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Editorial: La falsa neutralidad en la comunicación | ROBERTO GARZA | Diciembre 2020

 

La falsa neutralidad en la comunicación

A medida que los medios de comunicación aumentan su capacidad de influenciar a un mayor número de personas, el reto de no perder su imparcialidad crece.

Todas las formas de comunicación ya sean en formato tradicional o digital, influyen a una persona en su forma de pensar; razón por la cual su manejo de manera responsable, es de suma importancia para cumplir con el propósito de comunicar.

Ahora bien, el objetivo de un canal de comunicación puede ser informar, educar, entretener o formar opinión. Con el fin de poder cumplir con lo anterior, su proceso debe ser llevada a cabo de una manera imparcial y sin sesgos que pudieran poner en riesgo la interpretación correcta del contenido. Es sumamente importante, que el receptor sea capaz de formular su propia opinión de manera natural y sin haber sido polarizado de alguna forma en particular.

Evidentemente, a medida que los medios de comunicación aumentan su capacidad de influenciar a un mayor número de personas, el reto de no perder su imparcialidad crece.

Es aquí donde surgen algunas preguntas, como por ejemplo: ¿Cuántos comunicadores no manipulan la información que comunican con fines comerciales?, ¿Cuántos periodistas no emiten juicios de valor al informar?, ¿Por qué se ha perdido la objetividad al comunicar?, ¿Por qué razón no se permite que el receptor formule sus propias conclusiones?

Generalmente, la imparcialidad es amenazada por los compromisos comerciales del medio de comunicación, que con el afán de vender más, en ocasiones manipula el contenido de lo que trasmite; al igual que por intereses personales de los mismos comunicadores, que de vez en cuando para obtener algo a cambio, intentan convencer a un público sobre una posición en particular.

Cabe destacar que con cierta frecuencia, la imparcialidad es también amenazada por factores externos, como lo son la presión de la competencia y la intimidación de las autoridades. Dos puntos que van directamente relacionados a la supervivencia del medio de comunicación, en un “campo de guerra” lleno de intereses de todo tipo.

Sin embargo, ser imparcial significa ser justo, equilibrado, neutral y no prejuicioso. Para que un periodista o comunicador lo sea, deberá entre otras cosas, reflejar una amplia gama de opiniones, no excluir ninguna corriente de pensamiento, evitar ser tendencioso, examinar visiones opuestas, ofrecer la oportunidad para que las partes se manifiesten y siempre buscar el sano equilibrio en el manejo de los temas presentados. Verdaderamente no es nada fácil cumplir con los puntos anteriores.

Ante esta situación, cada vez es más común que algunas personas tomen la decisión de dejar de ver la televisión, de salirse de las redes sociales y hasta de dejar de usar sus teléfonos inteligentes. ¿Por qué será? Quizás, estas decisiones estén motivadas por la saturación informativa y por el hartazgo generado por el mal manejo de la imparcialidad en la comunicación en general.

robgarza@att.net.mx