JULIA LAGE | La música como propósito y poder transformador | ROBERTO GARZA | Abril 2024

EMMA SEPÚLVEDA | Letras que dan voz al silencio: El horror de las sectas | EDUI TIJERINA | Junio 2023

Por: Edui Tijerina Chapa
Fotografía: Cortesía Emma Sepúlveda



EMMA SEPÚLVEDA
Letras que dan voz al silencio: 
El horror de las sectas

Hace un par de meses llegó a mis manos la novela “Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa”, publicada por Editorial Catalonia. Este texto desgarrador, resultado de una larga e intensa investigación de su autora, la reconocida escritora Emma Sepúlveda, que nos lleva a Colonia Dignidad, un asentamiento alemán en Chile que, entre otras características, se regía por el fanatismo religioso, la retórica nazi y normas internas que determinaban el aislamiento e incomunicación.

Si Ustedes, amigos lectores, no tienen referencias de Colonia Dignidad, podrán adentrarse desde este trabajo literario que, de manera directa, cruda y envolvente, revela las intrincadas y horrorosas situaciones lidereadas por la cabeza de una de las sectas más crueles de Latinoamérica: Paul Schäfer.

Emma Sepúlveda conversa conmigo y para Ustedes. Además de permitirnos conocerla personal y profesionalmente, abre su corazón sobre estos temas tan escabrosos: las sectas, la separación de padres e hijos; los abusos psicológicos, físicos y sexuales; las torturas, las ejecuciones y, sobre todo, acerca de si es o no posible que los y las sobrevivientes puedan retomar sus vidas y seguir adelante.

Emma, ¿comenzamos conectando con tus orígenes? 

Nací en Argentina, pero a los 6 años mis padres se mudaron a Chile. Mi padre era chileno y mi madre argentina y por eso sus hijos tenían derecho a la doble nacionalidad. Aunque viví mis 6 primeros años de vida ahí, yo siempre he sentido que Chile es mi país. Fue ese el lugar donde pasé el resto de mi infancia, mi adolescencia y viví hasta los 22 años.

¿Cómo fue tu infancia? 

Mi infancia no fue fácil. Vengo de una familia donde existió extrema violencia y desamor. Padre machista al máximo y económicamente poderoso que siempre puso el valor del dinero más que la calidad de vida de su familia. Un hombre violento que exigía que sus hijas estudiaran lo que él decidiera y que se casaran con el candidato que él eligiera. 

Emma Sepúlveda


¿Recuerdas alguna vivencia que haya marcado tu vocación por escribir? 

Soy un ejemplo del triunfo a la total desobediencia de lo injusto. Estudié lo que quise y me casé con el hombre que me cautivó el alma y el corazón. Afortunadamente mi madre fue lo opuesto a mi padre. Una mujer generosa, profunda, sensible, invencible y luchadora. Ella fue la que me inspiró a soñar en que podría hacer todo lo que me propusiera en la vida, que los obstáculos estaban frente a nosotras para hacernos más fuertes y que para los sueños no hay límites si estás dispuesta a trabajar incansablemente para alcanzarlos. Mi madre fue la fuerza que me animó también a escribir desde muy pequeña, a contar historias para sobrevivir el día a día. Y así lo hice. Y lo sigo haciendo. Todos mis libros han sido dedicados a ella. 

¿Cuál ha sido tu formación académica? 

Estudié Historia en la Universidad de Chile, en Santiago de Chile, hasta el 11 de septiembre de 1973. Después del Golpe Militar cerraron nuestra universidad el resto del año y no nos admitieron para terminar el ciclo académico. Nadie se tituló en 1973 en todo el país. Un enorme costo para los miles de estudiantes universitarios, para los planteles educacionales y para el resto del país. Así fue como salí de Chile, cuando me faltaban sólo 3 meses para recibir el título, camino a EE.UU. donde pude terminar la licenciatura, el Master y un doctorado en literatura en la Universidad de California en Davis.

Sé que fuiste la primera candidata latina para Senadora en el Estado de Nevada. 

Tuve la suerte de recibir el apoyo del partido Demócrata para ser candidata al Senado de Nevada. Gané las primarias, pero perdí en las elecciones generales. 

¿Has seguido carrera política? 

Ese año decidí que era más importante empoderar a más latinas y latinos en el país que volver a ser candidata a otro puesto político. Y por esa razón seguí muy activa en la política y fundé una organización sin fines de lucro llamada Latinos for Political Education, con la cual registramos votantes en la comunidad latina de Nevada y preparamos a nuestra gente a presentarse a diferentes puestos políticos como candidatas y candidatos. 

