sobre la muerte en América Latina. Ya disponibles en Amazon. Durante la cuarentena esta ofreciendo charlas sobre arte y sociedad contemporánea vía Zoom, informes por instagram.
Instagram: samuelrodriguezdiciembre