Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Alan Alarcón
ALAN ALARCÓN
Si he de morir de hambre, que sea en un escenario
Seguro lo han visto en pantalla, ya sea en
series como “Narcos: México”, “Señora Acero”
y “Madre de Alquiler”, entre otras, o en las
películas “Niñas Mal”, “Huérfanos” y “No voltees” o en telenovelas como “La Doble Vida
de Estela Carrillo”.
Hoy, tenemos oportunidad de compartir
con ustedes este encuentro con el actor mexicano Alan Alarcón.
Comencemos recordando los momentos más significativos
de tu infancia. ¿Cuáles ubicas como los que determinaron la
persona que eres hoy?
Nací, y parte de mi infancia la viví en la Ciudad de México,
hasta que mi familia tuvo complicaciones financiares, que hicieron que nos fuéramos a San José del Cabo, B.C.S., lugar en el
que estuvimos un año, luego del cual, al no lograr reponernos
de la situación en la que estábamos, la familia decidió ir a vivir
a El Salvador, específicamente a San Salvador, con la idea de ir
a buscar mejores opciones.
¿Y qué tal? ¿Encontraron esas opciones?
Nos tocó la época de la guerrilla, por lo que era muy complicado vivir. Era una situación muy difícil la que azotaba al país.
Aun así, vivimos allá durante doce meses, hasta que decidimos
regresar a nuestro país, pero esta vez a Cabo San Lucas, con la
esperanza de, ahora sí, poder retomar y reconstruir una vida.
Es difícil, ¿no? Me refiero a los cambios de lugares, de
escuelas, de amigos…
El cambio constante de país, escuela, gente, costumbres; la
escasez, tanto como el sentirse ajeno, al ser siempre “el nuevo”,
ese al que no quiere la gente por ser “el chilango” en San José y
en Cabo San Lucas, o “el mexicano” en El Salvador, fue pesado.
¿Te afectó esa sensación de “no pertenencia”?
El sentir no pertenecer me hizo entender que la vida cambia constantemente. Me enseñó a valorar las cosas de otra manera y a encontrar mi lugar no sólo en la sociedad donde me desenvolvía, sino,
también, encontrarme a mí mismo y a dar con la felicidad, conmigo
y con mi familia, aún y con cambios que se salían de mis manos.
La base de toda lucha…
Así es. La base de todo: luchar por salir adelante y nunca rendirnos.
¿Y desde entonces supiste a qué te querías dedicar?
Siempre supe a qué me quería dedicar toda mi vida: a algo que
tuviera que ver con arte, inclinado más por la música y la actuación.
“El sentir no
pertenecer me hizo
entender
que la vida
cambia
constantemente”
¿Cómo fomentaste o reforzaste esa certeza?
Estuve en varias obras de teatro en Casas de Cultura de donde
estuve viviendo, así como buscando inscripciones a cuanto concurso de canto y actuación podía. Es más, hasta tuve un dueto
musical con un amigo. Pero si hay algo que jamás se me olvida,
es el primer concurso de canto en el que participé en mi escuela,
mucho antes del dueto musical. Entonces, me inscribí con bastante ingenuidad de cómo sería, sólo guiado por la emoción de
hacer lo que más me gustaba.
Cuéntanos de ese evento.
Ensayé con mi cuñada. A ella le gustaba cantar y lo hacía muy
bien. Aunque hubiese querido dedicarse a eso, la vida la terminó
llevando por otro lado. En fin, que me preparé con todas las
ganas y llegué bien contento ese día, con mi pista preparada
en CD. Tocó mi turno, pasé al escenario frente a toda la gente,
empezó la música y en ese momento sentí algo que jamás he
vuelto a sentir en mi vida. Sentí como si una pared estuviera
en mi espalda y me estuviera empujando; me moría de nervios,
algo que no había tenido en cuenta en ningún momento. Se
acercaba mi entrada en la canción, obviamente, para mí, esos
segundos fueron larguísimos, pero cuando llegó el momento
de cantar, sólo me dediqué a estar ahí y disfrutarlo y esa pared
fue desapareciendo poco a poco, hasta que terminé la canción.
¿Y cómo te fue?
Al final gané el primer lugar, me dieron mi reconocimiento,
pero el mejor premio fue haberme dado cuenta de que había
sido una de las mejores experiencias de mi vida, que, pese a todo, el disfrute fue mucho mayor que los instantes de nervios
y que quería volverme a sentir así, bueno, no TAN así, pero tú
me entiendes.
Retomemos tu decisión por esta carrera.
