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KARLA WHEELOCK | La mujer que conquistó el Everest | ROBERTO GARZA | Diciembre 2020

Texto: Roberto Garza
Fotografía: Cortesía Karla Wheelock



KARLA WHEELOCK
La mujer que conquistó el Everest

Karla Wheelock es la primera mujer latinoamericana en conquistar la cima del Everest por su vertiente norte, al igual que la primera iberoamericana en alcanzar la cumbre más alta de cada uno de los 7 continentes.

Hablar de Karla Wheelock es hablar de una mujer sin límites, con carácter y con la determinación de cumplir sus sueños; es hablar de una de las montañistas más importante de México, de la emprendedora social, la consultora y la responsable de que muchas empresas hayan alcanzado sus metas. 

Karla ha desarrollado un sentido de transformación que le ha permitido convertirse en un agente de cambio, al vincular el desempeño de las empresas con el deporte de alto rendimiento, al igual que de impulsar causas ambientales y sociales a favor de los jóvenes de nuestro país.

A continuación ella nos comparte su historia.

¿Cómo inicia Karla Wheelock en el alpinismo?

Inicio subiendo cerros y pequeñas montañas alrededor de Saltillo, que es donde crecí y la ciudad donde nací. Poco a poco fueron siendo montañas más altas. La realidad es que a esas primeras ocasiones no le pudiera llamar montañismo o alpinismo, ya que yo lo único que quería era estar en contacto con la naturaleza y tener esa aproximación con ella. 

Después fue la combinación del amor por los deportes, los retos y ese mismo amor por la naturaleza a través de sus montañas, que se convirtió en alpinismo.

Y es así como inicio, con pequeños cerros, después volcanes, luego montañas en Sudamérica y finalmente montañas en todos los continentes.

¿Qué fue lo que te motivó para subir los picos más altos de cada continente? 

Mi recorrido empieza en el Aconcagua, la montaña más alta de América, ubicada en la provincia de Mendoza, al oeste de Argentina. Después continué con otras montañas en diferentes lugares, hasta lograr conquistar la cima del Everest, que es la más alta de Asia y del mundo. Ahí es cuando me propongo buscar las 7 cumbres más altas de cada continente, lo que significaba no solamente ascender a los picos más altos, sino también a condiciones totalmente diversas, buscando el poder desarrollar diferentes habilidades en cada expedición.

Quizás la cumbre de Macizo Vinson, la más alta en Antártida, no ha sido de las más elevadas (mide sólo 4,889 metros), sin embargo es una montaña en extremo fría y cuya logística requería de muchísimo trabajo y preparación.

En el caso de la más alta de Oceanía, fue distinto, ya que es una montaña muy técnica, compuesta por mucha roca y que pre - sentó grades dificultades para ser accesada, debido a la situación política que se vivía en Nueva Guinea en aquel entonces. Fue todo un reto el poder siquiera entrar a la montaña. Durante más de 2 años, me cancelaron la expedición por las situaciones bélicas que se estaban presentando ahí en ese momento.  

Por otro lado tenemos también la montaña más elevada en África, en donde se presentan todos los ecosistemas durante la expedición, desde la jungla, la sabana y el glaciar; donde tu cuerpo se tiene qué adaptar de manera muy rápida a esas diferentes condiciones.

Cada montaña presentaba diferentes retos, que no garantizaban que al subir una, tuvieras las habilidades para ascender la otra. Era necesario ir desarrollándote en diferentes aspectos, desde la técnica, la capacidad física, la logística, la adaptación y el trabajo en equipo, por mencionar algunos. 

Es común que los alpinistas inicien con este reto de subir las 7 cumbre más altas de cada continente, pero no las concluyen. En mi caso si tuve la oportunidad de poder lograrlo en el año de 2005, cuando subí la cumbre más alta en Oceanía. 

Platícanos sobre tu ascenso al Everest, la cumbre más alta del mundo.

Mi ascenso al Everest requirió de 10 años de preparación, de consecución de recursos y de lo que nosotros llamamos “horas montaña”, que es estar subiendo y bajando cimas, generando condición física, capacitándote y obteniendo conocimiento. No es lo mismo subir una montaña como el Iztaccíhuatl con las condiciones favorables, que subirla con tormenta, que lo hace mucho más complicado. 

