Por: Irma Idalia Cerda
Fotografía: Especial
A la antigua
La tecnología sigue invadiendo nuestras vidas y
nosotros tratando de seguirle el paso, porque
estamos inmersos en esta realidad vertiginosa en la que ni siquiera nos detenemos
a pensar en los beneficios o perjuicios que
pueda traer consigo un nuevo aparato, casi siempre
un smartphone o una computadora, pero también
pueden ser electrodomésticos como los robots de
cocina que actualmente están muy de moda.
Aunque veces, es bonito recordar las herramientas que usábamos antes, por ejemplo, las máquinas
de escribir, que ahora son prácticamente piezas de
museo. Tuve la oportunidad de asistir a una convocatoria especial: el pasado 14 de febrero en la Casa de
la Cultura se instalaron cuatro escritorios públicos
para retomar una actividad que era muy común el
siglo pasado.
La gente solía acudir con un escribiente para que le
redactara cartas, estas podían ser para el ser amado,
el mejor amigo o algún familiar; entonces, estas cartas generalmente se guardaban y eran parte de la
historia personal de quien las recibía y también de
quien las enviaba.
Actualmente existe el correo electrónico, pero creo
que no se puede comparar, porque la computadora
es un artefacto multifuncional y un gran invento, si,
indiscutiblemente, pero carece de esa calidez, de ese
inigualable sonido que emitían cuando uno mecanografiaba, hasta recuerdo una frase muy del argot
periodístico: “aporreando la Olivetti”.
Pues para que vean que no soy la única nostálgica,
en ese evento organizado por Conarte, en el Día del
Amor y la Amistad, asistieron cerca de 100 personas
para que les redactaran una carta que luego podían
personalizar con algún dibujo, ya que había otra mesa
disponible con lápices de colores para quien quisiera
decorar el papel.
Esto fue posible gracias a que Arnulfo Cadena, un
coleccionista de máquinas de escribir, prestó algunas para llevar a cabo el proyecto “Cartas desde la
estación”, al que sorpresivamente atrajo a muchas
personas, entre ellos, jóvenes y niños, quienes se
mostraron muy interesados en escribir una carta
a la antigua.
El señor Cadena dice que tiene 37 máquinas de
escribir que empezó a adquirir hace 15 años, de las
cuales, llevó al evento, una Remington Letter Riter, de
1952 color verde olivo, y una Olympia sg3, entre otras.
Cuando empecé a trabajar en la Redacción de un
periódico, a mediados de los 80s, usé esas máquinas,
y los reporteros teníamos que hacer una copia para
dejarla al editor o editora, y para ello necesitábamos usar papel carbón, y por esa razón, casi siempre
teníamos los dedos manchados de negro. Aunque es
mucho más fácil escribir en la computadora, creo que
las máquinas mecánicas tenían su encanto.
La prueba está que en pleno 2023, los jóvenes
fueron seducidos por ellas y no se resistieron a
regalar una carta personalizada para su pareja
sentimental o un ser querido, así que ojalá haya
más actividades como esta, y si alguien puede conseguir una Olivetti en alguna tienda de antigüedades, podrá imaginar cómo los autores del siglo
XX hacían música al estar escribiendo su novela,
cuento o poemas.
irma_idalia@hotmail.com