La verdad es que es como si siempre lo hubiera sabido, es algo
que ya estaba ahí, que simplemente era.
Mi mamá, en algún momento, dio clases de teatro, escribió
algunas obras y participaba en los montajes que hacía. Entonces,
yo creo que también viene de ahí, algo tuvo qué ver.
Recuerdo un momento cuando era niño, muy pequeño, como
5 años o menos, que estaba viendo un concierto de Luis Miguel
en la televisión y se veía increíble, recuerdo estar maravillado
y decir “yo quiero hacer eso”, refiriéndome no únicamente a
cantar, sino al estar en un escenario, la emoción y el disfrute
que se le veía a él. Mientras lo estaba viendo, me parecía sumamente divertido.
En la adolescencia, como te conté antes, tuve un dueto musical
con un amigo, con el que cantábamos covers de ese entonces, en
eventos del radio, en restaurantes y fiestas del pueblo.
Justo en ese tiempo llegó el momento en que tienes que decidir qué vas a estudiar. Si bien era muy lógico irme a la ciudad a
estudiar actuación, la historia de mi familia me decía: “¿Y si te
mueres de hambre?”, algo trillado, pero que constantemente
retumbaba en mi cabeza.
Y ahí es donde vuelve a entrar mi cuñada, esposa de mi hermano mayor. En una comida familiar me vio preocupado, se
acercó a mí y me preguntó que qué me pasaba. Le conté, me
escuchó atentamente y me dijo: “amas actuar y amas la música?”,
“sí” -le contesté-, “entonces hazlo, estudia lo que amas, porque
no quieres un día verte al espejo, darte cuenta de que pasaron
muchos años y no hiciste lo que realmente querías”.
Fue cuando dije “si me voy a morir de hambre, que sea en
un escenario”.
Y desde entonces, como siempre, mi familia me ha apoyado
incondicionalmente, incluso a la fecha. En la adolescencia no era
falta de apoyo, sino el miedo de tomar una decisión que marcara
mi vida para siempre y que sólo dependía de mí.
“Mi mayor
reto ha sido
la resiliencia, el proceso de ir
entendiendo lo difícil
que es esta
carrera,
aguantar
y hacerte
más fuerte”
A propósito de la familia. ¿Cómo es la tuya?
Mi familia siempre ha sido pequeña: mi mamá y mis dos hermanos, mayores que yo, incluso de otra generación.
Nuestras dinámicas han sido. en su mayoría y por la diferencia de edades, cada quien buscando cómo salir adelante y
construyendo una vida, estando juntos intermitentemente hasta
que regresamos a Cabo San Lucas, donde, viviendo los cuatro, la
dinámica cambió a buscar estar más tiempo juntos, sumándole,
después, las respectivas familias de cada uno de mis hermanos.
Siempre ha habido amor, apoyo, compresión y cuidado entre
nosotros, muchas veces más dirigido a mí, siendo el pequeño
de la familia.
¿Cuál ha sido el principal reto que te ha presentado tu
carrera?
La resiliencia, el proceso de ir entendiendo lo difícil que es esta
carrera, aguantar, hacerte más fuerte, sobre todo a la gran
cantidad de rechazos con los que te enfrentas, ir encontrando
las formas de lograr mis objetivos y a mantenerme motivado
constantemente.
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Alan Alarcón en la película “Huérfanos”. |
¿Y la mayor satisfacción?
Poder vivir de lo que más amo hacer en la vida e ir palomeando
logros en mi lista de metas y cosas que quiero disfrutar de mi
carrera.
¿Qué exigencias te representa tu responsabilidad como
actor?
Creo que, como en la vida, cada uno se va poniendo las exigencias que quiere.
En mi caso, me gusta que cada vez que tengo un texto en la
mano, ya sea de un casting o un proyecto que voy a hacer, más
allá de sólo aprendérmelo, busco profundizar más de lo que está
escrito, jugar con el texto e ir encontrando cosas únicas, buscar
“hacer el personaje”, incluso si éste no comparte conmigo su
forma de pensar o actuar.
Esto podría parecer básico y hasta lógico, pero, al menos en
mi caso, requiere de muchas lecturas de una misma escena,
investigación, imaginación y, sobre todo, disciplina, mucha repetición. Algo que siempre me preguntan es que si no me canso
de repetir lo mismo tantas veces.
¿Y qué contestas?
Que la repetición me ayuda a profundizar. Claro, siempre y cuando
sea una repetición con conciencia, con atención y análisis de por
medio. No simple repetición mecánica.
