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El poeta de la imagen | GABRIELA ARENAS | Diciembre 2022

Por: Gabriela Arenas
Fotografía: Internet


El poeta de la imagen

La exposición “Manuel Álvarez Bravo. Vanguardia Fotográfica”, se conforma de 29 obras que muestran elementos característicos de su trabajo fotográfico.

En el marco de la conmemoración de los 120 años del natalicio de Manuel Álvarez Bravo, el Museo de Arte Moderno en la Ciudad de México, inauguró a manera de reconocimiento una sala con el nombre del fotógrafo.

De igual forma, la apertura de este espacio honra su memoria y el compromiso por fomentar la fotografía, así como situarla en el panorama del arte moderno y contemporáneo actual.

Álvarez Bravo nace en la Ciudad de México en 1902, en el centro de todas las transformaciones sociales que se vivían en nuestro país en dicha época. Tuvo oportunidad de aprender de los grandes maestros de la fotografía, como lo fueron Guillermo Kahlo y Hugo Brehme. De ellos aprendió las líneas de horizontales y formas clásicas, es decir, el sentido del pictorialismo.


Su temática trascendió la época en la que vivía, siendo su gusto por relatar lo social, lo que lo enmarcaría por la cotidianidad de su mirada. Deambulaba por las calles, donde en sus palabras todo era retratable, nada escapaba a la sensibilidad del artista.

En 1924 adquirió su primera cámara fotográfica y en 1925 ganó su primer premio en la ciudad de Oaxaca. Sus trabajos iniciales se caracterizaron por mostrar detalles de objetos cotidianos y abstracciones con una visión insólita. Ningún fotógrafo hasta ese momento, se había atrevido a romper las reglas estéticas establecidas.

Con la llegada de las nuevas tendencias de los fotógrafos extranjeros Edward Weston y Tina Modotti, inicia su lucha contra lo establecido. Entre Tina y Manuel surgiría una gran amistad, que a su vez le permitiría conocer a importantes artistas de la época, como lo fuera Diego Rivera. Siendo ellos, de cierta forma, los iniciadores de la innovación de la fotografía en México.

El despegue de su carrera, se daría a raíz del concurso realizado por Cementos La Tolteca, donde obtendría el primer lugar con su fotografía del mismo nombre. Más tarde se consagraría como fotógrafo surrealista, al lograr darle a sus imágenes un sentido onírico, aunque nunca fuera su intención el deformar la realidad.


La obra de Manuel Álvarez Bravo se puede entender de muchas maneras, observándose e interpretándose a través de los objetos reconocibles y las ausencias notables, que hacen que su obra sea tan importante.

En sus fotografías encontramos lo intangible y lo insólito. El artista reinterpreta la realidad sin deformarla, siendo su trabajo, una manera sensible que deja testimonio de su empatía por su ciudad.

Sin duda, Manuel Álvarez Bravo se ha convertido en una figura imprescindible en la historia de la fotografía del siglo XX, siendo su inteligencia y sensibilidad, las principales características que nos invitan a mirar a nuestro alrededor, para darnos cuenta que su poesía sigue flotando.

gabyarenas1@gmail.com