Cinelebu: un festival para todos | EDUI TIJERINA | Marzo 2024

Manifiesto de amor | HÉCTOR SEGOVIA | Octubre 2021

Manifiesto de amor

Nací sin saber lo que es el amor. Nací sin conceptos, no sabía lo que era nada, entonces claramente nada sabía. Crecí y fui desarrollando mis conceptos acerca de todo lo que me rodaba , la vida no es la misma cuando nuestros conceptos evolucionan, cuando sabemos más, todo cambia.

El primer acercamiento que tuve con el amor fue con mi madre, cuando nos vimos por primera vez. A esa edad no veía mucho, nunca había visto nada y lo primero que vi fue al doctor que me sustrajo de mi madre. El amor no tiene que ser romántico.

No me importa el significado de la palabra amor, a ti tampoco debería de importarte. Cada uno le construye un significado con las experiencias, con cada vez que amamos.

El amor no es algo exclusivo de una pareja, se siente por todo lo que nos rodea. Se siente por todo lo que tiene alguna comunicación con nosotros. 

Romántico sería decir que el sol se comunica con nosotros a través del calor que irradia, de los fotones que nos pegan para envejecer. Romántico sería decir que la luna nos ama, pues abraza a la tierra de tal forma que exprime la vida dentro de ella.  

El amor puede y puede no ser romántico.


Cuando es por una pareja es obvio que nace por la extraordinaria situación que estamos viviendo con alguien; es extraordinaria porque hay detalles que no hemos visto en alguien más, hay detalles que sobre estimulan nuestros sentidos, cautivan nuestro gusto, nuestro tacto, nuestro olfato, nuestro oído, enamoran nuestra vista, vibramos en la misma sintonía. Sea lo que sea, algo comulga entre dos seres.

Lo maravilloso es que no sólo es con la pareja, compartimos amor con mamá, con papá, con nuestros hermanos, primos y primas, tías y tíos, con nuestros abuelos, nuestras mascotas y vecinos, con nuestros amigos, con árboles, hasta con piedras y minerales. 

El amor es algo que sentimos porque hay algo súper extraordinario en nuestras vidas, y le admiramos tanto que queremos estar presentes en su existencia para que estén presentes en la nuestra. 

Somos recipientes, durante toda nuestra vida estamos siendo llenados y vaciados por diferentes personajes que se van apareciendo en nuestro andar. Nos llenan de conocimiento, de anécdotas, de emociones, de sentimientos, de valores e ideas, de muchas cosas; y también toman sorbos de nosotros. Nos formamos con un poco de todo humano que se ha cruzado en el camino. Somos los demás y los demás son nosotros. Podemos amar cuando admiramos, pero también lo hacemos sin admirar. Amamos por igual. El amor nace porque si, no hay razones vastas para atribuirle un ¿por qué? Y quizá, no lo necesita.

Abramos los ojos, no nos dejemos cegar una vez que tengamos conciencia. El amor no es sufrir por alguien más, aunque bien el sufrimiento es un sentimiento que llega a brotar cuando se ama, hay que saber encauzar par no perder la cabeza, pues quizá sea el amor un escalón a la locura. 

Sea lo que sea el amor, es algo hermoso sentirlo, es hermoso sonreír a la nada cuando recordamos el rostro de nuestra amada, cuando cantamos caminando pues ya vamos a verlo, cuando nos tomamos la mano o besamos los labios, cuando nos emociona saber que nos espera o que está por llegar, es hermoso cuando somos detallistas, cordiales y condescendientes, somos maleables bajos sus influjos, y tal vez, algunas veces, nos vuelva detestables. El amor es mucho, pero también hay que saber consumirle, con mesura, sin censura.   

El mundo nos bombardea todos los días con ideas sobre lo que es el amor, nos las da en canciones, en películas, en historias, en teatro, en regalos, en días, el mundo construye su concepto del amor con un poco de los conceptos de todos.

Es hermoso no pensar igual, pero cuando se piensa de manera muy desigual en el amor, hay que actuar con mucha razón. No podemos amar lo que queremos cambiar, no debemos cambiar nada que amemos, pulamos en su defecto, pero no cambiemos, si amamos algo, es por lo que es.

La sabiduría es algo que se labra con muchos años, aprender a amar es algo que se labra toda la vida, pues nunca tendremos dos experiencias iguales en el amor, quizá alguna posibilidad existe de que sea algo similar, pero siendo producto de mentes, nunca será igual.

Si remontamos en nuestras vidas encontraremos recuerdos de nuestros primeros amores, de nuestras primeras inspiraciones. 

La poesía no llega por la clase de español, llega con el amor; cuando queremos plasmar nuestro sentimiento en un papel, pues conversamos con nosotros mismos sobre ese amor que sentimos. 

Amé a la mariposa que veía volar y alimentarse en el jardín, ella pasó ahí horas, allí horas yo la admiré. Y tan espontánea como llegó, se fue. Amar, es saber dejar ir. 

El sol no brillará por siempre, a veces hay amores que tampoco lo hacen, y eso no es malo, pues son amores que nutren las raíces que nos permiten ser. No detengamos tanto nuestras vidas por amores que no fueron, pensemos en los que serán. 

No busques el amor de tu vida, si lo pensamos bien, toda persona que está con nosotros en determinado momento lo es. ¿Si no por qué estaría con nosotros? Ama con total entrega a quien ames, sea quien sea. No valen los prejuicios en el amor. Mira con el corazón, y ten reflexión. 

Al mirar al espejo, miro a un tipo que se me hace conocido, pero en ocasiones desconozco, no me asusta, sé que es bueno, lo llevo conociendo toda mi vida, sé de que es capaz y de que no. Hay muchas cosas de él que no me gustan, pero las hemos ido puliendo. 

Hemos ido aprendiendo. Se dice que primero hay que amarse a uno mismo para amar a los demás. Tengo que mirarme al espejo y saber que me amo para poder salir al mundo a ser yo mismo sin temor a lo que soy. Me quiero amar porque me necesito para ir a donde quiero ir, necesito confiar en mí para saber que estaré ahí para mí, pues si soy capaz de amarme así, podre amar a otros igual.   


Héctor Segovia 
Instagram: @hescritorsegovia 
husegoviae@gmail.com

Escritor regiomontano, que desde hace cuatro años decidió salir a compartir por cuenta propia su trabajo escrito. Anda en las calles del centro de Monterrey traficando letras para aquella mente dispuesta a explorar nuevos horizontes mentales