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Sensibilidad
Este texto, querido lector,
es un ejercicio de sensibilidad, es decir, que juntos haremos un esfuerzo
por establecer un vínculo
con aquello que nos enseña a ver el
mundo en su profundidad.
Me gustaría hablarte de un pintor
del Siglo XVII, Diego de Velázquez.
Tenía un trabajo muy difícil, su labor
consistía en hacer ver bien a los reyes
de España. En aquel mundo de intrigas, poder, arrogancia y avidez, en
aquel mundo de fuerzas políticas en
constante enfrentamiento feroz, se las
arregló para ir más allá de su jaula de
oro, y fue en las calles donde encontró
rostros que aún hoy, si aprendemos a
verlos, son capaces de cambiar la historia de nuestro tiempo.
Los rostros que Velázquez descubre en la calle, como “El bufón Calabacillas” o “Vieja friendo huevos”,
nos remiten a una sensibilidad que
es capaz de transformar la mirada.
Los rostros brillan en medio de
las sombras con una luz que viene
de un punto indeterminado del universo, la luz baña los rasgos hasta
que la mirada los descubre en toda
su intensidad, en toda su belleza
mística y terrenal a un tiempo.
“El bufón Calabacillas” era un
trabajador de la corte cuya función era divertir a los poderosos, la
mujer trabajaba en la calle alimentando a los paseantes. Velázquez
nos dice subrepticiamente que el
pueblo y sus avatares son tan bellos
o incluso más que el emperador y
los dioses. La historia misma le
daría la razón.
Los artistas nos exponen a la
necesidad de aprender a contemplarnos; así, no tenemos derecho a
desarraigar de nosotros la necesidad de vincularnos con los demás,
si algo hace el arte por nosotros es
desactivar el odio y la miseria que
los modelos educativos, publicitarios
y políticos introyectan en nuestra
mirada, obligándonos a vernos como
un mecanismo más del mercado o
como un votante, como un usuario,
pero nunca como un ser humano
sintiente digno de ser tomado en
cuenta en su dimensión espiritual.
Es momento de tomar verdaderamente lo que la mirada de un artista
como Velázquez tiene para nosotros,
de hacer nuestra la posibilidad de
triunfar sobre la incomprensión. No
se trata sólo de incorporar un elemento estético a nuestro intelecto,
se trata de romper el entramado
de confusión que intoxica nuestra
mirada.
Quien no se preocupa por vincularse con los demás, quien no es
sensible, está condenado a vivir en
el desierto de la crueldad.
Email: samuelr77@gmail.com
Instagram: @samuelrodriguezdiciembre
Profesor de
Arte, Cine y Estética en el ITESM campus
Monterrey. Cuenta con un posgrado
en Filosofía Contemporánea por la
Universidad de Granada. Su más reciente
publicación literaria es el libro de
cuentos “La Ausencia” editado por Arkho
Ediciones en Buenos Aires Argentina.
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