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Por: Ignacio Mendoza
Fotografía: Archivo
Fotografía: Archivo
Otros lados
de la moneda
Nuestro ámbito cultural y artístico se ha
visto supeditado -en buena medida- al
desempeño de intelectuales y artistas
cuyo verdadero talento ha consistido
en agenciarse estímulos y becas con
acuerdos bajo de la mesa.
“
Imposible”. “Una barbaridad”.
“Un atentado”. “La auto destrucción”. Estos son algunos de los
adjetivos que le he escuchado a
varios amigos que desaprueban
los recortes aplicados a los presupuestos del arte y cultura a nivel federal, y
quizá tengan razón, pero también cabe
considerar que, al día de hoy, nuestro
ámbito cultural y artístico se ha visto
supeditado -en buena medida- al
desempeño de intelectuales y artistas
cuyo verdadero talento ha consistido
en agenciarse estímulos y becas con
acuerdos bajo de la mesa en donde la
corrupción excluye a miles de creadores quizá buenos, quizá malos, incluso
quizá mañosos, pero al fin desplazados de lo que debía ser una legítima
oportunidad.
Ante esto, no creo que pueda agregar algo que no se haya dicho anteriormente, por eso prefiero ofrecer estos
otros lados de la moneda que conocí de
primera mano por razones profesionales y cuyos desenlaces serán motivo de
otro artículo.
Se trata de disparates planteados por
creadores que, desde el podio de las
becas agenciadas por medio del compadrazgo, disfrutan de un delirio que
califican como genio.
Posdata: los entrecomillados no son
gratuitos; los tome de las propuestas
que aquí se narran, con excepción del
último caso que bien he memorizado
por la sorpresa e indignación que me
provocó.
LA BAILARINA
El proyecto de la bailarina consiste en
ofrecer cien presentaciones de danza,
a lo largo de diez meses, “en colonias
populares para la reconstrucción del
tejido social por medio del arte y la
cultura”. ¿La planeación? Correrá a
cargo del Estado. ¿El equipo técnico
y humano? Corresponderá al Estado
proporcionarlo. ¿Los gastos de operación (es decir, transporte, vestuario y
caterings)? Por supuesto: a cargo del
Estado.
En ningún momento se refieren instrumentos para evaluar el
impacto del proyecto. La bailarina
sólo se encargará de preparar las
coreografías que además servirán
para “formar a nuevos talentos de la
danza”. Son tareas que quizá considere muy especializados pues cotiza
su propuesta en un millón de pesos.
Eso sí: el monto puede cubrirse en
diez pagos mensuales.
EL CINEASTA
El cineasta opina que es necesario
producir su segunda película porque
demostrará que el cine de Nuevo León
puede abordar “ámbitos y temáticas
cosmopolitas”, de modo que con ello se
estará marcando “un nuevo rumbo para
los jóvenes cineastas”. La cinta narrará
la historia de un profesor regiomontano
de cine que vive en Nueva York y quien,
tras divorciarse al asumirse como gay,
emprende una serie de cortometrajes
sobre las auroras boreales, lo cual le
permite reencontrarse consigo mismo.
El proyecto requiere locaciones en
Noruega, Chile, Nueva York y México.
Cuarenta millones de pesos es su costo
pero ojo: basta con que el Estado aporte
la mitad a manera de start up.
EL ANIMADOR CULTURAL
Porque conoce muy bien a “los sectores marginados de la ciudad” y porque
está convencido de que “hay talentos
entre los chavos que pueden alejarse
del vicio o las drogas con la música”.
Porque su experiencia profesional no
se limita al ámbito cultural y artístico, sino que además abarca la administración, y porque no piensa perder el
tiempo “en planeaciones que nomás
comen quincenas”.
Porque el resultado puede llevar a los
participantes a otros medios, “como la
televisión”… Por todo ello, el animador
cultural cree que su proyecto amerita la
creación de una coordinación destinada
a rescatar, formar y promover talentos
musicales juveniles que provengan de
las colonias populares.
Para ello se requiere que la coordinación cuente con cinco jefaturas
(comunicación, operación, atención,
administración y “detección y seguimiento del talento”) y que esté equipada
con vehículos, equipos de luz y sonido,
tarimas, cinco oficinas y una caja chica
para gastos operativos como refrigerios
y apoyos (¿?).
La coordinación tendrá un sueldo
de noventa mil pesos mensuales mientras que las jefaturas pueden quedar en
cincuenta mil al mes, todos después de
impuestos. Lo mejor es que, según el
animador cultural, al lado de lo anterior, se puede crear una estructura
dispuesta para la operación cuando
así se requiriera. “Uno nunca sabe si
tú o yo podemos quedar de diputados
o alcaldes”.
Ignacio Mendoza
Catedrático, escritor
y promotor cultural. Ha sido Premio
Nuevo León de Literatura y Director de
Cultura en el Municipio de Monterrey.
También se ha desempeñado como
profesor de Letras Hispanoamericanas, y
prepara actualmente su segunda novela.
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