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La Crisis de Contenido

La falta de contenido es notoria, en la información a la que diariamente estamos expuestos a través de los medios tradicionales de comunicación.

Cada vez es más común, que un mayor número de personas se sume a la postura de dejar de tener contacto con los medios tradicionales de comunicación. La razón es muy simple: el contenido es pobre, se centra en temas que no aportan o simplemente está enfocado hacia los intereses del medio de comunicación. 

La falta de contenido es notoria, en la información a la que diariamente estamos expuestos a través de los medios tradicionales de comunicación. ¿Qué opina usted? de noticias como por ejemplo, “un choque que detiene el tráfico en alguna avenida de la ciudad”, “El palomazo de un alcalde con un grupo regional”, “el abucheo hacia algún gobernante en un evento público” o “un regaño del Presidente a sus funcionarios”. ¿Piensa que son notas dignas de ser comunicadas? Claramente el contenido se ha demeritado al grado que gran parte del mismo, pudiera ser considerada como “basura en su estado más puro”.

Hay tres aspectos fundamentales a identificar dentro de la información carente de fondo, a la que nos referimos en estas líneas: 

El primero es la “connotación negativa” que inunda diariamente a los medios de comunicación. Un estilo de periodismo centrado en “lo malo que ocurre”, que genera mucha audiencia, pero desafortunadamente también nos deja muy poco o nada a los que la recibimos. 

El segundo es el “amarillismo”, una forma de presentar las noticias que destaca los aspectos más llamativos de la misma, generalmente secundarios, incompletos o inexistentes, con el fin de provocar asombro o escándalo. Son notas “sensacionalistas” que intentan generar emociones con el material que presentan.

El tercero es la “polarización” hacia los intereses del medio de comunicación. Sucesos en forma de “noticia”, que benefician a una persona o apoyan posturas particulares. De alguna forma son notas “pagadas”, que dejan a un lado la neutralidad y la esencia de la comunicación, manipulando la información y dirigiéndola a cierta forma de pensar.

Por otro lado, es cierto que el público ha cambiado, ahora es más critico, está más informado y tiene acceso a diferentes fuentes mediáticas; pero también es verdad que no nos hemos preocupado por crear contenidos a la altura de nuestras nuevas audiencias.

Existen cada vez más estudios y análisis que alertan sobre la crisis que se cierne sobre los medios tradicionales. La “reinvención” es inminente y sólo los que de manera honesta acepten el área de oportunidad y la necesidad del cambio, serán los que salgan avante. ¿Estamos aun a tiempo de cambiar?

Roberto Garza
robgarza@att.net.mx