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¡Felices 425 años, Monterrey! | IRMA IDALIA CERDA | Octubre 2021


¡Felices 425 años, Monterrey!

Hay mucho que decir de la Sultana del Norte, pero las referencias siempre serán relacionadas con la grandeza, la fuerza y la gran energía de su gente.

El pasado 20 de septiembre celebramos el 425 aniversario de la Fundación de Monterrey, mi ciudad natal. Hay mucho que decir de la Sultana del Norte, pero las referencias siempre serán relacionadas con la grandeza, la fuerza y la gran energía de su gente que nunca se duerme en los laureles, porque siempre está dispuesta a enfrentar infinidad de retos.

Nací aquí, pero pasé los primeros 12 años de mi vida en la Ciudad de México por el trabajo de mi papá. Regresamos a Monterrey, y al cabo del tiempo, casada y con una hija pequeña, tuve la fortuna de vivir en Roma, Italia, la ciudad eterna, que fue una hermosa experiencia, pero siempre añoraba mi Monterrey y el cerro de la silla, al que extraño siempre cuando despierto en otro lugar y no veo cuando me asomo por la ventana.

Recuerdo nuestras vacaciones cuando veníamos a visitar a la familia: pocas veces lo hicimos en tren, en “el regiomontano”, pero posteriormente veníamos en automóvil o en autobús. Los recuerdos inmediatos de mi infancia son: los adultos en sus mecedoras platicando en el “porche”, mientras que los niños jugaban con toda la pandilla de la cuadra hasta el atardecer; el calor intenso y la forma “golpeada” de hablar de mis primos y de mis tíos, pero con una sonrisa franca y abierta siempre.

Cuando regresamos de Ciudad de México, empecé a adquirir rápidamente las costumbres de los regios. Nos sumamos a las familias que hacen la típica carne asada los fines de semana; a los bailes de cintas para festejar a las quinceañeras, que regularmente eran los viernes y sábados; a “dar el rol” a la Purísima los domingos, o bien, en el punto de reunión de la colonia para después ir a cenar pizza o tacos.

Y así, mi ciudad crecía cada vez más, hasta convertirse en lo que ahora es. Además del evidente desarrollo industrial, también ha tenido un crecimiento cultural importante, ya que proliferan espacios como museos, galerías, salas de arte; escuelas, e instituciones que son semilleros de nuevos talentos que ponen en alto el nombre de Monterrey.

Y de eso, yo he sido testigo desde que empecé a trabajar como reportera en los años 80s y aunque tomé un receso laboral, siempre he estado al tanto de lo que ocurre en esta tierra bendita fundada por Diego de Montemayor el 20 de septiembre de 1596.

Y tanto a nivel personal como profesional, tengo mis lugares favoritos: La Casa de la Cultura; La Casa Universitaria del Libro; El Aula Magna de Colegio Civil Centro Cultural Universitario; la Escuela Superior de Música y Danza: los museos de Historia Mexicana y MARCO, por mencionar algunos ejemplos.

Las iglesias a las que solía asistir hace algunos años y que forman parte importante de esta metrópoli: Templo Expiatorio San Luis Gonzaga, La Parroquia de Nuestra Madre Santísima de la Luz; Parroquia San Juan Bautista De La Salle; Templo Santo Niño de la Salud y la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes, entre otras.

Hay restaurantes que son toda una tradición en nuestra ciudad, como el “AL”, “Palax”, “La Puntada”, “El Regio”, “El Rey del Cabrito”; a estos últimos no voy con frecuencia, aunque son los representativos de nuestra gastronomía por excelencia.

Por otro lado, el Parque Fundidora nos recuerda que en 1900 se fundó la Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey, S.A., que fue la primera empresa siderúrgica de América Latina, siendo un emblema para Nuevo León.

Pero me llevaría muchos párrafos enumerar todo lo que nos hace sentir orgullosos de ser regiomontanos, por eso entonemos con ganas: “Desde el cerro de la silla se divisa el panorama cuando empieza a anochecer, de mi tierra linda y sultana y que lleva por nombre, si señor, ciudad de Monterrey” ¡Feliz 425 aniversario, Monterrey!

irma_idalia@hotmail.com