Cuando el talento no lo es todo
Nuestros artistas requieren de una visión integral que les permita verdaderamente
desarrollarse y poder cumplir exitosamente todo su proceso creativo, operativo,
administrativo y comercial.
El músico, productor y director de
cine Rob Zombie, lo expresa claramente en el filme Hired Gun, cinta
que narra las historias de algunos
reconocidos músicos de sesión
dentro de su ambiente laboral.
De acuerdo al productor y director,
existen tres factores determinantes en la selección de un músico
“a sueldo” para entrar a una agrupación musical: El primero es ciertamente su talento, pero también
importante es su desempeño en
vivo durante las presentaciones
y todavía más la “química” que
genera con el resto de los integrantes del equipo de trabajo.
Lo que arriba se expresa pudiera aplicar perfectamente a lo que sucede
en toda la industria de la cultura y
las artes. Generalmente el artista se
enfoca solamente en su perfeccionamiento técnico, pero no invierte en
los otros aspectos que engloban el
proceso completo de su arte. Puntos
como su imagen, estrategia comercial, propiedad intelectual, plan de
negocios, relaciones públicas y
administración, son comunmente
subestimados y dejadas fuera de
sus líneas de acción.
En la industria musical por ejemplo,
resulta fácil encontrar a elementos
con el talento técnico para suplir
a cualquiera de los músicos que
integren una banda. Lo verdaderamente importante está en
poder encontrar a ese elemento
con buena imagen, disciplinado,
responsable, que genere “química”
con el equipo, que ejecute bien en
vivo y que sea una buena influencia
para el resto de sus compañeros.
La nueva definición de “talento” no
podría incluir solamente el crear o
ejecutar correctamente su respectivo arte, sino deberá considerar
también todos los demás aspectos
que engloban el proceso artístico.
Siendo lo anterior muy importante,
en el diseño de los programas de
desarrollo cultural y artístico de las
autoridades gubernamentales, así
como para las instituciones públicas y privadas.
Hay que entender que el impulso a
nuestros artistas no puede consistir
solamente en prestarles un espacio
para que expongan o en ayudarles a coordinar un colectivo. Se
requiere de una visión integral que
permita que ellos verdaderamente
se desarrollen y puedan cumplir
exitosamente todo su proceso
creativo, operativo, administrativo
y comercial. Sucediendo lo mismo
con el concepto de “empresa cultural”, que deberá ser fortalecido
y dejar de consistir en solamente
brindar un espacio con escritorio,
línea telefónica y acceso a “supuestos” diplomados.
Tenemos que empezar a migrar
a programas como el “Creative
Business Studio” que lleva a cabo la
Comunidad Europea desde finales
del año pasado, como respuesta a
la necesidad de dinamizar el sector
cultural y aumentar la empleabilidad de los jóvenes. Dicho programa beneficia de manera directa
a sectores como el del cine, artes
escénicas, videojuegos, música,
diseño y moda, apoyando a la educación y formación de la juventud
de los países participantes, a través
del impulso a la creación de negocios culturales rentables.
Ciertamente el desarrollo de nuestros artistas en México, es una tarea
a ser tomada en serio, debiendo ser
institucionalizada de una manera
más adecuada a través de los diferentes entes tanto públicos como
privados. Una tarea que no es fácil,
pero si necesaria para avanzar en
el desarrollo de nuestra industria
cultural.
robgarza@att.net.mx