¿Prefieres el cine, la TV-streaming o el teatro?
¡Me gusta todo! Por mí podría estar haciendo en la misma semana
todo: unos días filmando una película, otros grabando una novela
y los fines de semana haciendo teatro.
Lo que sí, es que son lenguajes diferentes y saber actuar en
uno, no significa que puedas actuar igual en otro, incluso en
series de televisión que se graban como cine, y cada uno tiene
particularidades que hacen única la experiencia, y que cada vez
que estoy haciéndolo, busco disfrutar.
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Alan Alarcón en la serie “LOGIN”. |
¿Por ejemplo?
Por ejemplo, el cine me parece algo artesanal, tanto en el trabajo
previo, como al momento de rodar y en la edición. Puedo saborear cada proceso y me permite construir en cada una de estas
partes de mejor manera. La televisión, en cambio, se hace mucho
más rápido, pero esa velocidad, el buscar resolver, muchas veces
sobre la marcha, me parece muy divertido, algo que también a
mi parecer tiene el teatro, que, en este caso, teniendo al público
ahí, frente a ti, lo convierte en algo vivo, algo efímero que pasa
en el momento, algo muy íntimo entre el público y los actores,
que, aunque pareciera que no, el público ayuda a construirlo
y por eso, por loco que parezca, aunque sea la misma obra, de
una función a otra puede ser muy diferente. Eso me parece
sublime y mágico.
¿Cómo ha cambiado el estado de las cosas para los
actores en estos tiempos de redes sociales, plataformas?
Me parece que ha sido un arma de doble filo, porque, por una
parte, siempre ha estado este tema de quién se queda con el
personaje, donde antes tomaban muy en cuenta la experiencia
que tuviera el actor o la actriz, que, si bien parecería lógico,
muchas veces no era justo, porque a veces la popularidad pesaba
más que la buena actuación.
Eso creo que ha migrado ahora a las redes sociales, donde,
muchas veces, tener redes sociales robustas, puede ser determinante para que alguien se quede con un personaje, por encima
de alguien que podría haberlo hecho mejor.
Sumado a esto, están los que no son actores o actrices, pero
que, precisamente al ser “populares”, les dan papeles actorales,
algo que también pasaba antes, pero no tanto como ahora, ni
era tan visible.
Pero, por otro lado, está la parte de gente muy talentosa, y no sólo en el medio actoral, que se ha podido hacer visible gracias
a las redes sociales, ofreciendo más opciones para el público,
no nada más en los medios audiovisuales convencionales, sino,
también en las mismas redes sociales, que se han vuelto canales de creadores de contenido de todo tipo y están rompiendo
estereotipos de personajes e historias.
Bueno, también está el tema de, como figura pública, tener
cercanía con quien disfruta de tu trabajo.
Claro. Tener esa cercanía, a través de las redes sociales, con la
gente que disfruta de lo que haces, es una herramienta importantísima porque te das cuenta de inmediato qué les gusta y
qué no de lo que haces.
Creo que, como muchas cosas en la vida, algo no necesariamente es bueno o malo por sí mismo, sino que llega a modificar
las circunstancias y dependiendo de cómo lo utilicemos, puede
ser bueno o malo, o jugar en nuestra contra, o a nuestro favor.
Y en el caso de las plataformas, creo que ha sido muy bueno,
porque ha aumentado la cantidad de trabajo, así como la exposición de este; antes, quizás, sólo te veían en tu país, ahora te
pueden ver en todo el mundo.
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Alan Alarcón en la serie “LOGIN”. |
¿Crees en la inspiración?
¡Sí, totalmente! Y se me hace algo maravilloso.
¿Qué te motiva a seguir en la carrera artística?
Que cada cosa que hago la disfruto muchísimo. Para mí es jugar,
divertirme, es un placer, ¡y además puedo trabajar de eso!
También te mueves en el terreno del combate escénico.
¿De qué se trata, exactamente?
Siempre me han gustado las películas de acción y me han maravillado las coreografías que desarrollan. Pero no fue hasta que,
estudiando la carrera, me dieron la clase de combate escénico.
Dije “wow, amo hacer esto”.
“Combate escénico” es saber cómo hacer coreografías de combate con compañeros actores o actrices, en donde se puedan ver lo más reales posible, teniendo como máxima la seguridad de
los involucrados. Esto puede ser desde mano limpia, con objetos
cotidianos, una silla, hasta armas de fuego o de época. Tuve
unos grandes maestros, que me enseñaron esgrima, bastón,
mandoble, entre otros. Me encanta, me parece muy divertido
crear y ejecutar las coreografías.