Todas esas horas montaña fueron para mi 10 años, para que en 1998 yo intentara subir por primera vez el Everest. En esa ocasión subí arriba de la cima sur y me quedé a 80 metros de la cumbre principal, en lo que sería la base del escalón Hillary.

En esa ocasión no pudimos llegar a la cima, porque no llevábamos la cuerda que se requería para asegurar el último tramo, lo que en su momento se convirtió para mi en una frustración y un fracaso; pero que al final fue un gran aprendizaje, algo que me permitió regresar al año siguiente, con la convicción de que tenía que volver y mejorar los aspectos de comunicación, colaboración e integración en el equipo, para finalmente el 27 de Mayo de 1999, ya cumplidos los 10 años de preparación, pudiera yo llegar a la cumbre del Everest por la vertiente norte.

Ascendiendo el Nevado de Toluca, 2019.


“Alcanzar la cumbre no depende solamente de la preparación física, es también un aspecto mental”.

¿Qué fue lo que sucedió para que se olvidara esa cuerda que no permitió que llegaran a la cima del Everest en esa ocasión?

En el ascenso a la montaña, los equipos se ponen de acuerdo para ver qué tramo de la expedición va a ser trabajado por quién. Mi equipo estaba convencido que ese último tramo le correspondía a alguien más, y ese “alguien más” también estaba convencido le tocaba a “alguien más”. La consecuencia al final fue que ninguno de los equipos pudimos accesar ese último tramo de la montaña, por la falta de cuerda y por ende tampoco subir a la cumbre del Everest.

El trabajo de los que participamos en la expedición se distribuye entre varios y el poder participar todos en la consecución de un mismo objetivo, es esencial para poder llegar a la cima. La falta de comunicación e interés en lo que estaban haciendo los otros, se tradujo a esta “falta de cuerda”, que ocasionó que todo el esfuerzo de más de dos meses en la montaña y de muchos años de preparación, se viera frustrado con un “casi llego”.

Siempre he dicho que los grandes aprendizajes vienen de tu último error y para mí ese fue uno terrible, pero uno que finalmente me dio muchísimos aprendizajes. Me di cuenta también, que uno tiene que reconocer que los resultados de lo que nos proponemos, en ocasiones no son los que queríamos, porque faltó que nos preocupáramos un poco más por los demás.

¿Cuáles son los valores y aprendizajes que te permitieron llegar a las cumbres más altas de cada continente? 

Uno de los principales valores que me ha dejado la montaña, es el carácter. Porque ese valor combina muchos diferentes valores, como lo son la determinación de hacer las cosas, la perseverancia cuando las cosas están en contra, el levantarte cuando hay una caída y la voluntad para concluir lo que uno se propone. 

Otros valores muy importantes son la honestidad hacia contigo mismo y los demás, el no poner en riesgo a tus compañeros y el saber hasta dónde puedes llegar, para no sobrepasarte, ya que la montaña lo cobra muy caro. La colaboración y el trabajo en equipo también son valores esenciales, al igual que el estar siempre pensando en la necesidad del otro y el darte cuenta que la colaboración y el apoyo de unos a otros, es lo que verdaderamente hace la fortaleza.

Cuando estás al límite o ante una situación adversa, salen a flote todos los valores. El querer sobrevivir, sobreponerte a una situación o el querer lograr algo, hace que tus valores se conviertan en las herramientas que te permitan lograrlo. 

¿Qué enseñanzas te ha dejado la naturaleza a través de tus múltiples expediciones?

La principal es la de romper muchos paradigmas. Patrones con los que hemos crecido o con los que se nos educó en una sociedad que nos dicta cómo debemos ser felices. 

La montaña te remonta a la esencia, a donde realmente te das cuenta que lo que necesitamos es muy poco y que los verdaderos valores son los que tú llevas por dentro. La montaña te enseña que muchos de esos patrones no son así. La naturaleza no funciona como nosotros hemos dicho que funciona, ni tampoco la sociedad, ni nosotros como seres humanos.

El mayor aprendizaje que me ha dejado la naturaleza es que hay que romper paradigmas, para poder salir de la “caja” y ver las cosas como nos las enseña la “gran maestra” que tiene millones de años en esa “prueba y error”. 

