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Sin audiencia no hay medios

Lo que vemos en cine y TV

La responsabilidad es nuestra

Seguro les ha tocado leer o escuchar quejar como “esa película no es buena para mis hijos”, “¿cómo pueden cantar eso en un evento en los que hay niños”, “¡qué juego tan violento!”, “van a traumar a los niños”, por referir sólo algunas.  

La mayoría de las veces, terminamos responsabilizando a terceros por los contenidos que, después de todo, recibimos por nuestra propia decisión. Lamentablemente, no nos hacemos responsables. Y es que siguen siendo muy pocos los que, antes de seleccionar algo en cartelera o parrilla de programación, se informan (y respetan) sobre las clasificaciones de películas y programas de televisión o streaming. Lo mismo podemos considerar en producciones musicales, espectáculos y videojuegos.

Por lo anterior, esta ocasión abordamos un tema que, espero, les será de utilidad: las clasificaciones de productos audiovisuales (cine, TV, streaming)

En México, la Dirección General de Radio televisión y Cinematografía es la encargada de supervisar y clasificar los contenidos, antes de autorizar su distribución y exhibición. Esto no es para nada arbitrario, como muchos creen. Al contrario. Los materiales se revisan con cuidado, procurando orientar al público cinéfilo, televidente o espectador en su toma de decisiones, sin afectar la libertad de expresión de los realizadores ni la libertad de elección de los receptores.

Al clasificar películas, esta Dirección las considera como base de “modelos culturales” con potencial influencia en la conducta, sin hacer juicio de valor en el fondo y forma de las mismas. Es decir, no toma en cuenta los elementos que las componen sino el tratamiento que se les da.

Entre las variables que se toman en cuenta están, por ejemplo, el uso del lenguaje, la presentación de situaciones exageradas que produzcan repulsión u horror, situaciones sexuales -sean explícitas, implícitas o sugeridas-, consumo de sustancias y referencias violentas -físicas y/o psicológicas-, entre otras.

La clasificación que se da a los materiales audiovisuales tiene, básicamente, una función informativa para que, luego, se aplique el criterio propio al decidir la exposición de a esos contenidos, sea de uno mismo o de los menores bajo nuestra responsabilidad.

Las clasificaciones que la Ley Federal de Cinematografía plantea para las películas que se mueven para su comercialización, distribución y exhibición en México son: AA, A, B, B-15, C y D. 

De todas las anteriores, de la AA a la B-15 son meramente informativas y no se puede prohibir la entrada. En cambio, las C y D sí son restrictivas, por lo que los exhibidores pueden solicitar identificación y confirmación de la edad de quien pretenda ingresar a la sala (ningún menor puede entrar, aunque vayan en compañía de sus padres u otros mayores) Si los exhibidores no respetan estas restricciones, pueden ser multados o sancionados.

La AA se asigna a las producciones que resultan atractivas para todo público pero que, a la vez, pueden ser comprendidas por pequeños menores de los 7 años ni representan un riesgo potencial para su estabilidad emocional, conductual y/o intelectual. La A, en cambio, se cierra un poco, ya que, aunque sigue siendo de posible interés para todo público, refiere a contenidos que podrían confundir -o no ser entendidos- por menores de 12 años.

La B va para películas adecuadas para mayores de los 12 años, con un llamado sobre escenas que pueden contener situaciones no aptas para menores de esa edad y hasta podrían requerir cierta capacidad de análisis y discernimiento. La siguiente clasificación, que sería la B-15, se asigna a filmes con escenas que incluyen conductas violentas, sexo implícito, cierta desnudez y mínimo consumo de sustancias.

Cuando una cinta recibe la clasificación C es porque expone situaciones para cuyo entendimiento se requiere de un nivel de juicio que no siempre acompaña a los adolescentes. Hay violencia, horror y/o crueldad. Pueden contener sexo explícito, desnudos o consumo abierto de sustancias, de las que, incluso, se llega a hacer apología. Las películas que ostentan la clasificación D incluyen violencia, sexo, consumo de sustancias u horror como contenidos predominantes.

Por otra parte, para televisión, al tratarse de un medio sobre cuya exposición se tiene menos control en casa, la clasificación se limita a tres variantes, solamente informativas, y basadas en bloques de edades: A para toda la familia, B para adolescentes y adultos y C sólo adultos.

Más adelante compartiremos sobre las clasificaciones de espectáculos, productos musicales y video juegos, así como la diferencia que hay entre las que se aplican en México en relación con las usadas en los Estados Unidos, que, de cierta manera, marcan pautas para las de otros países.


Edui Tijerina Chapa 
edui_tijerina@yahoo.com.mx 
Twitter: @EduiTijerina 
Instagram: @eduitijerinachapa 

Escritor, dramaturgo, guionista, asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”, “Somos invisibles” y “Jesús de Nazaret”