Muchas y muchos ganaron escaños importantes y con el aumento en votantes latinos también logramos apoyar a candidatos no latinos que ayudaron con nuestras causas cuando llegaron a Washington DC.

Al tiempo después, trabajé activamente en las campañas nacionales de las candidaturas presidenciales de Bill Clinton y Barak Obama. Por mi trabajo a nivel nacional recibí importantes nombramientos de gobierno como el de la Comisión para crear el primer Museo de Latinos en EE.UU. y a la Comisión de becas internacionales de Fulbright, donde fui la primera mujer latina nombrada a esa comisión. Fui nombrada por el presidente Barak Obama.

Nunca dejé mi activismo político hasta que salí de EE.UU. en el año 2020.

Emma Sepúlveda


¿Cuántos libros has escrito? 

Hasta ahora tengo más de 30 libros publicados.

¿Qué temas predominan en tu bibliografía? 

Tengo libros de non-fiction, memorias, colecciones de cuentos, novelas, testimonios, ensayos, libros de texto, antologías y libros de investigación literaria. Muchos de mis libros tocan el tema de la mujer en diferentes planos y también el tema de los latinos en EE.UU.

“Soy un ejemplo del triunfo a la total desobediencia de lo injusto”.

Tu novela “Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa” está basada en cartas escritas por Ilse, una mujer que ha sido clave en tu vida. ¿Cómo llegaste a ella? 

La respuesta es larga porque está unida a una preocupación que he tenido por décadas. Me impresionó muchísimo una historia que leí en mis primeros años de adolescencia sobre el escape de un muchacho alemán llamado Wolfgang Müller de un lugar que él describía como siniestro, en el sur de Chile.

Nunca olvidé su nombre ni ese artículo porque más tarde, en la misma revista (“Ercilla”), leí que lo habían llevado de vuelta a ese lugar cerrado para los chilenos que se llamaba Colonia Dignidad.

Su descripción era de un Estado dentro de otro Estado. 

Pasó el tiempo y se escapó una mujer que dejó a sus 3 hijos en esa comunidad. Su historia me pareció era aún más trágica que la del joven Müller. En ese momento empecé a preguntarme cómo sería la vida en ese lugar que hasta una madre dejaba a sus hijos para escapar de ese infierno.

Esas historias me llenaron de preguntas que nadie me contestaba en el colegio, o en casa con mi familia. Me parecía que nadie quería hablar sobre el tema porque se consideraba una colonia de alemanes que estaban ayudando a los chilenos, de alguna manera. Y que sólo vivían alejados de nuestro mundo para continuar con sus propias costumbres, su idioma y su modo de vida. 

Seguí el tema por años y después de salir de Chile, posterior al golpe de Estado de 1973, mi interés por el lugar siguió latente. Continué leyendo material y noticias sobre esa comunidad. En uno de mis tantos viajes de vuelta a Chile quise visitar Colonia Dignidad, pero mis amigas y amigos me advirtieron que si entraba al recinto no saldría de ahí con vida. Era la época de la dictadura cívico militar.

Durante los años siguientes tuve que trabajar en otros proyectos de escritura.

La idea de escribir un libro sobre Colonia Dignidad fue quedando de lado, pero nunca dejé de investigar lo que salía en la prensa sobre el lugar. Así me fui enterando de la alianza del jefe de Colonia, Paul Schäfer con el General Augusto Pinochet. Y con mis investigaciones supe también sobre el tratamiento que recibían las mujeres y los niños.

Me fui dando cuenta de que lo que parecía desde afuera una sociedad de beneficencia, era un verdadero campo de concentración en el hermoso sur de Chile. En ese tiempo decidí que escribiría un libro sobre la historia de Colonia Dignidad para denunciar el tratamiento abusivo y las torturas que recibieron las mujeres. Pero cuando visité por fin el lugar, cuando la democracia había vuelto a Chile y Paul Schäfer había fallecido en la cárcel, fue el momento en que apareció el personaje de Ilse en mi mente. Fue un largo camino hasta llegar a ella.  

Emma Sepúlveda impartiendo clases en la Universidad de Nevada.


Cuéntanos de tu relación con ella y las que consideres sus principales enseñanzas.

Para mí, Ilse, como lo digo en la novela, es la historia de muchas mujeres en la voz de una.