“La montaña me ha enseñado a hacer mucho con poco, a que no necesitas tantas cosas y a que si haces lo que amas, estás haciendo lo correcto”.

¿En qué momento decides dejar tu exitosa vida laboral para enfocarte de lleno al alpinismo? ¿Te apoyaron tus familiares y amistades?

Cumplí con lo que la sociedad esperaba de mí, terminé mi carrera y tuve la oportunidad de trabajar en lugares donde me desarrollé exitosamente. Sin embargo, a la par estaba mi amor por la montaña y conforme iba subiendo a cumbres cada vez más altas y demandantes, empezó la balanza a decirme que tenía qué tomar una decisión.  

El trabajo por un lado, tenía un desarrollo intelectual y profesional, dándome beneficios y una seguridad económica. Por otro lado estaba el montañismo, que me llenaba, me entusiasmaba y me hacía sentir viva.

Tenía que renunciar a la comodidad y seguridad que me brindaba un trabajo, para poder enfocarme 100% en prepararme para subir y bajar las montañas, en tener el tiempo de concentración en un punto, donde si yo me equivocaba, estaba mi vida de por medio.

Ahí decido renunciar a mi trabajo. En su momento, ya había empezado a ahorrar lo suficiente para no tener qué trabajar durante un año, pero la verdad es que no me alcanzó ni para cuatro meses. Mis cálculos no fueron tan buenos (entre risas).

La montaña ya me había enseñado a hacer mucho con poco, a que no necesitas tantas cosas y a que si haces lo que amas, estás haciendo lo correcto.

Fue un año muy difícil, pero también un año muy retador, que me ayudó a desarrollar otras competencias, a ir en busca de trabajo de diferente forma, a buscar patrocinios y a ver de qué manera mis experiencias podían servirle a las empresas.

Todo esto me permitió crear mi propio negocio, contando con el tiempo para hacer lo que amaba y también de tener ciertos ingresos.

En la cordillera de Perú, en la Montaña de los 7 Colores, 2020.


¿Cómo puede una persona conocer sus límites?  

Muchas veces los límites forman parte de este programa social, donde se nos dice hasta dónde podemos llegar. Dicta hasta dónde puede llegar la gente “normal” o “convencional”, al igual que nos dice qué está bien y qué está mal. Dentro de esa normalidad te manifiesta por ejemplo, que una niña se tiene qué comportar de cierta forma, a qué edad tiene qué hacer ciertas cosas, etc. Es una manera de entrar en un patrón establecido.

Muchos de los límites son impuestos, sin embargo hay otros que son auto-impuestos. Hay gente que le dicen que podría hacer “todo esto”, pero ellos mismos se auto-limitan diciendo que sólo podrían hacer “la mitad de eso”, siendo esto último mucho peor, ya que no se dan la oportunidad ni de cumplir con lo que la sociedad dicta que es “normal”.  

Yo siempre busqué lo que hacía la gente que se salía de lo normal, esos aventureros que rompían los paradigmas, que llegaban a la luna y que hacían cosas que la misma sociedad les decía que no podían hacerse. Así es como empiezo a descubrir en mí, cosas que la gente me decía que no se podían hacer y que yo las estaba haciendo.

Es así también como empecé a convivir con los que me decían que sí se podían hacer las cosas. Yo admiro y busco mucho a las personas que te dicen “cómo si” se pueden lograr las cosas, cómo se puede llegar más alto y más lejos.

La pregunta sería entonces: ¿Qué tipo de persona soy? ¿la que tiene límites auto-impuestos? , ¿la que acepta los límites que la sociedad le impone? o ¿la que está dispuesta a ir más allá de esos límites? De hecho una de mis conferencias se titula “El Explorador de los Límites”, porque yo siempre he dicho que hay que buscar cuáles son tus límites, para poder ir cada vez más lejos.

¿Qué papel juega la salud mental en el proceso para alcanzar esas cumbres tan altas?

La gente piensa que tienes qué ser una persona muy fuerte, muy apta y muy atlética, así como con “súper poderes”, para poder subir a todas esas montañas. Sin embargo, conozco a varias personas que han subido a esos picos sin pies, sin manos y ciegos. La realidad es que el carácter, la voluntad y la determinación son lo que marca la diferencia. 

