Por: Roberto Garza
Fotografía: Cortesía Keka Kuri
KEKA KURI
El arte de no
tener límites
Rebeca Kuri es una pintora regiomontana
que primero fue adoptada por el Estado de
Tamaulipas, y ahora lleva casi 20 años en
la ciudad de McAllen, Texas, muy cerca de
la frontera de Estados Unidos con México.
Keka Kuri, como es conocida en el ambiente de las
artes plásticas, nos comparte y demuestra que sí es
posible vivir del arte, siempre y cuando se cultiven
una serie de valores que permitan crecer y aprender
continuamente.
¿Cómo llegaste al mundo de las artes plásticas?
La verdad es que fue por casualidad, ya que, al
acompañar a una amiga a su clase de pintura, por
no quedarme “sin hacer nada”, también me puse a
pintar. Sentí que era algo que podía desarrollar como
hobby, sin embargo, después de hacerlo por un año,
un amigo pintor vio una de mis obras y me motivó a
comenzar a venderlas. Él me conectó inmediatamente
con una mueblería muy reconocida de McAllen, a la
que vendí mis obras desde el primer día.
El seguimiento de tu preparación, ¿fue de
manera empírica o académica?
Estudié licenciatura en administración de empresas,
ya que crecí con el comercio en la sangre. Por
otro lado, mi pasión fue siempre lo relacionado
con la creatividad. Recuerdo siempre haber visto
programas de remodelaciones y decoración, queriendo
transformar los espacios de mi casa y haciendo todo
tipo de cambios en mi cuarto.
¿Quiénes son tus referentes artísticos?
Cuando empecé a pintar, comencé también a
investigar cómo cotizaban los pintores sus obras,
al igual que cómo llegaban a ser famosos, llegando
a la conclusión de que los grandes artistas tenían
algo en común, y eso era el estar más adelantados
a su época. Aprendí de la capacidad sin límites de
Leonardo Da Vinci; de que no necesariamente se
debe pintar con brocha, de Jackson Pollock; de que
era posible distorsionar la pintura, de Pablo Picasso;
y así poco a poco de muchos otros. Actualmente
soy una gran fan de Jean Mitchel Basquiat, lo cual
se puede ver reflejado en mis obras. Me encanta no tener que tomar la vida de manera tan seria y jugar
un poco con la decoración de la casa.
Platícanos sobre el desarrollo de tu estilo
Cuando empecé con la pintura hacía sólo abstractos,
ya que era fácil para mí realizarlos. Sin embargo,
nunca fui conformista. Siempre que la dueña de
la mueblería me pedía algo especial, decía que sí,
y eso sin saber siquiera si sería capaz. Recuerdo,
inclusive, haber tomado clases por YouTube para
aprender diferentes técnicas y poco a poco irme
adentrando en lo figurativo. Al principio pintaba
animales, luego tomé clases formales en San Miguel
de Allende y aprendí dibujo. Con los años y mucha
práctica, empecé a hacer rostros. Fascinada por la
mirada de las personas, empecé a expresarlos en
mis pinturas.
Recientemente colocaste tu obra número 1,000.
¿Cuál ha sido tu secreto para lograr vender tus
cuadros de una manera tan exitosa?
Tener siempre la mente abierta en cuestión de estilo
y no tener un solo sello como lo hace la mayoría de
los artistas. Eso hace que tu obra tenga la cualidad de que le guste a un público más amplio y diverso.
Uno debe aprender a ser receptivo de la crítica y a
transformarla en una oportunidad de crecimiento.
¿Sigues algún modelo de negocios?
Así es. Es importante saber que la pintura, a pesar
de que es un trabajo recreativo y que a veces pudiera
parecer como un “hobby”, es un trabajo como cualquier otro.
Para mí ha sido fundamental tener horarios para
pintar, ser disciplinada, puntual y formal. Eso habla
de ser profesional. Saber cómo cotizarme tomó un
tiempo, sin embargo, es importante ir creciendo poco
a poco y tener establecidos bien tus precios, con el
fin de que el mercado sepa en dónde estás ubicado
y de que puedas cotizar de acuerdo con lo que estás
ofreciendo.
¿Cuál ha sido el obstáculo más grande que has
tenido que afrontar en tu carrera?
Mis propios límites. El pensar que no soy capaz de
hacer algo.
El arte exige saber relacionarte y tener los contactos
correctos. Y cuando los consigues, saber aprovecharlos
al máximo y cumplir con las expectativas que generas.
Sin duda, es posible vivir del arte. ¿Qué consejos
darías a los jóvenes que quieren dedicarse a la
pintura y vivir de ella?
Primero, que debes hacer lo que te apasiona, para no
sentir que es un trabajo. Segundo, tomar la pintura
como una disciplina y saber que todos los días se
puede llegar a ser mejor.
¿Qué es lo que sigue para Rebecca “Keka” Kuri?
Estoy aprendiendo escultura, me encantaría continuar
aprendiendo esa disciplina y crear diferentes cosas.
Me fascina mezclar estructuras de acero o madera
con la pintura.
Soy una persona que vive el momento. Siempre
estoy agradecida con Dios por el talento que me brindó.