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El modelo incompleto de difusión cultural

Quizás ya sea tiempo de que veamos a la cultura más allá de eventos de difusión artística y la veamos como un instrumento de transformación social.

La difusión de la cultura siempre ha sido un tema de moda, quizás la única dimensión de la cultura en la que hemos “invertido” en México, si es que podemos llamar inversión a la totalidad de los recursos que se destinan a esa actividad.

Aunque no hay que irnos tan lejos, ya que las principales instituciones educativas de nuestro país, tanto públicas como privadas, minimizan a la cultura al encasillarla en Direcciones de Difusión Cultural.

Y es que el problema con los modelos culturales de difusión, es que dejan fuera a conceptos tan importantes como la identidad, la formación, el fortalecimiento educativo y los espacios de colaboración, dimensiones que engloban la esencia misma de la cultura. Pero no me malinterprete, la difusión cultural es muy importante, pero no puede ser lo único a lo que se le ponga atención.

Evidentemente, la difusión es la parte de la cultura más fácil de mostrar y vender, permitiendo que las autoridades y organizaciones tanto públicas como privadas la realicen para enaltecerse y “pavonearse” dentro de sus círculos de influencia. Desgraciadamente, ésta debe ser acompañada de un modelo integral, que le permita formar y educar a la población de una manera sistemática.

Por ejemplo, existen países en los que sus sistemas de gobierno, crecen y se desarrollan a través de un Ministerio de Cultura, que rige el funcionamiento de todas las secretarías que conforman a su administración. Modelos de gobierno exitosos que ven el tema cultural más allá de la mera difusión artística.

Desafortunadamente, muchas instituciones creen que invertir en cultura es organizar eventos de difusión cultural, como por ejemplo ferias de libros, festivales de danza y recitales literarios, sin embargo, eso sólo representa una ínfima parte de la cultura; algo que ciertamente puede “ganchar” al espectador, pero que, si no va acompañada de una estrategia seria de desarrollo humano, no sirve de mucho.

En este contexto, no hay que olvidar que todas las manifestaciones humanas son cultura, desde la agricultura hasta las bellas artes; pasando por la espiritualidad, la religión, las conductas y nuestras formas de pensar. Dicho en otras palabras, cultura es toda expresión o acción que nos distingue a nosotros los seres humanos del mundo biológico.

Ante esta situación, quizás ya sea tiempo de que veamos a la cultura más allá de eventos de difusión artística y la veamos como un instrumento de transformación social. 

 robgarza@att.net.mx