Su personaje está inspirado en la hija mayor de una familia que llega desde Alemania a Chile con el líder Paul Schäfer, en 1961. Llega la madre con 6 hijos y embarazada. Su esposo se queda en Alemania y continúa juntando fondos de feligreses para mandar a Chile y continuar el progreso de la comunidad. 

He tratado de crear este personaje para mostrar el poder innato e invencible que ha tenido la mujer simple, silenciada, torturada, que ha sido capaz de sobrevivir, dejar de ser víctima y se convierte en una eterna sobreviviente luchadora. Mujer que no aparece en libros de historia, pero que ha sobrevivido campos de concentración, torturas, mutilaciones y prisiones creadas por el fanatismo de algunos falsos líderes de sectas criminales. 

Este personaje nos enseña que, aunque te torturen, te encierren en cárceles llenas de horror y te quiten hasta los más básicos derechos humanos, la libertad de pensamiento y de reinventarte, una y otra vez, no te la quitarán nunca. 

¿Cómo llegaron a ti las memorias de Ilse? 

Las memorias de Ilse están basadas en un conjunto de historias que fui reuniendo en mis lecturas, entrevistas e investigación sobre Colonia Dignidad. Las memorias de Ilse no existen como un diario. Es una ficción de la realidad y una realidad de la ficción, como digo en el libro. Me interesó escribirlas como diario para crear un acercamiento entre personaje y lector.  

“Lo que parecía desde afuera una sociedad de beneficencia, era un verdadero campo de concentración en el hermoso sur de Chile”.

¿Qué te llevó a decidir compartir estas memorias con el mundo, a través del libro “Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa”? 

He dedicado la mayoría de mi escritura a dar una mirada a espacios que no han sido observados antes, sobre todo los que tienen historias no contadas de mujeres. Me interesa también un tipo de historia que denuncie injusticias, que nos haga formular preguntas que impulsen a conseguir respuestas. Por esas razones quise que se supiera lo que pasó en ese campo de concentración que se mantuvo abierto por más de 4 décadas con el beneplácito de 8 gobiernos en Chile.

¿Cuál fue tu metodología de trabajo para lograr que no se perdiera la esencia del texto de Ilse? 

Fue muy difícil escribir una novela desde el punto de vista de una mujer niña que vivió la mayor parte de su vida encerrada, prisionera de una secta y torturada a diario, pero que logra al fin buscar camino a su libertad. Lo primero que traté de hacer fue mantener una voz infantil en la narrativa, pero al mismo tiempo hacer crecer psicológicamente a la protagonista mientras escribe su diario a los 50 años de edad. Por esa razón decidí que Ilse hiciera una verdadera autoterapia mientras contaba su historia. De esta manera, es una persona cuando empieza a escribir su diario y otra muy diferente cuando termina de contar su historia. 

¿Qué tipo de investigación complementaria realizaste? 

Leí todos los artículos que se publicaron en diarios y revistas de Chile desde el año 1961 hasta estos últimos años. Leí también la mayoría de los estudios y libros que existen sobre Colonia Dignidad. Tuve largas conversaciones con el abogado que logró enjuiciar a Paul Schäfer y que ha representado a muchas víctimas de los crímenes ocurridos en Colonia Dignidad. Tengo también el privilegio de haber recibido un documento de 800 páginas con una investigación sobre Colonia Dignidad que nunca se publicó formalmente.

Emma Sepúlveda firmando copias de libros en Valparaíso, Chile. 


Refiriendo específicamente a lo que ocurría al interior de esa secta, queda claro que las mujeres eran las más afectadas en esa comunidad (Colonia Dignidad) ¿Cómo se les trataba?

Las mujeres fueron torturadas y maltratadas por Paul Schäfer y los jerarcas cómplices por décadas. Las que llegaron a Chile con sus hijos, se los quitaron y esa separación no se terminó nunca. A las que no tenían hijos se les prohibió los embarazos y las relaciones sexuales. Se les quitó el derecho a la educación y obligó al trabajo forzado, sin sueldo, y por más de 12 horas al día. Trataban a los animales mejor que a las mujeres. Los niños también sufrieron porque fueron abusados sexualmente por Paul Schäfer constantemente.

¿Qué tipo de castigos predominaban en el día a día? 

