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Tony MacAlpine: maximum humility

Quizás uno de los guitarristas mas talentosos de los ochenta, con total humildad, se tomó unos minutos al concluir su concierto para saludar e intercambiar palabras con los asistentes, para después, de manera callada, regresar al escenario y desmontar su equipo.

Siendo alguien que nació en la década de los 70’s, tuve la fortuna de haber crecido en una época en la que la televisión nos ofrecía series de muy buena calidad.  

Y a mediados de los años 80, entre esas series se encontraba una que en particular llamaba poderosamente mi atención y me veía obligado a que cada viernes por la noche dejara a un lado todo lo que estaba haciendo para poder sentarme en el sofá y ver un episodio más de: “La Dimensión Desconocida” (The Twilight Zone). Serie televisiva creada por Rod Serling en 1959, donde se retrataban personajes raros y fuera de lo común, situaciones extrañas que desafiaban toda lógica, thrillers psicológicos y a veces macabros, dramas tensos que te hacían pensar en lo extraño y torcido que podría llegar a ser un mundo en el que el caos y el sentido común, no tenían cabida. Pero que al final de cada episodio, la moraleja aleccionadora se revelaba ante nosotros.

Cada viernes me iba a la cama pensando en el capítulo que acababa de ver, a veces con miedo y otras veces pensando en que habría hecho yo de estar en el lugar del personaje. Pero en el fondo estaba tranquilo, pues solamente se trataba de una serie de ciencia ficción de la TV. 

El tiempo pasó y la vida siguió su curso natural. Todos crecimos, estudiamos, trabajamos, etc. Años más tarde ya casado y mientras caminaba en el Mall con mi hijo, que en ese entonces tendría 10 años, vimos una tienda donde vendían películas y series se televisión y entramos a ver que encontrábamos, sólo para perder el tiempo. 

Para mi sorpresa mientras recorríamos la sección de Horror y Suspenso, me topé con la caja de la primera temporada de The Twilight Zone en Blu-Ray, ¡La de 1959! Por supuesto que la llevé conmigo y en el camino a casa le iba platicando a mi retoño el remake de los 80’s que yo había visto más de veinte años atrás y de cómo la había disfrutado. Llegamos a casa emocionados, pusimos el disco en el reproductor y pasamos las siguientes horas viendo varios capítulos hasta que el sueño nos venció. Al día siguiente, las preguntas de mi hijo no se hicieron esperar:

- ¿Por qué le pasó eso a ese señor? 
- No lo sé hijo. 
- ¿Era malo? - No, no era malo. 
- Entonces, ¿por qué le pasó eso? 

No supe que responderle…  

Y a todo esto, ¿Qué tiene que ver la Dimensión Desconocida con el tema del Metal? A eso voy.

A mediados del mes de enero de este año, me enteré que Tony MacAlpine se presentaría el día primero de marzo en un pequeño lugar de Laredo, Texas, como parte de su gira por la Unión Americana. Siendo sincero, me emocioné. Nunca me imaginé poder ver a uno de mis guitarristas favoritos en vivo y menos tan al sur de la frontera y muy cerca de mi ciudad. Lo primero que vino a mi mente fue llamar a un amigo con el que pasaba horas escuchando los discos de MacAlpine en aquellos años para avisarle del concierto y planear el Road Trip a Laredo. 

Llegado el día, con maleta preparada, el tanque de gasolina lleno, una lista de encargos para la familia y la mejor actitud, tomamos la carretera hacia esa ciudad de la frontera. La plática de la carretera con un buen amigo es la mejor manera de viajar. Eso y un par de refrescos y frituras, nos ayudaron a que el viaje por carretera no se nos hiciera tan largo. Dos horas después ya estábamos del “otro lado del charco” visitando tiendas y haciendo “check-in” en el hotel para dejar las maletas. Después comimos y seguimos con las compras que por cierto, no se me hicieron tan pesadas como cuando vas con mujeres. Ya algo cansados, pero aún con energía para el evento de la noche, volvimos al hotel para refrescarnos y esperar la hora de partir rumbo al evento. Aunque el lugar no estaba lejos de ahí, decidimos salir temprano para evitar largas filas y poder acomodarnos cómodamente al frente del escenario para ver al virtuoso guitarrista. 

No más de 10 minutos nos tomó llegar al Electric Lounge, lugar donde se daría el concierto, y encontramos lugar para estacionarnos justo frente al local. La larga fila no se veía por ningún lado y pensamos que tal vez nos habíamos equivocado de sitio o que el show se había suspendido. 

Nada de eso, en el lugar no había fila para entrar y unas cuantas personas, no más de 15 se encontraban ya dentro, algunos platicando de pie y otros sentados en el bar. Encontramos 2 asientos junto a la barra y pedimos unas bebidas mientras la primera banda de las tres que abrirían el show comenzó a tocar. 

