|
Consejo de Administración de MOS. Alberto de la Garza Evia, Alejandro Pérez, Gustavo M. de la Garza
Ortega, Jorge Vázquez, Carmen Páez de De la Garza Evia, Verónica Muguerza de Pérez, Carmen
Bortoni de De la Garza y Leonor Guzmán de Vázquez. |
Irreverente
Ciento diez
artistas
en escena,
pocas óperas
Presenta MOS “La Légende
de Rudel” el pasado 29 y
30 de abril en Monterrey.
Se trata de una muestra más del esplendor
que emana de una de las verdaderas
organizaciones filantrópicas de este País: México
Opera Studio, MOS para los amigos, nacida en
Monterrey e integrada por empresarios regios
que cual mecenas hacen posible el desarrollo,
crecimiento y proyección de jóvenes artistas
mexicanos en el mundo entero.
Destaca por el profesionalismo que imprime a
todos sus proyectos, que vienen a representar
un bálsamo para los que vivimos en éstas
bárbaras, inseguras y sedientas tierras del norte.
Vasconcelos dijo un día… “la civilización termina
donde comienza la carne asada”, refiriéndose
al norte de México.
Muchos se la siguen creyendo y hacen honor a
dicha frase casi centenaria. ¿Quieren nombres
de algunos de éstos? Espérense al CAJÓN DE
SASTRE, ahí los menciona la irreverente de
mi Gaby.
Ahora sí, como decía el célebre Dr. Jack The
Ripper en sus gustadas clases de disección
anatómica en la Universidad de Dublín:
“Jóvenes, vámonos por partes”. ¡Arre!
|
Ricardo Castro. Foto INBA. |
“LA LÉGENDE DE RUDEL”
Ciento diez artistas -entre actores, cantantes,
músicos, bailarines y coros- pusieron en
escena esta obra del último romántico del
porfiriato, el duranguense Ricardo Rafael de
la Santísima Trinidad Castro Herrera. Bueno,
Ricardo Castro, para los amigos.
Se presentó por primera vez en Monterrey en
dos funciones, el 29 y 30 de abril, a las 8 de la
noche en la Gran Sala del Teatro de la Ciudad.
Rennier Piñero fue el director escénico y
Alejandro Miyaki el director concertador.
Participaron la orquesta y coro del MOS, el
Ensamble Coral FAMUS de la UANL y bailarines
de la Escuela Superior de Música y Danza de
Monterrey.
Manuel Davalos interpretó a “Geoffrey Rudel”,
Fernanda Allande a “Segolaine”, Estefanía
Cano e Itzel Jáuregui a la “Condesa de Trípoli”,
Carlos Adrián Hernández será “El Capitán” y
Fernando Cisneros, “Peregrino”.
Todos ellos han destacado en México y en el
extranjero en los papeles que han interpretado
del repertorio operístico.
Su coach musical fue Aída Bousselma, quien
tiene a su cargo la preparación de los actores
y cantantes de la obra, que fue interpretada
en francés, idioma en que la compuso en 1905
el maestro mexicano, dos años antes de su
repentina muerte. Fue apenas su segunda
ópera y la compuso mientras se encontraba
pensionado en Europa.
Como anécdota, los promotores de su pensión
fueron quienes entonces eran secretarios de
Hacienda, José Ives Limantour y Justo Sierra,
de Instrucción Pública, antecedente directo
de la hoy SEP.
Quizá como agradecimiento, Castro le dedicó
la partitura a Limantour. Castro era un europeo
disfrazado de mexicano, por eso incluso la
edición de esta obra se realizó en la alemana
Leipzig.
En un viaje que hice con la irreverente a Praga, nos tocó casi tocar con las manos lo
que los curadores del Museo “Franz Kafka”
nos presentaron como partitura original
de esta obra. Por el giro y las colecciones
de ese lugar se nos hacía un poco fuera de
lugar que tal partitura estuviera ahí y eso lo
comprobamos cuando descubrimos que el
verdadero original está en el Archivo Nacional
de México, al cual -por cierto- no se le rinde
culto alguno.