Las mujeres no podían hablar entre ellas, se les controlaba la comida, las horas de sueño y las visitas al baño. Estaba prohibido leer o estudiar. Recibían fármacos y electrochoques para controlar el cuerpo y la mente. A menudo recibían castigos físicos enfrente de la comunidad y ataques de perros adiestrados en ese tipo de violencia. Muchas veces las colgaban de las manos y los pies por horas para darles ejemplo a las otras mujeres para que tuvieran miedo de desobedecer o pecar. El miedo era una de las maneras que ayudaba en el reino del terror en toda la comunidad: miedo a pecar, a hablar, a escuchar a alguien hablar y tener que confesarlo. Miedo de ser testigo de cualquier acto que podría considerarse pecado. Y lo más importante, miedo a que alguien te acuse de un pecado no cometido. Este miedo colectivo ayudó a controlar a las mujeres diariamente.

¿Cómo describes a Paul Schäfer? 

Paul Schäfer era un pederasta. Pero también tenía un odio profundo por las mujeres y las culpaba del pecado original. Tenía dos obsesiones enfermizas, una era con el demonio y otra con el comunismo. 

“Quise que se supiera lo que pasó en ese campo de concentración que se mantuvo abierto por más de 4 décadas con el beneplácito de 8 gobiernos en Chile”.

¿Algún antecedente que haya marcado la base de su perfil de abusador? 

Fue parte de las juventudes hitlerianas durante la segunda guerra mundial y esa experiencia lo llevó a adoptar muchas de las ideas que puso en práctica mediante las torturas que él mismo administraba. 

Schäfer hablaba mucho del “Pecado Original” y culpaba a Eva por todos los males del hombre… 

Así fue. Creía que él era una especie de segundo Jesucristo que tenía como mandato divino proteger a los feligreses del poder de Satanás. Y parte de ese poder, era ejercer castigo físico y mental a las mujeres que él creía, o imaginaba, que eran pecadoras. Porque todas las mujeres, después de Eva, habían nacido para seguir tentando al hombre a pecar. Y ellas mismas tenían una tendencia, según él, a pecar. 

Entonces, no había mujeres líderes en la Colonia. ¿O sí? 

Existía un muy pequeño grupo de mujeres que Paul Schäfer tenía en su círculo cercano. Ellas eran las esposas de los jerarcas casados. Aparte de ellas, estaban la doctora y la enfermera principal. Estas dos mujeres eran cómplices de las torturas físicas y mentales que recibían las mujeres de la Colonia. Estaban a cargo de darles los fármacos para mantenerlas drogadas y aplicarles los electrochoques si estaban cometiendo pecados, de acuerdo a las reglas de Schäfer.

La doctora también era responsable de drogar a los niños en las noches para que Paul Schäfer pudiera abusar sexualmente de ellos y no recordaran la experiencia al día siguiente. Aparte de los fármacos, los inyectaban en los testículos como otra manera de control y tortura.

Hartmut Hopp Médico alemán mano derecha de Schäfer.


¿Con qué fin se inyectaba a las mujeres para evitar la menstruación? ¿Un tema de rendimiento físico para el trabajo? 

Era una combinación de ambos. Lo principal era que no quedaran embarazadas si las violaba algún jerarca, o pudieran en algún momento tener relaciones sexuales secretamente con sus esposos. Paul Schäfer no quería embarazos y nacimientos en la Colonia. Aparte de eso, las mujeres eran animales de trabajo forzado y no podían tener nada que limitara su capacidad de trabajo.

“Paul Schäfer tenía dos obsesiones enfermizas, una era con el demonio y otra con el comunismo”.

Entre la mucha información que has vertido en tu libro, ¿Cuál ha sido el dato más duro, el que más te ha afectado como ser humano? 

Hay innumerables aspectos que me han afectado muchísimo y que no los olvidaré nunca. Muchos horrores que me han dolido profundamente, especialmente como mujer y como madre. Por ejemplo, se les quitaron los hijos a los padres y nunca más pudieron ni siquiera volver a llamarles hijos, y para los hijos estos adultos pasaron a ser sólo tíos. Los veían desde lejos en la comunidad, pero nunca más pudieron hablarles o abrazarlos.

Me impactó mucho saber sobre las torturas que sufrieron las mujeres y los niños por décadas en la Colonia y que el gobierno de Alemania y Chile no hicieron nada para liberar y salvar a las víctimas de este verdadero campo de concentración. El pequeño Auschwitz Chileno se prolongó por décadas.

