Por: Miguel Ángel Arritola
Fotografía: Archivo
Fue una noche mágica
La noche del 20 de julio en Pabellón M, Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España, jamás lo olvidará por la entrega tan genuinia de un público que los hizo sentir como verdaderos reyes de la danza.
Ha sido galardonado con
Premio Nacional de Danza
en 2015. También con el
Premio Max (2014) y con
la Zapatilla de Plata de
Indanza (2012). Obtuvo el Giraldillo de
la Bienal de Flamenco de Sevilla (2010)
y el Premio de Interpretación de Danza
Pilar López (2007).
Sus montajes también han recibido
premios, entre los que destacan el Premio de la Crítica del Festival de Jerez
(2019) para Horas contigo o el Giraldillo
Ciudad de Sevilla (2016) para Toda la
vida bailando.
Y con tantos reconocimientos a su
arte a nivel internacional, Rubén Olmo
no pierde piso, no se marea entre la
fama y el glamour.
En entrevista exclusiva, Olmos habla
sobre la maravillosa presentación que
tuvo en Pabellon M la noche del miércoles 20 de julio con el Ballet Nacional
de España, del cual es director desde
septiembre de 2019.
“Fue una noche llena de magia con
un público muy entregado”.
¿Esperaba esta respuesta?
“No así, no así tan intensa”
¿Qué tuvo de especial esa noche
a otras que han tenido en otras
ciudades?
“La calidez del público, la conexión
inmediata de público artista. La magia
que se dio desde el primer momento
en que subió el telón”.
¿Feliz?
“Mucho, mucho muy feliz. Hay un esfuerzo detrás de todo esto, un esfuerzo
de más de 80 personas, entre bailarines
y gente de producción”
Hay una disciplina de cada uno de
los bailarines, hay una obediencia perfecta al cuerpo, a los movimientos, como
director qué tan difícil es lograr eso.
“Cuando se tiene a los bailarines
correctos, se logra. Hay una diciplina
que se respeta y que se ve en escena”.
¿Son disciplinas duras, salvajes,
violentas como se trazan en cintas
como “El cisne negro” o “Las niñas
de cristal”?
“No, yo quisiera que ahora hicieran
una película con los nuevos programas
que se emplean en ellos, son rutinas
y disciplinas muy alejadas de lo que se
presentan en esas películas”.
¿Ya no hay tanta rigidez?
“La rigidez siempre la habrá, así como
la disciplina, pero los métodos son otros.
Eso que dicen las películas si sucedió,
pero hace muchos, pero muchos años
atrás, hoy todo ha cambiado”.
¿Cómo controla la calidad de sus
bailarines a la hora de que están en
el escenario?
“Todos son profesionales, saben lo que
hacen. Desde que salen al escenario
ellos son el puente mío para con el
público, y yo soy el puente para preparara a los artistas”.
¿Es más seductor estar en el
escenario o dirigiendo?
“Las dos cosas son fascinantes y las dos
cosas las disfruto por igual”.
¿Qué se necesita para formar parte
del Ballet Nacional de España?
“Ser profesional, ser único en lo que
haces. Cada uno de los 40 integrantes
del Ballet Nacional de España tienen
algo muy especial”.
¿Hay frustración para un bailarín
cuando se llega la hora del retiro?
“Depende, si el bailarín logró sus objetivos como tal, es un bailarín realizado.
Si no, cargara con frustraciones”.
¿Ha pensado en el retiro?
“No. No he pensado en un retiro, quizás
cuando esté mas viejecito”
¿Qué le gustaría hacer después?
“Dedicarme a seguir enseñando a nuevas generaciones. Porque te he de decir
que he hecho a grandes figuras de la
danza, Bailarines que tienen su nombre
propio en la danza”.
¿Cómo es como director del Ballet
Nacional de España?
“Como un director sometido a la
paciencia. No me gusta que mis bailarines sufran lo que uno sufrió hace
años para llegar hasta donde se está...”
¿Cómo es su trato con los
bailarines?
“No hay una barrera entre ellos y yo,
más bien hay un respeto. Como dije, no
me gustaría que ellos pasaran por lo que
yo pasé. Por eso nunca hay que abusar
del poder, el poder hay que guardarlo
en un cajón y no utilizarlo para hacer
daño a los demás”.
¿Cómo le gustaría que lo
recordaran el día que se retire?
“Como una persona que siempre se
entregó a todo, como una persona cercana, como una persona que siempre
ha ayudado a todos. Así me gustaría”.
Conócelo
- Rubén Olmo descubrió
precozmente su amor por la
danza.
- Con 9 años ingresó en el
Conservatorio de Sevilla, donde
se licenció en Danza Española y
Danza Clásica en 1996.
- Allí tuvo como maestros, entre
otros, a Marisol Delgado, José
Manuel Moreno y Pepa Coral.
- Durante su periodo de
formación también recibió
clases en las escuelas de
Manolo Marín, Carmen Montiel
y José Galván y realizó cursos
con Pedro Azorín, Juanjo Linares,
Victoria Eugenia, ‘Manolote’,
‘Güito’, Mario Maya, José Granero, Javier Latorre, entre
otros.
- Su carrera profesional como
bailarín comenzó a los 16 años,
cuando ingresó en la Compañía
de Javier Barón, con la que
participó en el espectáculo El
pájaro negro, con Belén Maya
como bailaora principal.
- Un año después entró a
formar parte de la Compañía de
Danza Española de Aída Gómez,
donde actuó como bailarín
solista en el espectáculo
Estamos solos, con coreografía
de José Antonio, Javier Latorre y
Aída Gómez. Además, participó
en la producción del Teatro
de la Zarzuela El barberillo de
Lavapiés, coreografiada por
Ramón Oller.