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México: ¡Uy, qué horror! | EDUI TIJERINA CHAPA | Agosto 2021


Sin audiencia no hay medios

México: ¡Uy, qué horror!

Estamos ante el renacer del cine mexicano de horror

El género cinematográfico conocido como “fantástico” es el de mayor número de seguidores. No sorprende, si consideramos que está armado por los cuatro subgéneros más taquilleros: fantasía, ciencia ficción, horror y terror.

Por la década de los 30s, el mundo recibió una oleada de producciones basadas en obras de grandes autores del siglo antepasado, incluyendo a Stroker, Hayes y Shelley, entre otros, contando historias de vampiros, hombres lobo, momias, muertos vivientes y personajes similares.

En México, no tardaron en surgir versiones de leyendas que, primero por tradición oral y luego por línea mediática, han estado siempre presentes: “El decapitado”, “La Llorona”, “El alushe” (sobre el “aluxe”, un duende travieso propio de la mitología maya), “Los monjes en pena” y tantas otras.

Durante la “época de oro del cine mexicano”, las películas de horror enfrentaron un gran problema: el interés del público se movió hacia los musicales, comedias rurales y tramas de cabareteras.

Al terminar los 40, se vislumbró una curiosa reactivación del género. “Curiosa” porque esa nueva fuerza llegó de la mano de luchadores que invadieron y se apropiaron de las pantallas.

“El Santo”, “Blue Demon” y “Huracán Ramírez” fusionaron su perfil de paladines de la justicia con la comedia, drama y horror, en películas que se tradujeron al francés, inglés y alemán, y que, en otros continentes, se consolidaron como tanto o más rentables que las Hollywoodenses. En el europeo, incluso, se siguen como ejemplos de cine surrealista.

La fórmula se exprimió tanto que llegó a la saturación. La baja de afluencia a taquilla llevó a los productores a la mesa de trabajo para planear lo que sería “volver a la base”.

El horror mexicano retomó bríos gracias a una serie dedicada a los vampiros humanos. “El ataúd del vampiro”, “El vampiro” y “El mundo de los vampiros”, entre otras, impactaron internacionalmente con las actuaciones de Germán Robles, Abel Salazar y Carmen Montejo, y trabajos de dirección de Rafael Baledón, Abel Salazar y Alfonso Corona, por citar los más representativos.

Al poco surgió quien se encumbró como “Director Más Importante” del género: Carlos Enrique Taboada, cuya “tetralogía” ha servido como patrón de muchos nuevos cineastas que, por más esfuerzo, no han podido siquiera acercarse al tono de sus cintas: “El libro de piedra” (1968), “Hasta el viento tiene miedo” (1967), “Más negro que la noche” (1974) y “Veneno para las hadas” (1984) 

Las tres primeras –por cierto- han sido objeto de nuevas versiones que, para bien o para mal, resultaron de lo más desafortunadas, tanto en fondo como en forma; no lograron convencer a las nuevas generaciones y, mucho menos, a las que conocen las originales.

De cineastas recientes, debemos vincular a Guillermo del Toro que, desde “Cronos” se mueve como “pez en el agua” en este género, manejando a la perfección la estética del sin caer en sustos (sobresaltos) truculentos, causados más por el efecto sonoro que por el giro de alguna situación en pantalla. Mención aparte sus incursiones en otros subgéneros del grupo, como el terror, la fantasía y la ciencia ficción.

También, es justo referir a cineastas como Issa López (“Vuelven”), Emilio Portes (“Belzebuth”) e Isaac Ezban (“El incidente”, “Los parecidos”), cuyos trabajos marcan el renacer del género en México y le auguran un nuevo y mejor futuro.


Edui Tijerina Chapa
edui_tijerina@yahoo.com.mx 
Twitter: @EduiTijerina 
Instagram: @eduitijerinachapa 

Escritor, dramaturgo, guionista, asesor y analista de medios. Autor de numerosas piezas teatrales y de scripts para películas como “Cantinflas”, “Juan Diego” y “Jesús de Nazaret”.