Por: Gabriela Arenas
Fotografía: Cortesía
Mariana Yampolsky
y su amor por México
Mariana Yampolsky es una reconocida fotógrafa, que
no sólo estaba enamorada de México, sino que realizó
un aporte invaluable al arte y cultura mexicana.
La lucha por la igualdad de género es indispensable para lograr un mundo más igualitario, en el que todas las mujeres gocen
de plena igualdad y en donde se hayan
erradicado todos los obstáculos sociales,
económicos y jurídicos que impidan su crecimiento.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que
se conmemora el 8 de marzo, resulta indispensable
hablar de Mariana Yampolsky, reconocida fotógrafa,
que no sólo estaba enamorada de México, sino que realizó un aporte invaluable al arte y cultura mexicana.
Mariana Yampolsky nació en Chicago, Illinois,
el 6 de septiembre de 1958, siendo de padre ruso y
madre alemana. Pasó su infancia en un ambiente
intelectual y artístico, leyendo por horas y tocando el
violín. Estudió humanidades y arte en la Universidad
de Chicago, donde escuchó hablar sobre el Taller de
Graficas Populares, un colectivo ubicado en la Ciudad
de México, el cual buscaba mantener vivos los ideales
de la Revolución Mexicana.
En 1945 decide viajar a México en busca de dicho
taller, convirtiéndose en la primera mujer miembro y curadora de sus exposiciones. Sin duda esa
experiencia, dejó una gran huella en su formación
artística y política.
A la par del taller, estudió pintura en La Esmeralda y
más tarde ingresó a La Academia de San Carlos, donde
tomó clases de fotografía con Lola Álvarez Bravo.
Mariana adquirió un profundo amor por México y
realizó distintos viajes por toda la República Mexicana,
en donde fotografió a personas, paisajes y arquitectura
de una forma poética. En 1958, renunció a su nacionalidad estadounidense y se nacionalizó mexicana.
A partir de su obra fotográfica, es posible entender
su particular sensibilidad y su gran empatía, siendo su
tema recurrente, la vida cotidiana de las comunidades
indígenas y campesinas. Mariana logró reivindicar
y dignificar al indígena, que había sido siempre tan
desdeñado y desairado, convirtiéndose ese en uno de
los aportes más importantes de su obra.
Mariana también fue bibliófila y profesora de inglés,
al igual que fundadora del Centro de Enseñanza de
Lenguas Extranjeras en el IPN y cofundadora del
Salón de la Plástica Mexicana. Murió de cáncer el
3 de mayo del 2002.
En el 2018 la Fundación Mariana Yampolsky, cedió
a la Universidad Iberoamericana el archivo fotográfico
de la artista, integrado por 74,000 negativos, 11,000
libros, cientos de grabados, sus cámaras y su violín.
El pasado 10 de diciembre, su archivo obtuvo la
denominación de “Patrimonio Documental de México”
por la UNESCO, con el fin de reconocer la importancia
del patrimonio documental, propiciar su conservación
y promover el acceso al mismo.
Mariana Yampolsky es, sin duda, una ventana a
un mundo que no podemos ni debemos olvidar, un
mundo que ella exaltó a través de sus imágenes.
gabyarenas1@gmail.com