El Sueño de Pedro Páramo
Rodrigo Prieto ha demostrado ser un director fuera de serie
La adaptación de una novela
tan compleja necesita precisamente de esto, de una
mente compleja que además logre imprimir su
propio sello.
La película logra situarse lo suficientemente cerca del texto original
y lo suficientemente lejos. Los diálogos, cargados de la extraña y poderosa poesía de Rulfo, fluyen como un
río de misterios que en ningún momento caen pesados como a menudo
pasa cuando se trasladan de la literatura al cine.
Esto se logra porque la imagen no
es un soporte del texto, es un génesis
y desde ahí ambos se entrelazan con
una naturalidad inaudita. Luego el
director imprime su sello que no es
otro que la potencia de una fotografía alucinante que relanza la película
a un nivel impactante. Las imágenes
sobrevuelan el texto, pero son la voz
de Rodrigo, no son un eco de Rulfo,
es Prieto pronunciando a Rulfo lo
cual es fabuloso.
Hay escenas que son de una estética poderosísima como el remolino
de las almas, las escenas de la playa
o la muerte de Fulgor Sedano. La visión eficaz de un fotógrafo y director
del calibre de Prieto funciona ya que
relanza a Rulfo generando una versión de autor que se mueve con una
naturalidad asombrosa en ese gran
río de la vida y de la muerte llamado
Pedro Páramo.
Ahora solo mencionaré algunos
puntos que tal vez ofrezcan una
entrada distinta al espectador aventurero:
- La continuidad es maravillosa,
es un ejercicio ejemplar del tratamiento de la imagen. Además, la
discontinuidad tiempo-espacio,
fantasía-realidad es resuelta con
un ejercicio de edición dignos de un
sastre de la imagen. Parece que vamos pasando las páginas de un libro,
la edición logra esa elegancia y esa
eficacia narrativa.
- La actuación contemporánea
mexicana goza de buena salud, el
reparto está a un nivel superlativo.
- La onomástica es muy interesante,
aunque esto es acierto más de Rulfo
que del director. Rulfo hace una
inversión de los valores inherentes
en los nombres de los Evangelios
y otras fuentes bíblicas, lo cual es
natural en él, ya que vivió en tiempos
de la Cristiada, y esto es base para su
narrativa. Por ejemplo:
Pedro Páramo: Pedro, el apóstol
es la roca en la que se construye la
iglesia. En el texto de Rulfo Pedro
Páramo es la roca en la que se fundamenta toda una sociedad, pero es
una roca de maldad.
Juan Preciado: Juan, el apóstol es
representado como el futuro, como
la continuidad, tanto en textos bíblicos como en la historia del arte. En
Pedro Páramo no hay futuro, es una
ilusión, un fantasma, directamente
el futuro no existe.
Lucas Páramo: Padre de Pedro
Páramo. En los evangelios Lucas
anuncia las buenas nuevas, es el vocero de la gloria por venir. En Rulfo
Lucas Páramo es el predecesor que
anuncia la llegada de la oscuridad.
Miguel Páramo: El arcángel
Miguel es el comandante de los ejércitos de Dios, el que con su poder
ordenará al mundo, en un sentido es
la ira que construye. Miguel Páramo,
al contrario, es la ira que destruye.
La ira que mata por matar.
Dorotea: Significa don de Dios.
En Rulfo Dorotea es un don pervertido, no da, sino que merma.
Susana: Significa el lirio de Dios
según algunas traducciones. El lirio
es para los triunfadores, también se
le representa como planta medicinal.
Susana San Juan es, paradójicamente,
un triunfo muerto, un triunfo que
mata. Susana trae la enfermedad y al
final acaba por enfermar a la realidad.
Nota: Fulgor Sedano no es lo que
rompe la oscuridad, es un fulgor invertido que perpetua las tinieblas.
Rulfo es un genio, Rodrigo Prieto
también, y debo decir que este último concreta como nadie el sueño de
Pedro Páramo.
Email: samuelr77@gmail.com
Instagram: @samuelrodriguezdiciembre
Profesor de
Arte, Cine y Estética en el ITESM campus
Monterrey. Cuenta con un posgrado
en Filosofía Contemporánea por la
Universidad de Granada. Su más reciente
publicación literaria es el libro de
cuentos “La Ausencia” editado por Arkho
Ediciones en Buenos Aires Argentina.