¿Qué has hecho en cuanto al canto y baile?
En canto, estuve en distintos concursos, pero la vida me ha llevado más por la parte actoral. El canto lo he utilizado cuando el
personaje tiene que cantar, lo mismo pasa con el baile, cuando
el personaje lo requiere. Sólo eso.
¿Qué significó para ti interpretar un personaje en “El Rey
Lear” de William Shakespeare?
Mi personaje era el Conde de Kent. Esta obra fue una adaptación
del escritor Hugo Hiriart, un escritor, articulista, dramaturgo
y académico, y sobre todo una gran persona que quiero mucho,
al igual que a su familia. Ya había trabajado con él en la película
“Huérfanos”, así que cuando me invitó a hacer equipo con él en
la compañía de esa obra, no lo dudé ni un segundo.
Para mí, además del placer de hacer teatro con el equipo de
increíbles actores con los que estuve, significó un gran aprendizaje en muchos sentidos, algo que trato de buscar en todos
los proyectos en los que estoy, pero trabajar con gente así, de
verdad que te llena en muchos aspectos.
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Alan Alarcón en rodaje |
¿Cuáles son los temas que prefieres abordar en tus
proyectos?
Cualquier tema. Realmente lo que prefiero y más disfruto son
las grandes historias, bien contadas y con personajes complejos.
“Lo que
prefiero
realmente
y más disfruto son
las grandes
historias,
bien contadas y con
personajes
complejos”
¿Y las técnicas que sigues para diseñar y dar vida a tus
personajes?
Las que me enseñaron en la escuela han sido mi base desde
siempre. Tuve maestros increíbles. Partiendo de entender la
historia, al personaje y no juzgarlo, profundizar, estudiar, y sobre
todo jugar y disfrutar al momento de interpretar.
¿Qué opinas de la fama?
Creo que en este medio es importante y, hasta cierto punto,
van de la mano, en el sentido en que, al realizar un proyecto,
quieres que llegue a la mayor cantidad de gente posible y aunque
la fama no siempre está con alguien, sin duda, es una buena
herramienta en esta carrera.
Mi postura siempre será que quien se debe quedar con el
personaje es la persona que mejor pueda interpretarlo, independientemente de su fama o número de seguidores. Sin embargo,
entiendo que es un negocio y que las producciones relacionan el
número de seguidores con una posible audiencia y es un punto
válido también
Uno pensaría que poner un buen actor o actriz, independientemente de sus seguidores, podría ser lo mejor para al proyecto, o
incluso mejor, pero hay estudios que muestran que las audiencias
no ven la novela, la obra de teatro, o la película, si no está un actor
o actriz conocido o conocida, el que está de moda, etc. Porque,
incluso, pasa que vamos a ver la película porque está ese actor,
o actriz: Decimos “la nueva película de…”, y muchas veces es el
actor o actriz, haciendo el mismo personaje; eso de cara a una
producción podría estarle diciendo, entre otras cosas, “sí haces este producto, con estos actores, sueles obtener este resultado”,
un poco como funciona el algoritmo de Netflix.
¿Qué uso personal le das a tu capacidad artística? Es
decir… ¿Te sirve de catarsis?
Soy un actor vivencial, pero no busco que mis trabajos sirvan de
catarsis o catalizador, creo que se pierde el objetivo primordial
de lo que estás haciendo, que es contar una historia, primero
porque consideraría egoísta de mi parte estarme regocijando en
mis emociones, que a lo mejor no es lo que necesita la escena, o
no estar pendiente de todos los demás elementos, incluidas todas
las personas que están trabajando conmigo; además, trabajando,
es un lugar de exposición y no de privacidad, donde buscaría
tener esta clase de procesos. Esto no quiere decir que no haya
momentos catárticos de mucho aprendizaje, una de las cosas
que amo de mi carrera.
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Alan Alarcón en “LUCAS”. |
¿Cómo ha cambiado el estado de las cosas para los
actores en estos tiempos de redes sociales, plataformas?
Me parece que ha sido un arma de doble filo, porque, por una
parte, siempre ha estado este tema de quién se queda con el
personaje, donde antes tomaban muy en cuenta la experiencia
que tuviera el actor o la actriz, que, si bien parecería lógico,
muchas veces no era justo, porque a veces la popularidad pesaba
más que la buena actuación.
Eso creo que ha migrado ahora a las redes sociales, donde,
muchas veces, tener redes sociales robustas, puede ser determinante para que alguien se quede con un personaje, por encima
de alguien que podría haberlo hecho mejor.
