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Otros lados de la moneda | IGNACIO MENDOZA | Julio 2019

Por: Ignacio Mendoza
Fotografía: Archivo


Otros lados de la moneda

Nuestro ámbito cultural y artístico se ha visto supeditado -en buena medida- al desempeño de intelectuales y artistas cuyo verdadero talento ha consistido en agenciarse estímulos y becas con acuerdos bajo de la mesa.

“ Imposible”. “Una barbaridad”. “Un atentado”. “La auto destrucción”. Estos son algunos de los adjetivos que le he escuchado a varios amigos que desaprueban los recortes aplicados a los presupuestos del arte y cultura a nivel federal, y quizá tengan razón, pero también cabe considerar que, al día de hoy, nuestro ámbito cultural y artístico se ha visto supeditado -en buena medida- al desempeño de intelectuales y artistas cuyo verdadero talento ha consistido en agenciarse estímulos y becas con acuerdos bajo de la mesa en donde la corrupción excluye a miles de creadores quizá buenos, quizá malos, incluso quizá mañosos, pero al fin desplazados de lo que debía ser una legítima oportunidad. 

Ante esto, no creo que pueda agregar algo que no se haya dicho anteriormente, por eso prefiero ofrecer estos otros lados de la moneda que conocí de primera mano por razones profesionales y cuyos desenlaces serán motivo de otro artículo.

Se trata de disparates planteados por creadores que, desde el podio de las becas agenciadas por medio del compadrazgo, disfrutan de un delirio que califican como genio.

Posdata: los entrecomillados no son gratuitos; los tome de las propuestas que aquí se narran, con excepción del último caso que bien he memorizado por la sorpresa e indignación que me provocó. 

LA BAILARINA 

El proyecto de la bailarina consiste en ofrecer cien presentaciones de danza, a lo largo de diez meses, “en colonias populares para la reconstrucción del tejido social por medio del arte y la cultura”. ¿La planeación? Correrá a cargo del Estado. ¿El equipo técnico y humano? Corresponderá al Estado proporcionarlo. ¿Los gastos de operación (es decir, transporte, vestuario y caterings)? Por supuesto: a cargo del Estado. 

En ningún momento se refieren instrumentos para evaluar el impacto del proyecto. La bailarina sólo se encargará de preparar las coreografías que además servirán para “formar a nuevos talentos de la danza”. Son tareas que quizá considere muy especializados pues cotiza su propuesta en un millón de pesos. Eso sí: el monto puede cubrirse en diez pagos mensuales.

EL CINEASTA 

El cineasta opina que es necesario producir su segunda película porque demostrará que el cine de Nuevo León puede abordar “ámbitos y temáticas cosmopolitas”, de modo que con ello se estará marcando “un nuevo rumbo para los jóvenes cineastas”. La cinta narrará la historia de un profesor regiomontano de cine que vive en Nueva York y quien, tras divorciarse al asumirse como gay, emprende una serie de cortometrajes sobre las auroras boreales, lo cual le permite reencontrarse consigo mismo. 

El proyecto requiere locaciones en Noruega, Chile, Nueva York y México. Cuarenta millones de pesos es su costo pero ojo: basta con que el Estado aporte la mitad a manera de start up.

EL ANIMADOR CULTURAL 

Porque conoce muy bien a “los sectores marginados de la ciudad” y porque está convencido de que “hay talentos entre los chavos que pueden alejarse del vicio o las drogas con la música”. Porque su experiencia profesional no se limita al ámbito cultural y artístico,  sino que además abarca la administración, y porque no piensa perder el tiempo “en planeaciones que nomás comen quincenas”.

Porque el resultado puede llevar a los participantes a otros medios, “como la televisión”… Por todo ello, el animador cultural cree que su proyecto amerita la creación de una coordinación destinada a rescatar, formar y promover talentos musicales juveniles que provengan de las colonias populares.

Para ello se requiere que la coordinación cuente con cinco jefaturas (comunicación, operación, atención, administración y “detección y seguimiento del talento”) y que esté equipada con vehículos, equipos de luz y sonido, tarimas, cinco oficinas y una caja chica para gastos operativos como refrigerios y apoyos (¿?). 

La coordinación tendrá un sueldo de noventa mil pesos mensuales mientras que las jefaturas pueden quedar en cincuenta mil al mes, todos después de impuestos. Lo mejor es que, según el animador cultural, al lado de lo anterior, se puede crear una estructura dispuesta para la operación cuando así se requiriera. “Uno nunca sabe si tú o yo podemos quedar de diputados o alcaldes”. 

Ignacio Mendoza 
Catedrático, escritor y promotor cultural. Ha sido Premio Nuevo León de Literatura y Director de Cultura en el Municipio de Monterrey. También se ha desempeñado como profesor de Letras Hispanoamericanas, y prepara actualmente su segunda novela.