Manifiesto de amor
Nací sin saber lo que es el amor. Nací sin
conceptos, no sabía lo que era nada,
entonces claramente nada sabía. Crecí
y fui desarrollando mis conceptos acerca
de todo lo que me rodaba , la vida no es
la misma cuando nuestros conceptos evolucionan,
cuando sabemos más, todo cambia.
El primer acercamiento que tuve con el amor fue
con mi madre, cuando nos vimos por primera vez. A
esa edad no veía mucho, nunca había visto nada y lo
primero que vi fue al doctor que me sustrajo de mi
madre. El amor no tiene que ser romántico.
No me importa el significado de la palabra amor,
a ti tampoco debería de importarte. Cada uno le
construye un significado con las experiencias, con
cada vez que amamos.
El amor no es algo exclusivo de una pareja, se siente
por todo lo que nos rodea. Se siente por todo lo que
tiene alguna comunicación con nosotros.
Romántico sería decir que el sol se comunica con nosotros a través del calor que irradia, de los fotones
que nos pegan para envejecer. Romántico sería decir
que la luna nos ama, pues abraza a la tierra de tal
forma que exprime la vida dentro de ella.
El amor puede y puede no ser romántico.
Cuando es por una pareja es obvio que nace por la
extraordinaria situación que estamos viviendo con
alguien; es extraordinaria porque hay detalles que no
hemos visto en alguien más, hay detalles que sobre
estimulan nuestros sentidos, cautivan nuestro gusto,
nuestro tacto, nuestro olfato, nuestro oído, enamoran
nuestra vista, vibramos en la misma sintonía. Sea lo
que sea, algo comulga entre dos seres.
Lo maravilloso es que no sólo es con la pareja,
compartimos amor con mamá, con papá, con nuestros
hermanos, primos y primas, tías y tíos, con nuestros
abuelos, nuestras mascotas y vecinos, con nuestros
amigos, con árboles, hasta con piedras y minerales.
El amor es algo que sentimos porque hay algo súper
extraordinario en nuestras vidas, y le admiramos
tanto que queremos estar presentes en su existencia
para que estén presentes en la nuestra.
Somos recipientes, durante toda nuestra vida
estamos siendo llenados y vaciados por diferentes personajes que se van apareciendo en nuestro
andar. Nos llenan de conocimiento, de anécdotas,
de emociones, de sentimientos, de valores e ideas,
de muchas cosas; y también toman sorbos de nosotros. Nos formamos con un poco de todo humano
que se ha cruzado en el camino. Somos los demás y los demás son nosotros. Podemos amar cuando
admiramos, pero también lo hacemos sin admirar.
Amamos por igual. El amor nace porque si, no hay
razones vastas para atribuirle un ¿por qué? Y quizá,
no lo necesita.
Abramos los ojos, no nos dejemos cegar una vez
que tengamos conciencia. El amor no es sufrir por
alguien más, aunque bien el sufrimiento es un sentimiento que llega a brotar cuando se ama, hay que
saber encauzar par no perder la cabeza, pues quizá
sea el amor un escalón a la locura.
Sea lo que sea el amor, es algo hermoso sentirlo,
es hermoso sonreír a la nada cuando recordamos el
rostro de nuestra amada, cuando cantamos caminando pues ya vamos a verlo, cuando nos tomamos
la mano o besamos los labios, cuando nos emociona
saber que nos espera o que está por llegar, es hermoso cuando somos detallistas, cordiales y condescendientes, somos maleables bajos sus influjos, y tal
vez, algunas veces, nos vuelva detestables. El amor
es mucho, pero también hay que saber consumirle,
con mesura, sin censura.
El mundo nos bombardea todos los días con ideas
sobre lo que es el amor, nos las da en canciones, en
películas, en historias, en teatro, en regalos, en días,
el mundo construye su concepto del amor con un
poco de los conceptos de todos.
Es hermoso no pensar igual, pero cuando se piensa
de manera muy desigual en el amor, hay que actuar
con mucha razón. No podemos amar lo que queremos
cambiar, no debemos cambiar nada que amemos,
pulamos en su defecto, pero no cambiemos, si amamos
algo, es por lo que es.
La sabiduría es algo que se labra con muchos años,
aprender a amar es algo que se labra toda la vida, pues
nunca tendremos dos experiencias iguales en el amor,
quizá alguna posibilidad existe de que sea algo similar,
pero siendo producto de mentes, nunca será igual.
Si remontamos en nuestras vidas encontraremos
recuerdos de nuestros primeros amores, de nuestras
primeras inspiraciones.
La poesía no llega por la clase de español, llega con
el amor; cuando queremos plasmar nuestro sentimiento en un papel, pues conversamos con nosotros
mismos sobre ese amor que sentimos.
Amé a la mariposa que veía volar y alimentarse en
el jardín, ella pasó ahí horas, allí horas yo la admiré.
Y tan espontánea como llegó, se fue. Amar, es saber
dejar ir.
El sol no brillará por siempre, a veces hay amores
que tampoco lo hacen, y eso no es malo, pues son
amores que nutren las raíces que nos permiten ser.
No detengamos tanto nuestras vidas por amores que
no fueron, pensemos en los que serán.
No busques el amor de tu vida, si lo pensamos bien,
toda persona que está con nosotros en determinado
momento lo es. ¿Si no por qué estaría con nosotros?
Ama con total entrega a quien ames, sea quien sea. No
valen los prejuicios en el amor. Mira con el corazón,
y ten reflexión.
Al mirar al espejo, miro a un tipo que se me hace
conocido, pero en ocasiones desconozco, no me asusta,
sé que es bueno, lo llevo conociendo toda mi vida, sé
de que es capaz y de que no. Hay muchas cosas de
él que no me gustan, pero las hemos ido puliendo.
Hemos ido aprendiendo. Se dice que primero hay
que amarse a uno mismo para amar a los demás.
Tengo que mirarme al espejo y saber que me amo
para poder salir al mundo a ser yo mismo sin temor
a lo que soy. Me quiero amar porque me necesito
para ir a donde quiero ir, necesito confiar en mí para
saber que estaré ahí para mí, pues si soy capaz de
amarme así, podre amar a otros igual.
Héctor Segovia
Instagram: @hescritorsegovia
husegoviae@gmail.com
Escritor regiomontano, que desde
hace cuatro años decidió salir a compartir por cuenta
propia su trabajo escrito. Anda en las calles del centro
de Monterrey traficando letras para aquella mente
dispuesta a explorar nuevos horizontes mentales