Por: Miguel Ángel Arritola
Fotografía: Archivo
“Los niños de Dios no se venden…
¿
Qué es el “Sonido de Libertad”?
Yo creo que es aquel que sale del corazón.
Yo creo que es aquel que brota del alma.
Yo creo que es aquel que en SILENCIO grita
eso, LIBERTAD.
Rocío (Cristal Aparicio) es una niña de 11 años que
sueña con ser modelo.
Su hermano Miguel, (Lucas Ávila) de 7 años, sueña
con cuidar a su hermana.
“Gisselle”, (Yessica Borroto Perryman), una estafadora de alto glamour, engaña a Roberto, (José Zúñiga),
padre de Rocío y Miguel, solicitando a sus hijos para
una audición para una carrera prometedora dentro
del modelaje.
Roberto accede ante la súplica de su hija, sin imaginar que estaba entregándola a una traficante de
niños.
Los primeros segundos de “Sonido de Libertad”,
(“Sound of Freedom”) muestran escenas inquietantes
de sujetos raptando niños en los centros comerciales,
en las tiendas, en los parques, en los cines, en las
banquetas, en sus casas mismas.
Son escenas vertiginosas, alarmantes, crueles,
desoladoras, nada fácil de asimilar que estrujan el
corazón, causan rabia, enojo, frustración y llanto de
impotencia.
Y a partir de estas escenas, la película se dispara
y ya no hay tregua para un momento de sosiego y
asimilar lo que se está viendo en “Sonido de Libertad”.
Su labor es excelente para sus superiores.
Está a meses de retirarse con honores.
Y, aunque ha logrado atrapar a 280 pedófilos en
sus 12 años de carrera, siente que no ha liberado a
tantos niños como quisiera y eso lo tiene en franca
frustración.
Ballard se da cuenta que no basta con poner a los
secuestradores tras las rejas y traza un nuevo objetivo: rescatar a los niños de la trata y qué mejor que
comenzar con el caso de Rocío y Miguel.
A todas luces, “Sonidos de Libertad” es un llamado
fuerte y contundente para erradicar el tráfico sexual
de niños.
Si hay trasfondo político o religioso o de cualquier
otra índole, la cinta no lo marca ni lo muestra.
Es una película que cuenta una historia que, en
efecto, agita e incomoda a muchos.
Es una película que tiene sus formas, buenas o
malas, pero al final de cuentas el mensaje es claro
y directo…¡detener la trata de niños y eso es lo más
relevante!
Además, tiene a bien presentar estadísticas sobre
el tráfico de niños y expone a Estados Unidos como
uno de los mayores consumidores.
Señala que este negocio mundial de tráfico sexual
es de 150 mil millones al año y la mayor parte de la
trata es de menores.
“Sonido de Libertad” se apoya en un guión sólido
y bien estructurado para crear ese mundo sombrío
en el que se manejan los personajes siniestros de
esta trama.
Los elementos narrativos en los que se apoya
el director Alejandro Monteverde están muy bien
marcados; no hubo necesidad de escenas grotescas
o de índole sexual para mostrar el horror que viven
los niños en ese mundo ajeno a ellos y al que jamás
deberían de llegar.
“Sonido de Libertad” lleva al espectador a vivir
paso a paso la angustia de un padre soltero que busca
rabiosamente el paradero de su hija y su hijo, quienes fueron secuestrados por una hábil operadora del
mundo del espectáculo.
El camino en el que avanza el filme es denso, tétrico,
sigiloso en acción y perturbador en esencia.
Hay quienes acusan a esta película y a sus creadores de hacer propaganda de “derecha”, pero a
lo largo de las 2 horas y 10 minutos que dura el
filme, nunca se menciona nada sobre política, pero
esto no debe mermar el verdadero problema que
se plantea.
Hay una frase que se dice a lo largo de “Sonido
de Libertad” y es: “Los hijos de Dios no están a la
venta”, me movió y mucho.
Humildemente yo corregiría: “Ningún niño está
a la venta….¡ninguno!”
Tim Ballard, quien fundó “Operation Underground
Railroad” para rescatar a cientos de menores en todo el
mundo es mostrado como un personaje muy humano
y Caviezel hace un apasionado trabajo de interpretación a Ballard.
Caviezel es sensato, cauteloso, ecuánime, fuerte
y convincente.
En realidad, Caviezel ES Ballard, punto a punto.
La intensidad de su actuación así lo dicta.
Mira Sorvino no tiene mucho por demostrar, su
papel es breve como Katherine Ballard, su esposa y
madre de sus seis hijos.
Los niños, Cristal Aparicio y Lucas Ávila no tienen
igual. De un nivel de actuación natural, fresco y de
alta escuela.
Para ver “Sonido de Libertad” le aseguro que no
hay necesidad de ser cómplice o adepto de algún partido, secta o religión para apoyar las intenciones de
esta película que no la ha tenido nada fácil para su
exhibición.
Se filmó hace cinco años y Disney la dejó a la deriva
después de que adquirió 20th Century Fox, que originalmente era el estudio.
Pero créame cuando le digo que “Sonido de Libertad” no es una película que al final deje un grato sabor
de boca, pero es una película que definitivamente, si
eres padre o madre de familia, tienes que verla porque
aunque muchas veces provoque ira y ansiedad, es una
realidad que se vive en todo el mundo.
“Sonido de Libertad” está anunciada en México
para exhibirse en la cadena de Cinépolis a partir del
31 de agosto.
En Estados Unidos, pese a que se enfrentó a estrenos de grandes películas como “Barbie”, “Missión:
Imposible” y “Oppenheimer”, salió muy bien favorecida en taquilla.
En una escala de 5 al 10, esta cinta logra un 10, por
ese “Sonido” que todos debemos de escuchar para
lograr la “Libertad” de tantos pequeños atrapados
en una oscuridad en la que uno debe darles luz de ya.