Sumado a esto, están los que no son actores o actrices, pero que,
precisamente al ser “populares”, les dan papeles actorales, algo que
también pasaba antes, pero no tanto como ahora, ni era tan visible.
Pero, por otro lado, está la parte de gente muy talentosa, y no
sólo en el medio actoral, que se ha podido hacer visible gracias
a las redes sociales, ofreciendo más opciones para el público,
no nada más en los medios audiovisuales convencionales, sino,
también en las mismas redes sociales, que se han vuelto canales de creadores de contenido de todo tipo y están rompiendo
estereotipos de personajes e historias.
Bueno, también está el tema de, como figura pública, tener
cercanía con quien disfruta de tu trabajo.
Claro. Tener esa cercanía, a través de las redes sociales, con la
gente que disfruta de lo que haces, es una herramienta importantísima porque te das cuenta de inmediato qué les gusta y
qué no de lo que haces.
Creo que, como muchas cosas en la vida, algo no necesariamente es bueno o malo por sí mismo, sino que llega a modificar
las circunstancias y dependiendo de cómo lo utilicemos, puede
ser bueno o malo, o jugar en nuestra contra, o a nuestro favor.
Y en el caso de las plataformas, creo que ha sido muy bueno,
porque ha aumentado la cantidad de trabajo, así como la exposición de este; antes, quizás, sólo te veían en tu país, ahora te
pueden ver en todo el mundo.
¿Crees en la inspiración?
¡Sí, totalmente! Y se me hace algo maravilloso.
¿Qué te motiva a seguir en la carrera artística?
Que cada cosa que hago la disfruto muchísimo. Para mí es
jugar, divertirme, es un placer, ¡y además puedo trabajar de eso!
“Soy un actor vivencial, pero no
busco que
mis trabajos sirvan
de catarsis
o catalizador”
También te mueves en el terreno del combate escénico.
¿De qué se trata, exactamente?
Siempre me han gustado las películas de acción y me han maravillado las coreografías que desarrollan. Pero no fue hasta que,
estudiando la carrera, me dieron la clase de combate escénico.
Dije “wow, amo hacer esto”.
“Combate escénico” es saber cómo hacer coreografías de combate con compañeros actores o actrices, en donde se puedan ver
lo más reales posible, teniendo como máxima la seguridad de
los involucrados. Esto puede ser desde mano limpia, con objetos
cotidianos, una silla, hasta armas de fuego o de época. Tuve
unos grandes maestros, que me enseñaron esgrima, bastón,
mandoble, entre otros. Me encanta, me parece muy divertido
crear y ejecutar las coreografías.
“Un sueño
personal es
disfrutar a mi
familia, estar la mayor
cantidad de
tiempo con
ellos
y lograr
cosas en
conjunto”
¿Qué has hecho en cuanto al canto y baile?
En canto, estuve en distintos concursos, pero la vida me ha
llevado más por la parte actoral. El canto lo he utilizado cuando para promover el cuidado y respeto a los animales.
Toda la vida me han encantado los animales, todos, empezando por respetarles por el puro hecho de ser seres vivos. Vaya,
sí soy el que le abre la ventana a la mosca para que salga, toma
al alacrán en un vaso para llevarlo a la tierra. También tengo
varias mascotas de diferentes especies, y no tengo más porque
ya no cabríamos, ni tendríamos las condiciones necesarias para
que ellos vivieran, pero ese sería un sueño también, tener una
granja con todo tipo de animales que fueran parte de la familia.
Cada vez que puedo, busco ayudar con las opciones que tenga,
como en algún momento tuve un canal en Internet sobre animales, en el cual hacíamos contenido, desde datos curiosos o
divertidos, hasta ir personalmente a refugios de distintas especies
a ayudar físicamente, donar y dar difusión a muchos de estos
lugares que no se conocen tanto.
Actualmente tengo un canal llamado “Somos Familia Peluda”,
donde hago contenido de comedia con mis mascotas y el cual me
ha permitido conectar con muchas personas que comparten mi
amor por los animales, así como buscar ayudar de las maneras
en las que pueda.
Creo que, si no puedes ayudar a alguna sociedad, organización, refugio, lo más importante es, como bien dices, el
respeto a los animales. Algo que nos vendría muy bien, incluso
como sociedad, es saber que no estamos para dañarnos a
nosotros ni a otras especies, sino para respetarnos y ayudarnos entre todos.
¿Algo que quieras agregar para nuestros lectores?
Agradecer que nos hayan leído, y mandarles un abrazo.