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El talento que nos falta
Un talento que no es identificado, cultivado y desarrollado, simplemente nunca llegará a convertirse en parte esencial de una persona.
Bienvenidos a la nueva edición de su revista ARTE Cultura y Sociedad. Un número por demás interesante, que nos permitirá conocer la historia de Larissa Fedorova, la talentosa violinista rusa, que desde los 5 años ha ido desarrollando su talento musical, que la llevaría a tocar con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú y actualmente con la Orquesta Filarmónica de Acapulco.
Y es que esté numero nos compartirá también las historias de dos muy jóvenes talentos dentro de la rama de la literatura y la música. El primero de ellos es Lorenzo de la Garza, originario de Nuevo León, que apenas con 11 años de edad, acaba de publicar su primer libro; y el segundo es Enrique González, originario de Quintana Roo, que a sus 14 años, se perfila como uno de los mejores cantantes de ópera de nuestro país, habiendo ya participado en diversos festivales internacionales.
No cabe duda que los talentos forman parte de todos nosotros, pero debemos primero aprender a descubrirlos, luego a cultivarlos y por último a desarrollarlos, para poder llevarlos a su máximo nivel.
Sin embargo, ¿cómo saber qué talentos tenemos? La respuesta no es sencilla, pero generalmente éstos van de la mano con lo que le gusta y le apasiona a la persona. Inclusive, en la mayoría de los casos, se remontan a su niñez, antes de que ésta pueda ser manipulada por la misma sociedad.
Y precisamente aseguran los especialistas, que cuando un talento se fomenta desde una temprana edad, éste es capaz de alcanzar niveles mucho más altos que cuando es desarrollado a una edad madura. Como ejemplo, tenemos a los deportistas que desde muy jóvenes son reclutados por escuelas preparatorias, para después convertirse en profesionales superdotados; o a los niños que son becados en instituciones musicales prestigiosas, debido a sus grandes habilidades, etc.
Esto nos lleva a reflexionar sobre la gran responsabilidad que tenemos los padres, tutores o mentores, de identificar dichos talentos e impulsarlos para que éstos se desarrollen de una manera responsable. No obstante, ¿de qué sirve que se identifiquen, si no hay mecanismos que permitan canalizar a estas niñas y niños a programas que continúen acrecentando dichos talentos? Por ejemplo, si una madre detecta un talento musical en su hijo, ¿habrá forma y elementos que garanticen que su hijo verdaderamente pueda llegar a desarrollarlo?
Aunque si nos vamos todavía más atrás: ¿Existen en nuestro país programas de gobierno que detecten talentos en niñas, niños y adolescentes? , ¿Existen mecanismos que al detectar dichos talentos, puedan respaldarlos independientemente del nivel socioeconómico de la niña o niño?
En un país como el nuestro, la respuesta es muy sencilla: NO. Y no requerimos ser sabios, para saber que por falta de programas y políticas públicas, México desperdicia el talento de muchas niñas y niños, que no fueron identificados ni desarrollados a tiempo. Actualmente los esfuerzos de nuestras autoridades son aislados, insuficientes y sin presupuestos.
La realidad es, que son los mismos padres y algunas muy pocas instituciones públicas y privadas, las que realizan el gran esfuerzo de encontrar y desarrollar el talento de las niñas, niños y adolescentes mexicanos. Ocurriendo todo esto, con muy poco o nulo apoyo de parte de las autoridades.
Un buen momento para reflexionar sobre un tema por demás estratégico, dentro de una sociedad que vive cada día más deprisa y esperando resultados inmediatos.
robgarza@att.net.mx
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