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Sin audiencia no hay medios

De un éxito de tv/cine a otro

Salto difícil pero no imposible

Si nos ponemos a pensar en nombres de actores y actrices que han sido exitosos en la pantalla chica pero que no lograron dar continuidad a su fuerza al pasar al cine, armaríamos una lista interminable. Vaya, esto ocurre, incluso estando en la misma TV.

Luego de un papel exitosísimo, es difícil repetir, más aún, mejorar, y el intérprete se queda varado en el papel que le llevó a la fama. Por ejemplo, el caso de María Rubio, una de las más grandes que ha tenido el melodrama mexicano, que luego de su “Catalina Creel”, de “Cuna de Lobos”, siguió haciendo telenovelas pero con personajes que nunca se acercaron siquiera al impacto logrado por la dama del parche. O el de Carlos Bonavides, que después de “El Premio Mayor” no ha podido salirse del inolvidable “Huicho Domínguez”.

¿Por qué? ¿A qué se debe que no sea tan fácil pasar de una serie o telenovela exitosa al cine, o repetir un proyecto exitoso luego de uno que ha dejado huella?

Uno de los principales problemas es que, a veces, el propio programa de TV se convierte en un obstáculo. Por ejemplo, la popularidad de la serie de “Batman”, transmitida por primera vez entre 1966 y 1968, fue tal, que en el imaginario social se quedó la imagen de Burt Ward como el “Robin” juvenil, fresco, divertido y de frases graciosas ante situaciones difíciles.

En el inter de la serie, Burt le ofrecieron un papel en el cine. Los productores de la serie le darían permiso, pero luego se lo negaron al enterarse de que la trama giraba en torno a un joven inexperto que entra en aventura amorosa con una mujer casada. El perfil de “Robin” y lo “escabroso” del personaje que le ofrecían contrastaban demasiado y consideraron que el trabajo perjudicaría a la serie.

Finalmente, el rol se lo dieron a otro. “El Graduado” fue todo un éxito y convirtió en gran estrella a Dustin Hoffman.


Para la década siguiente, al llegar los 70, los productores de un programa televisivo podían negar permisos a un actor para hacer una película sólo si ésta entraba en conflicto con la serie. Justo eso le sucedió a Kate Jackson, conocida por “Los Ángeles de Charlie”. Ella quedó sorprendida cuando una casa productora le ofreció un drama sobre una familia rota, cuya pareja entraba en conflicto por la custodia de su pequeño hijo. Kate pensó que ese papel la colocaría como una actriz seria, de carácter, ya que dado el género de su serie, consideraba que muchos la percibían como poco capaz para mayores retos histriónicos.

Los productores no le dieron permiso. El personaje de mujer sufrida no conectaba con el de la chica de acción e intrépida del trío de investigadoras. El papel recayó en otra actriz. Al poco tiempo, Kate Jackson vio cómo expiró su contrato televisivo… y, también, cómo Meryl Streep logró un Premio de la Academia por interpretar el papel que le habían ofrecido a ella. 

Otro problema es cuando la estrella de TV, que ya se siente en los cuernos de la luna, se apresura tanto en dar el salto a un nuevo proyecto, sea de cine o de TV, que termina eligiendo de manera imprudente, poco racional y arrebatada.

Luego tenemos otro problema, cuando una estrella de televisión tiene la oportunidad de hacer una película, elige papeles de manera imprudente. ¿Ejemplos? Ed O’Neill que, durante el éxito de “Married With Children” (toda una década, de 1987 a 1997) aceptó protagonizar “El Holandés” (película de 1991) que resultó un tremendo fracaso tanto de taquilla como de crítica. Su efecto negativo en la carrera de O’Neill fue tal, que nadie lo volvió a llamar para cine. Luego de la serie de comedia participó con personajes irrelevantes en televisivos de bajo presupuesto, hasta que le llegó una esperanza de reivindicación, curiosa - mente, con otra comedia familia: “Modern Family”.

Elizabeth Montgomery se convirtió en estrella gracias a éxito extendido, de 1964 a 1972, de la serie “Hechizada” (“Bewitched”) en la que interpretaba a una típica ama de casa de los suburbios que en realidad era una bruja casada con un mortal común y corriente, lo cual la llevaba a enfrentar situaciones curiosas y extravagantes.En la vida real, Elizabeth estaba casada con el productor de la serie. El éxito de la serie estresó tanto la relación, que para cuando “Hechizada” terminó, ellos ya estaban divorciados y cansados. Ella no quería actuar más en series. Estaba segura de que no sería capaz de replicar el éxito obtenido.

Siendo realista, sabía que el éxito en cine era poco probable. La gente no la veía más que como a “Samantha” y a su edad (ya de 40 años) no encajaba en el perfil de juventud para que la establecieran en el estándar de “Actriz protagónica joven”. Lo que sí hizo, fue unir las dos opciones, cine y TV, por lo que no siguió en series pero tampoco pasó a la pantalla grande, sino que, más bien, se convirtió en la reina del cine para televisión, apareciendo en más de 20 películas.

Engolosinarse con la fama, luchar contra el peso de un personaje, no analizar oportunidades… Al final del día, todo termina dependiendo de la capacidad de la estrella para tomar decisiones en torno a sus proyectos, manejar la popularidad y, claro, meterse tanto a un personaje que, al llegar al gusto del público, le resulta casi imposible salir de él.


Edui Tijerina Chapa 
edui_tijerina@yahoo.com.mx 
Twitter: @EduiTijerina 
Instagram: @eduitijerinachapa 

Escritor, dramaturgo, guionista, asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”, “Somos invisibles” y “Jesús de Nazaret”