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En la cuerda floja | IRMA IDALIA CERDA | Agosto 2021

Por: Irma Idalia Cerda
Fotografía: Especial


En la cuerda floja

El coronavirus ataca otra vez con mayor fuerza. Luego de unos meses de “tregua”, regresó a arrebatar vidas sin compasión, y vemos con tristeza como se nos van los seres que amamos como nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y también personas queridas dentro de nuestra comunidad.

Hace meses, había escrito una columna titulada “El éxodo de almas” en la que manifestaba mi aflicción por la muerte de tantas personas cercanas y conocidas. Ahora me invade la sensación de estar en la cuerda floja, pues es inevitable pensar si me alcanzará a mí también el virus.

Sin embargo, he tratado de no dejarme llevar demasiado por lo que escucho, veo y leo: procuro mantener una postura ecuánime, pero no soy de piedra, lamento profundamente la muerte de mis semejantes.

El COVID no respeta profesión, edad, clase social, religión; arrasa parejo. Hay luto en la comunidad cultural por el deceso de grandes maestros de las artes plásticas cuya muerte fue por pocos días de diferencia: Héctor Carrizosa, Gerardo Cantú y Sergio Villarreal; de los dos últimos se sabe que la causa fue este terrible mal.

Pero a diario se mueren médicos, enfermeras, maestros, empresarios, comerciantes, contadores, secretarias, personas que trabajan en los bancos, supermercados, taxistas, obreros, albañiles, empleadas domésticas; también los compañeros periodistas, actores, deportistas, universitarios, los repartidores que andan en motocicleta y no nos olvidemos de las personas más desprotegidas, las que no tienen empleo ni hogar.

Y nos seguimos preguntando ¿hasta cuándo? ¿hasta cuándo va a seguir esto? y la única respuesta es que tenemos que seguir con las medidas sanitarias, es decir, el uso de cubrebocas, la sana distancia, lavado continuo de manos, evitar las aglomeraciones, pero la realidad es que no todos las seguimos al cien por ciento.

Y considerando que recientemente hubo apertura de restaurantes, bares, estadios, etcétera, con un determinado porcentaje de aforo, pero al pasar por esos lugares, era evidente que estaban repletos de gente.

Entonces, aquí hay que reflexionar sobre: si estamos retando al virus; si pretendemos que ya se acabó la pandemia; si ya no queremos acatar ningún reglamento; si creemos que somos inmunes; en fin, cada quien puede sacar sus propias conclusiones.

Lo cierto es que ahora la muerte se nos presenta descaradamente. Y aunque la gente se muere por otras enfermedades como el cáncer, diabetes, insuficiencia renal y otras, el COVID se está llevando a personas que eran sanas.

Es por eso que me imagino que estoy en una cuerda floja, en la que en cualquier momento mi salud- y la de los demás- puede tambalearse, porque el coronavirus está más agresivo e implacable que nunca.