Música de fondo, una cerveza fría y un amigo con quien poder compartir ese momento es de las mejores experiencias que se pueden vivir, pero al igual que en los episodios de la Dimensión Desconocida, algo no estaba bien… algo faltaba: La gente. ¿Dónde estaban todos? ¿A dónde se habían ido? ¿Qué no saben quién es Tony MacAlpine?

Tal vez no todos lo sepan o no todos lo conozcan, pero nosotros, como músicos y melómanos, sabemos que Tony MacAlpine tiene 13 discos de estudio y múltiples colaboraciones y producciones musicales. Ha participado con los músicos más importantes y reconocidos del ambiente del rock y metal a lo largo de más de 3 décadas de carrera. Se graduó del Springfield Conservatory of Music de Massachusetts, comenzó a tocar piano a la edad de 5 años y pasó a la guitarra a los 12. Fue tecladista y segunda guitarra durante varios años de la banda de Steve Vai, en las giras alrededor del mundo que realizó el espectáculo llamado G3. También ha realizado giras como solista y con otros proyectos, interpretando desde rock pesado, hasta el más suave y melodioso. Es un músico que gusta de ejecutar al mismo tiempo tanto la guitarra, como el teclado, cada instrumento con una diferente mano. Sin duda el tipo es un virtuoso digno de admirarse. 

Pero de nuevo, ¿Dónde está la gente para admirarlo tocar? 

En un recinto donde en el momento más importante de la noche no habíamos más de 70 u 80 personas, se presenta este gran músico de talla mundial ante la audiencia más pequeña en la que me había  tocado estar. ¿Fue la ciudad tal vez? No, porque al ser un importante cruce fronterizo, gente de ambos lados de la frontera nos dimos cita en esa fecha y a esa hora. ¿Fue quizá el lugar?

Tampoco, el lugar está preparado para recibir a un mayor número de personas y cuenta con personal preparado y equipo para atender las necesidades que los artistas requieran. ¿Y entonces? Entonces, sucede que estamos como en la Dimensión Desconocida. 

Y al igual que en alguno de esos capítulos que veía de chico los viernes por la noche, al tipo bueno que se dedica a trabajar duro desde pequeño, que le pone todas las ganas a su trabajo, se empeña en dar lo mejor de sí y a pesar de eso, por alguna razón las cosas no salen como esperaba. Lo mismo sucedió aquí.  

Tony esa noche dio lo mejor de sí en el show, para la gente que pagamos un boleto y hasta viajamos desde otra ciudad, desde otro país, para ir a verlo. Completó su set de canciones y al final, se tomó unos minutos para bajar y saludar a la gente, firmó autógrafos, nos tomamos foto con él e intercambiamos unas pocas palabras. Después de eso, de manera callada y sin que casi nadie se diera cuenta, volvió a subir al escenario para con sus propias manos, desmontar su equipo (guitarras, pedales y amplificadores), comenzar a guardarlo, subirlo al remolque e ir a descansar al hotel para al otro día tomar la carretera rumbo a la siguiente ciudad que marcaba el Tour.

Cuando vimos que él mismo se encargaba de guardar sus cosas, le preguntamos a una persona de su equipo el por qué Tony hacía eso, nos respondió: “Es para no tener que pagar ayudante y que los músicos que lo acompañan puedan ganar más”. Parece que no, pero es una vida difícil.

Todavía en la barra del bar, mi amigo y yo seguimos platicando otro buen rato, conocimos a los músicos que lo acompañan y al amable equipo del Electric Lounge, que nos dieron la bienvenida esperando que pronto pudiéramos regresar para algún otro show. 

Camino al hotel platicamos de cómo habíamos disfrutado esa tocada en particular, de cómo yo había sentido de nuevo esa sensación al escuchar los primeros acordes de “Tears Of Sahara” como la primera vez que la escuché allá por 1987. Hablamos de lo rica que había estado la cerveza, el ambiente, la plática y los nuevos amigos. Hablamos de lo injusto que puede ser el destino para alguien como Tony quien, a pesar de haber sufrido y superado un episodio de cáncer de colon en 2015, no ha dejado de trabajar y sigue creando bella música para la gente que aun deseamos escuchar lo que nos ofrece. 

Pero sobretodo hablamos de la fortuna de haber conocido a la humilde persona, que hay detrás de un gran artista como Tony MacAlpine. 

René “Reno” Aldrette 
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blackmetalmvffin@gmail.com
Arquitecto, artista plástico, músico y promotor del género del Metal. Actualmente conduce el canal digital Black Metal Mvffin, promociona la cultura de la escena musical, así como realiza reseñas de bandas y eventos musicales del Metal en México y el mundo.