La exquisitez
de ser nosotrxs
No exagero
Me hacen falta unas vacaciones. Y escribo esto
en mero periodo vacacional, donde apenas he
podido levantarme de la computadora para
darme chance de ver una película. No exagero.
No puedo escapar de esas escrituras pendientes,
o escombrar esos rincones de la casa que miro
como cada día acumulan un poco de todo, o
bien, quejarme o preocuparme de lo que sí, no,
quien sabe.
Le confieso que ya no recuerdo cuando pude
leer un libro por el solo gusto de hacerlo y no por
la obligación laboral. Caramba, los días pasan,
la vida se escapa y pareciera que todo son
pendientes por atender y que urgían para ayer.
Mientras escribo esto, suena en mi playlist una
canción que dice “durar y transcurrir no es lo
mismo que vivir, no es honrar la vida”… ja!, doy
mi palabra que no es planeado, pero me inspira
a escribirle esto.
Por ejemplo, que los tiempos actuales son una
paradoja: creemos ser más libres, pero vivimos
atados a más cosas, tareas e historias: el último
whatsapp, el teléfono, la última publicación de,
el aceptar esas invitaciones que emanan del
no imposible, y muy al final el yo en sus deseos.
Pero… ¿cuáles?
¿Soy consciente de lo que quiero y necesito?
Descubro que he dejado de escucharme por
escuchar a los demás. De cuidarme por cuidar
a otros. De soñar.
¿Hay alguna píldora que ayude a remediarlo?
¿Acaso una receta o un a-b-c que vuelva a
reconciliarme conmigo y mi historia, conmigo
y mi circunstancia, conmigo y lo que deseo para
mi presente y futuro?
¿Algo que me ayude a perdonar a otros y a mí
misma?
¿Algo para calmar la ansiedad?
No es fácil. A un lado mío, observo a Juanpello
mi perro, que duerme con la forma de una
bolita, como si protegiera sus patas y cabeza
escondiéndolas en el propio cuerpo. Y en
ello, descubro cierta sabiduría en el silencio
metafórico de su inmovilidad.
Un dejar ser, dejar fluir, confiar en lo que deba
llegar.
Escucho otra vez la canción citada buscando
una nueva pista, y solo se fija en mi mente el
estribillo que canta Mercedes Sosa: “durar y
transcurrir no es lo mismo que vivir, no es honrar la vida…” ese durar y transcurrir me lleva a
recordar mi fijación semanal con el “otra vez es
jueves, otra vez es jueves, otra vez es jueves”, o
mi mayor escape: “mejor ya me voy” o “mañana
será otro día”.
¿acaso no me he dado cuenta de que estoy
dejando que pase el tiempo por pasar?
¿o toda esta palabrería solo es procrastinación?
¿acaso ese honrar la vida que dice la canción,
no es el levantarme cada mañana y cumplir
con lo que se supone debo cumplir?
¿qué estoy haciendo mal?
He colocado en mi whatsapp esa foto antigua,
donde esa versión mía sabía soñar.
Un salvavidas
Recuerdo lo que me gustaba mojarme en la
lluvia, mis bailes nocturnos, el canto a grito
abierto, cuando me llenaba la boca con
palomitas de maíz o las ansias de andar en lo
desconocido y descubrir.
¿o acaso este es el peso de madurar?
El pepe grillo que murmura en mi conciencia
cada tanto, susurra que solo estoy en una etapa
de reconstrucción… ¿será?
Esta noche, mientras intento recuperar el sueño,
pienso nuevamente en la inmovilidad de mi
perro y mi cuerpo adopta una posición fetal.
Solo me queda pensar: deja ir, deja ser, confía
en lo que deba llegar.
Diana Elisa González CalderónDocente e
investigadora en la Universidad Autónoma
del Estado de México.