Dijiste que eras de Costa Rica
Fue en un bar de
Madrid. Dijiste que
eras de Costa Rica.
Dos cervezas en
la barra. Tu cabello
me encandilaba. Lo imaginé
empapado.
Me quede callado y pensé
una larga historia en la que
con los ojos nos entendíamos.
Mojé mi boca con cerveza,
fantaseé que era tu sudor.
Sentía conocer esa sonrisa. Me dio miedo que fuera
un sueño.
Dijiste que eras modelo
mientras sonaba una canción
de Andrés Suárez.
Vi como acordes en tus ojos.
Quise acercarme, pero sólo
pude moverme unos centímetros.
Olías como a una canción.
Estaba en Madrid, en un bar
con una modelo de Costa Rica.
Dijiste algo arrastrando lento
y suave las erres y mis rodillas suspiraron, además, no
entendí nada. Estaba distraído
calculando cuanto tendríamos
que caminar para llegar a mi
hotel. Contaba las sílabas que
tenía que juntar para invitarte. Pero no lograba salir del
hechizo de tu boca amplia y de
esos dientes tan blancos, tan
improbables. Me escaseaba la
audacia.
Se me ocurrió pintarme mi
cuerpo por ti. Claro que me
rayaría tu nombre en mi antebrazo. Era Madrid. Eras tú.
En la segunda cerveza dijiste
que preferías la música de
Ismael Serrano. Yo intenté
acordarme del nombre de
algún trovador mexicano,
sobre todo el que en una canción dice algo de unos brazos de sol, pero tu jeans rojo
y tu simple tshirt blanca eran
imponentes. Pensé decir que
te inventaría una vocal. Consideré ponerme de rodillas y
murmurar algo como si fueras
una virgen, pero nunca he sido
bueno para la poesía.
Supuse que alguien te
extrañaba, pero decías tener
un clóset grande, blanco, con
pisos de madera, lleno de
focos y espejos. Cientos de
zapatos, eras modelo. Pensé
en los miles de hombres que
han muerto por ti.
Preguntaste por mi hotel
y lloré. Miré a las esquinas
del techo buscando cámaras.
Alguien cómo tú y alguien
como yo. Aseguraste que ya
me habías visto en otra vida.
Entonces dudé más.
Decías que te gustaba mi
olor. La cerveza hacía brillar
más tus labios rosas y delgados.
Cuando hablabas yo escuchaba
canciones. Y movías la cabeza
para echar tus largos cabellos
atrás de tus hombros. Y yo queriendo ser tu espalda. Y yo con
la quijada dura y los cachetes
calientes.
Tenía sed. Ha de ser la
suerte que deshidrata. Pensé
que era más probable que
entraran Sabina y Milanés a
que tú estuvieras ahí conmigo.
Tan alta. Tan bella. Tan flaca.
Pensé en decirte perfecta después de la quinta cerveza, pero
me dio medio equivocarme,
tartamudear y acabar diciéndote pendeja. He perdido tanto
por hablar, entonces busqué
los silencios. Escuché cantos
de delfines mientras imaginé
chuparte tu oreja.
Pediste la cuenta cuando
ponías tu mano tibia sobre la
mía. El barman tampoco lo
creía. Me mató con sus ojos
españoles. Nadie podía creerlo.
Dudé cómo sonaría si te decía
nena, mientras te regresaban
tu American Express. Dijiste
que te encantaba mi plática y
yo no sabía lo que estaba sucediendo.
Tus cabellos amarillos sobre
las sábanas blancas parecían
una obra de arte. En mi mente
había música. Vi botellas de
Champaña, y unos cigarros
light. Trataba de salir de mí
para vernos de lejos, mirar esa
imagen tan irreal y grabarla en
mi memoria. Alguien cómo tú
en mi cama. Era tan injusto que
tuvieras pecas en tu pecho. Y
unas pestañas tan curvas y
tan grandes. Y una sonrisa tan
ingenua. Y tú tan exacta. Tan
precisa. Tan perfecta. Creo que
vi un tatuaje minúsculo. Y por
algún motivo decías, entre risas,
que yo hacía todo bien. Yo no
recordaba mis palabras, ni el
color de tus ojos. Sólo tenía tanta
fe. Trataba de seguir haciendo
lo mismo, sin saber lo que era.
Esa cuenca arriba de tu boca.
Tu pelvis simétrica. Ese tímido
lunar en una de tus mejillas. Tus
piernas tan largas. Decías que
eras modelo. Intentaste contar
cuantas fotos te habían tomado
mientras reíamos como jóvenes.
Levantamos las piernas al techo.
Nos embarramos los cuerpos.
Jugamos a ser otros. Tiramos
las sábanas al piso. Sentí que
eras un bosque cuando salió el
sol y estabas sobre mí.
Dijiste que eras de Costa
Rica. Dijiste que eras modelo.
kato@ruidoso.mx
Instagram: @Katogtz
Facebook: @KatoGutiérrez
Escritor
originario de Monterrey, N.L.
dentro de los más vendidos de
Gandhi, Amazon Best Seller #6 y
Novela Favorita del 2016 Círculo
Sanborns. Entre sus novelas se
encuentran “Cuatro Segundos”,
“El Instante que nos queda”,
“No puedo ver las estrellas”
y “Rockstar”. TEDx Speaker,
Ironman 70.3