Sin audiencia no hay medios
Series streaming
Todos tenemos una “gran idea”: Sí, pero no.
Vivimos en tiempos en los que las ventanas audiovisuales aumentan en
número y, con eso, la facilidad expresiva de los creativos.
Televisión, cine, plataformas, YouTube, TikTok, historias de Instagram,
Facebook, en fin. En todas ellas se pueden contar historias; en todas se
explotan la creatividad, la intención comunicativa, la necesidad de compartir
ideas y, por qué no, de obtener beneficios de ellas, tales como reconocimiento
o una entrada económica, por referir sólo algunos.
El fácil acceso a esas ventanas y la cada vez más disponible tecnología
casera de producción, ha llevado a que cada vea sean más lo que, al tener una
idea, consideren que representa el descubrimiento del hilo negro y la urgencia
de que se pare el mundo para centrar la atención en la producción de su
propuesta.
Todos tenemos ideas que conectamos con aquello de “con esto se podría
hacer una muy buena película” o “esta idea está perfecta para una serie”. El
problema es que no basta con eso. Vaya, en muchas ocasiones, la sola idea no
vale de nada. Lo realmente valioso es la capacidad para desarrollarla de manera
efectiva. Una buena idea se puede perder en el tratamiento y un buen
tratamiento puede elevar una mala idea. En síntesis: más que lo que se cuenta,
lo que atrae, amarra y mantiene la atención del espectador es el cómo se
cuenta.
A todos aquellos que juran y perjuran que tienen su “idea perfecta para
Amazon, Netflix, Hulu o HBO”, me permito compartir algunos puntos a considerar
antes de ir a buscar una cita para presentar sus chispas de creatividad.
Estas grandes compañías de streaming se enfrentan a las grandes cadenas
de televisión tradicional y otras opciones como las redes sociales, por
ejemplo. Por eso mismo, buscan refrescar constantemente sus propuestas de
contenido y, para ello, tienen un amplio equipo de cazadores de ideas que se
enfocan, precisamente, en ver qué propuestas surgen, pero, sobre todo, cuáles,
independientemente de que sean buenas o malas, tienen mayor potencial de
aprovechamiento a la hora del tratamiento narrativo o storytelling.
Si quieren ofrecer sus ideas, primero hay que evaluar, con frialdad y la
mayor objetividad posible, si esa idea nos gusta por su verdadero potencial,
porque la conectamos con nuestras vivencias o por el simple hecho de que
queremos unirnos a la efervescencia de que “todos están haciendo series”.
Con lo anterior bien definido, se recomienda conseguir un agente
literario, un representante, un abogado especializado en derechos de autor o
alguien vinculado con la casa productora, porque, eso sí, rara vez -por no
decir que nunca- reciben ideas de individuales (menos si uno es anónimo en el
medio) Así, estando respaldados, se investigan los días de “pitch”
(presentación de ideas) y se ve la manera de conseguir una cita. Con suerte y
alguien sale convencido de comprar la idea.
Básicamente, las plataformas consiguen sus ideas de base para contenidos
de las siguientes maneras:
- A través
de los cazadores de ideas ya referidos.
- Asistiendo a Festivales y ventanas de exposición
audiovisual (mercados audiovisuales)
- Generando
sus propias ideas desde adentro, a partir de un equipo de guionistas
contratados específicamente para fincar y desarrollar propuestas.
¿A qué se le pone mayor atención al momento en que alguien llega a la
productora para presentar su idea?
Para no rodear mucho, basta señalar que lo primero es que el ancla de la
historia tenga corazón. Que ofrezca personajes terrenales o de sentimientos /
personalidades universales que permitan que todo mundo se identifique o
proyecte con ellos y sus conflictos. También, que sea viable en términos de
desarrollo y producción y, sobre todo, por muy intimista que sea, que cada
variable que se integre a la idea esté diseñada pensando en el objetivo de
todos: el público.
Todos tenemos familia, todos sufrimos de alguna carencia o necesidad,
todos tenemos un sueño. Eso, en los personajes, es de requisito. ¿Por qué?
Porque esos sueños, deseos y necesidades los tenemos todos, y no importa dónde
se desarrolle la trama, ni en qué momento de la línea del tiempo, ni si se
trata de una ficción o caso real, son los ingredientes que permitirán que
historia y audiencia se vinculen.
¿Tienes una “gran idea”? Perfílala, desarróllala, termínala y sal a
mostrarla. No esperes a que vengan a tocar tu puerta y preguntar si tienes algo
para mostrar al mundo.
Escritor, dramaturgo,
guionista, asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas teatrales y de
scripts para películas como “Cantinflas”, “Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”.