Alcanzar la cumbre no depende solamente de la preparación física, es también un aspecto mental. El físico va a llegar hasta donde tu mente esté dispuesta a llevarlo.

Yo hablo mucho de las dietas mentales, ya que algo que he aprendido es sobre la importancia de fortalecer la mente, dándote cuenta primero sobre el tipo de pensamientos que tienes. ¿Cómo piensas de ti? ¿Cómo piensas del otro? 

Es importante darte cuenta sobre el tipo de pensamientos que te nutren, identificar si son los pensamientos convencionales y los aprobados socialmente. Porque quizás, si te sales de lo que todo el mundo piensa, serías rechazado.

A mi me decían “es que estás loca, estás loca” y después me decían “que padre que pudiste hacer lo que amas, que tú si encontraste tu vocación”. La misma gente que me decía que “estaba loca”, era ahora la que me decía eso. Sin embargo así es esto, cuando se habla de algo diferente, la gente piensa que es una locura, pero es gracias a esos miles de “locos”, que tenemos los avances tecnológicos que tenemos. 

“Uno de los principales valores que me ha dejado la montaña, es el carácter”.

¿Cómo definirías el éxito?

Como hacer lo que amas. Para mí eso haría a una persona exitosa. 

He visto a personas con muchísimo dinero y la verdad amargadas. Recuerdo una vez que entré a una oficina y estaba un cuadro maravilloso de las montañas y el gran ejecutivo me decía “cuéntame más, cuéntame más, mira, a mí también me gustan las montañas…” Y yo decía: “Pobre, que sólo las ve pintadas. Qué triste que no pueda ir y ver lo que yo veía, sentir el olor de la nieve, el atardecer y el estar en esos lugares impresionantes. Y él tiene una pintura muy cara seguramente, pero nunca había estado ahí. No sabía lo que era vivir eso”.

El éxito no necesariamente tiene qué ver con lo que tienes en la cartera, sino con las experiencias en tu vida, con lo que has hecho con las oportunidades que se te han presentado y con el cómo has buscado esas oportunidades. No se trata solamente de viajar y de conocer lugares, sino de desarrollar experiencias que te nutran, que te hagan crecer, que te conecten con la naturaleza y con la cultura de diferentes lugares. 

Uno de los aspectos que más me gustaba de buscar la cumbre en cada uno de los continentes, era “ver cómo se ve” desde la cima más alta de cada continente. Para lograrlo debía empezar desde las faldas de una montaña en un continente desconocido. En Oceanía por ejemplo, había guerra, conflictos bélicos y caníbales; en Antártica, una temperatura extrema y “nada” de civilización y en Asia, una cultura totalmente diferente, con una forma de pensar muy distinta a la nuestra.

Yo creo que el éxito es ver esas diferencias y similitudes y al final poder decir: “Éste es el ser humano en todos los continentes”. Es el disfrutar tu esencia a través de ponerla en desarrollo.

Una parte importante de tu vida también ha sido la parte empresarial. ¿Qué es lo que te apasiona en esa rama?

La realidad es que cuando subía a la cimas de las montañas, me sentía tan “llena” y tan “viva”, que tenía una necesidad muy grande de compartirlo. Y empecé a hacerlo en conferencias y empresas. Empezamos a buscar esas analogías que existían al alcanzar un reto de subir una montaña, con alcanzar la productividad y lograr las ventas. 

Me di cuenta que todos y cada uno de nosotros tenemos finalmente nuestras montañas y nuestras metas, siendo muy parecido lo que se requiere y las herramientas para lograrlo. Al final es necesario un trabajo en equipo, una preparación, una planeación y una estrategia; aplicando todo eso en las empresas con resultados increíbles.

La verdad, es que a mí me daba mucho gusto lograr subir montañas, como lograr que las empresas con las que yo participaba, alcanzaran sus metas. Inclusive yo seguía en contacto con muchas de ellas, porque no solamente llegaba y les daba una conferencia, sino que iba acompañándolas para ayudarles a cumplirlas.

Recuerdo a una farmacéutica que tenía como objetivo subir sus ventas. Tenían ellos una meta de 4 millones y en ese entonces andaban apenas como en 1 millón. Después de que empezamos a trabajar con todo el equipo, a que se vieran a sí mismos como esos montañistas, a que vieran el reto como su propia montaña; no solamente llegaron a 4 millones, sino que alcanzaron 8 millones. ¡Fue increíble! ya que ellos pensaron en sus logros, como ese ascenso a su propia montaña. 