Su última presentación en México tuvo lugar en
el Teatro Melchor Ocampo de Morelia, en el 2014.
|
Ensayo de MOS para la ópera “La Légende de Rudel”, del mexicano Ricardo Castro. Foto por MOS. |
ÓPERA ELEGANTE
Sin llegarle siquiera a los talones a mis amigos
conocedores del bel canto, soy un aficionado
voraz a la ópera y con mi Gaby he visto todas
las que se nos atraviesan en el camino.
Juzgo pertinente mencionar ello antes de
platicarles lo siguiente:
El libreto me parece más bien endeble cuando
se traduce al español, pero cuando lo leí en
francés me pareció estruendoso, poderoso,
casi como si estuviera leyendo otra obra.
Es que, el francés -con sus triquiñuelas de
pronunciación- dulcifican el lenguaje y a pesar
de ello, cuando hay música de por medio,
DETONA, mientras que el italiano, a lo mucho,
ESTALLA.
Gran diferencia la hay en estas dos palabras,
por eso las óperas cantadas en francés son
la mar de elegancia, y que me perdonen
los bucólicos Rossini, Puccini, Monteverdi,
Leoncavallo, Cherubini, Bellini y Verdi, y de
pasada Wagner y Mozart, que con su PODEROSO
alemán se alejan aún más de la elegante -por
ejemplo- “Carmen”, del inmaculado Georges
Bizet y de sus libretistas Ludovic Halévy y Henri
Meilhac, que nos hacen leer tarareando la
novela “Carmen”, de Prosper Mérimée.
Por eso es rarísimo que una ópera, cualquiera,
sea llevada a escena traduciéndola al idioma
de la concurrencia. ¿Al español? ¡menos!, para
eso existen -ahora- las pantallas de traducción
en la parte superior del escenario.
Por eso considero un acierto que MOS presente
esta obra en el francés original en que fue
escrita por Castro.
La música -como felizmente no tiene idioma
que la cerque ni cercene- es briosa y yo diría
que hasta transparente, sin llegar a cristalina.
(Estoy seguro de que mis amigos Alejandro,
Gustavo, Alberto y Jorge, como miembros del
Consejo de MOS, sabrán a qué me refiero con
esta definición).
La ópera es precedida de un preludio sinfónico,
un diálogo a base de frases de chelos y
contrabajos que pretenden meter al público al
motivo dominante de la obra: el ideal amoroso
perseguido por el trovador Rudel.
Con las reservas del caso antes citadas, podría
decir que el preludio se basa en un único tema
y solamente en los últimos compases aparece
musicalmente la figura de Segolena.
En la romanza de la violeta, Rudel elogia al
amor ingenuo. Es quizá una de mis partes
favoritas, luego les platicaré por qué...
|
Aida Bousselma. Foto MOS |
¿CÓDIGO DE VESTIMENTA?
Solo quisiera mencionarles que esta ópera
-para meterse en ella y apreciarla en todo
su esplendor- obligó a la audiencia a vestirse
con sus ropas más elegantes, porque ..Rudel
es eso, una ópera elegante.
Aunque admito que de repente la ópera se
democratizó y se convirtió en un espectáculo
donde tienen cabida todas las personas que
la amen, sin importar la ropa que vistan.
CAJÓN DE SASTRE
“Me toca ser quien aporte la parte terrena a
esta columna de tema tan etéreo: Los nombres
de a quienes se refiere Plácido al inicio son...
Miguel Treviño y Martha Sañudo. Tan tan”,
remata la irreverente de mi Gaby, siempre
ella tan claridosa…
Plácido Garza. placido.garza@gmail.com
placido@detona.com
Nominado a los Premios 2019 “Maria
Moors Cabot” de la Universidad de Columbia de NY;
“Sociedad Interamericana de Prensa” y “Nacional de
Periodismo”. Forma parte de los Consejos de Administración de varias corporaciones. Exporta información
a empresas y gobiernos de varios países. Escribe para
prensa y TV. Maestro de distinguidos comunicadores en el ITESM, la U-ERRE y universidades extranjeras.
Como montañista ha conquistado las cumbres más
altas de América.