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La decisión | RENO ALDRETTE | Enero 2022

La decisión

He tenido la fortuna de hacer muchas cosas a lo largo de mi vida. He experimentado diferentes situaciones, diferentes emociones, algunas me han dejado más que satisfecho, mientras que otras me han dejado un sabor amargo. Pero lo que no puedo negar, es que todas y cada una de las decisiones que he tomado, me han dejado una enseñanza invaluable que me ha ayudado a mejorar cada día en mi toma de decisiones.

Eso no quiere decir que voy ahora por la vida tomando riesgos a cada paso que doy, solo que ahora los tomo con la confianza en que lo haré mejor que en la última ocasión.

Y uno de esos riesgos que tomé el año que recién pasó, fue el atreverme a dar clases en una academia musical. Y digo riesgo, sobre todo sabiendo como yo fui de alumno. El miedo se apoderó de mí en un instante. Todas las bromas que hice y lo difícil que fui como alumno, me hicieron pensar las cosas 2, 3 y hasta 4 veces… Lo consulté con la almohada y con el Oráculo de Delfos. Le hablé al universo y a cuanto ser divino se me ocurrió, pidiéndoles una señal. Nunca contestaron… Hasta pensé que ninguno lo hacía porque aún no terminaban de burlarse de mí. Al final, me di cuenta que nada de eso era necesario. Ya había abierto mi “bocota” y la decisión estaba tomada… ¡Iba a dar clases!

Llegué a mi primer día disimulando el miedo que me invadía. Mi mano sudaba y me temblaba al tomar el plumón para tratar de escribir en el pizarrón. Mi frente estaba húmeda a pesar de tener el aire acondicionado encendido al máximo. Y así fueron los primeros 2 o 3 días de enseñanza y la verdad, el miedo no desapareció de a poco, sino de tajo. Todas esas preocupaciones se disiparon al ver lo afortunado que yo era de conocer a todos y cada uno de los alumnos que llegaban a mi salón a tomar clases. Afortunado de ver esas ganas que tenían por aprender a tocar un instrumento, de conocer sobre teoría musical y de resolver todas sus dudas a través de la clase que yo les brindaba.

Es muy gratificante ver como los alumnos crecen día a día en conocimiento, mientras yo los llevo de la mano a la velocidad de aprendizaje que ellos requieren. Y que, al terminar la clase, se levanten con una sonrisa de satisfacción por haber resuelto esa duda que tenían y de haber aprendido algo nuevo ese día. Sobre todo, que al despedirse me digan: “¡Gracias Profe!” es algo que me mueve el corazón. Al igual que cuando mi hijo me dijo “papá” por primera vez.

Meses después de que comenzaron las clases, vimos el fruto de los esfuerzos recompensados, gracias a una presentación que se realizó el pasado mes de diciembre, donde en la academia, ayudamos a los alumnos a “montar” canciones que ellos previamente habían seleccionado, para interpretar frente a sus papás en un salón de eventos con escenario, luces y sonido profesional.

Todo ese ejercicio de selección, requirió de meses de preparación, pues hubo que ayudar individualmente a cada alumno a “sacar” la canción de oído en el instrumento que interpretarían. Ayudarlos también con cualquier falla o con alguna parte complicada. Pero, sobre todo, a que perdieran el miedo a pararse al frente del escenario. Y eso es algo que puede llegar a ser muy difícil sin importar que tan bueno seas a la hora de tocar.

Parte de las lecciones que tienes que dar como maestro de música, es hacerlos ver que no deben temer a interpretar su instrumento frente a otras personas, pues al final lo que hacemos es arte y nuestra alma se refleja en lo que hacemos. Es la forma en la que un músico se expresa y no hay nada más noble y sincero que compartir eso con los demás.

Pude acompañar a mis alumnos en algunas canciones durante el concierto, me gustó mucho poder estar con ellos arriba en el escenario para poderles compartirles confianza y, sobre todo, para que vieran que somos un equipo. Un equipo donde debemos trabajar juntos y si alguien se equivoca, estamos los demás para apoyarlos. Y también tengo que reconocer la labor de los padres y amigos de los alumnos, porque además de aguantar una presentación de 35 canciones, ellos han apoyado y alentado a sus hijos a tomar el camino de la música como manera de arte y expresión. Los apoyan con lo necesario, los llevan a sus clases y ensayos, y les dan confianza. Eso sin duda es algo que ayuda mucho a la labor de un profesor.

Es por eso que no me arrepiento de haber tomado esta decisión. Una decisión en la que pensé mucho, pero al final me atreví a dar el paso y creo ha sido de las mejores cosas que he hecho en mi vida. 

Tengo alumnos que van desde los 8 y hasta los 50 años, teniendo todos en común esa “hambre” por aprender, que al final es la que siembra la semilla que les dará la oportunidad de expresarse en el lenguaje de la música.  

¡Feliz Año 2022!

René “Reno” Aldrette 
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Arquitecto, artista plástico, músico y promotor del género del Metal. Actualmente conduce el canal digital Black Metal Mvffin, promociona la cultura de la escena musical, así como realiza reseñas de bandas y eventos musicales del Metal en México y el mundo.