Hemos trabajado con muchísimos bancos y otras empresas, no solamente con charlas y conferencias, sino a través de talleres y llevándolos fuera de sus zonas de confort; haciéndolos que suban paredes, que trabajen en equipo y que se reconozcan fuera del ámbito laboral.


“Siempre he dicho que los grandes aprendizajes vienen de tu último error”.

¿Cuándo creas ese compromiso de trabajar con niñas, niños y jóvenes?

 Cuando empiezo a darme cuenta de cómo adultos con una estructura mental a veces más rígida que un joven, podían lograr todos estos cambios; es cuando me entra la inquietud de lo que se podría lograr si se trabajara con niños.

Hay estudios que indican que el ser humano deja de soñar a los 9 o 10 años de edad, siendo eso muy peligroso, porque al momento de dejar de soñar, también dejas de darte la oportunidad de descubrir tus capacidades. Es por eso que la idea es que mientras estés creciendo, vayas mucho más allá de tus límites.

Cuando alcancé la cumbre del Everest, yo prometí volver para dar gracias a la montaña. Y regresé a los 10 años a darme cuenta de todo lo que ella me había permitido ver desde la cumbre, que no era solamente la cordillera o la curvatura de la tierra, sino también la transformación de muchos seres humanos logrando las metas que se proponían, soñando cosas increíbles y rompiendo sus propios límites.

Dándome cuenta en ese momento en el año 2009, que con los niños había un mayor potencial, logrando descubrir todo lo que ellos podían lograr a través de la naturaleza. Ahí es donde decido empezar con la fundación y hacer con ellos el Programa Ético Sustentable, con el propósito de que pudieran lograr cosas increíbles. 

¿Qué consejos le darías a las nuevas generaciones que se están incorporando a la vida laboral?

A todos les diría que se reconecten con la naturaleza, porque es la Gran Maestra que lleva millones de año descubriendo como funcionan las cosas. Nosotros no se lo vamos a enseñar. A las nuevas generaciones les diría que cualquier pregunta que tuvieran se la hicieran a la naturaleza. Ahí y solamente ahí obtendrán la respuesta. Deben desconectarse tantito de la tecnología y conectarse tantito a la naturaleza. 

Actualmente con el tema de la pandemia, estamos todos aprendiendo, razón por la que TODOS TENEMOS QUE APRENDER A APRENDER. Tenemos que aprender a hacer las cosas nuevamente y de manera distinta. La forma como se nos dijo antes ya no funciona, ahora tenemos que hacerlo de manera diferente y la única que nos puede enseñar es la naturaleza, que ha estado presente por millones de años.   

Actualmente estás trabajando en una compaña a favor de la conservación de la naturaleza. Platícanos por favor acerca de eso.

Estoy participando en una campaña con la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza, organismo que trabaja con la Organización de las Naciones Unidas.

La campaña se llama #todossomosnaturalezakw y tiene como objetivo que nos demos cuenta, que la naturaleza está dentro de nosotros y de todo lo que hacemos. Ésta no son sólo los árboles, las plantas y los animales, sino somos todos y es por eso que debemos de cuidarla. La invitación es para que la gente identifique el porqué se ve como naturaleza y nos comparta con el #todossomosnaturaleza en redes sociales.


Semblanza

El 27 de mayo de 1999, Karla Wheelock se convirtió en la primera mujer en lograr la cumbre del Everest por la difícil cara Norte. Siete años más tarde, a inicios del 2006, refrendó su voluntad y capacidad de triunfo al convertirse en la primera mujer iberoamericana en completar el “Gran Slam” del montañismo mundial, al conquistar la cumbre más alta de cada continente.

Es autora de los libros “El Tercer Polo: Ascensión al Everest” , “Las 7 Cumbres” y ganadora de múltiples premios y reconocimientos por su trayectoria deportiva.

Karla ha capacitado a más de 70,000 personas de entidades gubernamentales, empresas y universidades en diferentes países, a través de los talleres creados a la medida que toman como base diferentes ejes educativos.