Lo otro que me afectó inmensamente fue ir descubriendo las terribles torturas que sufrieron chilenas y chilenos en Colonia Dignidad después del Golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.

Paul Schäfer fue un fiel aliado del General Augusto Pinochet y le ayudó muchas veces, y personalmente, a castigar y eliminar a los presos políticos. Hasta hoy no se sabe dónde fueron enterrados después de sus asesinatos. 

¿Por qué algunas mujeres no querían escapar? ¿Estamos ante casos de indefensión aprendida? 

Vivieron tantas décadas bajo el control físico y mental de la secta que llegó un momento que temían más a la libertad de un mundo desconocido que a la cárcel conocida. 

La coerción, el lavado de cerebro y la dominación por medio de la tortura fue tan grande que algunas mujeres todavía viven el control de la secta y Paul Schäfer.

Villa Baviera antes llamada Colonia Dignidad.


¿Se ha hecho justicia para quienes sufrieron los horrores de Colonia Dignidad? 

No, no se ha hecho justicia para las víctimas. Alemania ha dado 10.000 Euros a algunos sobrevivientes, pero la mayoría de esos fondos han ayudado a cubrir una mínima parte de los gastos médicos que algunas víctimas han acumulado desde su escape de la Colonia. 

Hay que pensar que el daño físico y mental ha sido permanente. El trabajo forzado, unido a las torturas, han dejado a las víctimas incapacitadas de por vida. Unido a estos efectos está el impacto en la situación económica de los sobrevivientes. Son personas que trabajaron explotadas y sin salario durante décadas. Muchas de ellas entregaron sus propiedades, herencias, dinero y todos sus ahorros que tenían en Alemania, antes de irse a Chile, a Paul Schäfer.

Aunque Alemania ha dado un mínimo de apoyo simbólico, no ha tomado responsabilidad sobre la situación apremiante de los sobrevivientes. Tampoco ha hecho un esfuerzo por castigar con el peso de la ley a los cómplices de Colonia Dignidad y de los crímenes de Paul Schäfer. 

Hoy, el ex médico de Colonia Dignidad, mano derecha de Schäfer, Hartmut Hopp, camina impune por las calles de Alemania. Escapó de Chile después de haber sido condenado por la justicia chilena a 5 años de cárcel. No sólo hay acusaciones en su contra por violación a menores, sino también por torturas hechas a mujeres y niños en el hospital de la Colonia que él tenía a su cargo. La justicia alemana ha declarado que Hopp no tiene que ser trasladado a Chile, o servir la condena en Alemania. 

En el caso específico de Chile, sólo el poder judicial logró darle condena a Paul Schäfer y a un par de otros cómplices por crímenes cometidos en la Colonia. Por las víctimas que han sobrevivido a las torturas y vejaciones de Colonia Dignidad, tanto alemanas como chilenas, los últimos 8 gobiernos que ha tenido Chile no han hecho nada.

Tapa de libro sobre el desastre minero en Chile, ganador de varios premios.


¿Cómo es, actualmente, el espacio de Colonia Dignidad? 

Se le cambió el nombre y se llama ahora Villa Baviera, pero aún viven en el lugar algunos cómplices de los crímenes cometidos en la siniestra secta.

He tenido la oportunidad de visitar el lugar y es una experiencia inolvidable. Es imposible ver los galpones donde se explotaba y torturaba a seres humanos y no sentir un profundo dolor. Caminar por fuera del hospital sabiendo que ese fue el lugar donde se drogaban niños para que fueran abusados sexualmente por Paul Schäfer y donde se les aplicaba electrochoques a las mujeres para torturarlas y al mismo tiempo hacerlas olvidar, es horroroso. Impacta ver entradas secretas a espacios subterráneos que hoy permanecen cerradas al público, donde se torturaron y ejecutaron decenas de hombres y mujeres chilenos y chilenas, que eran detenidos como presos políticos durante la Dictadura de Pinochet.

¿Se ha dicho todo sobre Colonia Dignidad? 

No se ha dicho todo sobre Colonia Dignidad. Hay muchísimos secretos que no se han rebelado y culpables que siguen libres. 

Cuando mi Cuerpo dejó de ser tu Casa.


¿Qué temas quedan por abordar? 

Hay material en Alemania que necesita desclasificarse y juicios pendientes en Chile, en representación de los niños, mujeres y detenidos que desaparecieron en Colonia Dignidad durante la dictadura de Pinochet. Mucho trabajo por hacer e infinitas más historias que contar.