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Yo también quiero sexo | DIANA ELISA GONZÁLEZ | Agosto 2020

La exquisitez de ser nosotrxs

Yo también quiero sexo

Más allá del tabú, el gran pendiente social

Hace unos días, me topé con el documental catalán “Jo també vull sexe! (2016) dirigido por Montse Armengou y Ricard Belis, el cual visibiliza los derechos sexuales de las personas con discapacidad y reivindica la figura del auxiliar especializado que apoya a las personas en esta condición de vida. Tal temática puede parecer extraña pues es un tabú arraigado cultural y socialmente, el creer que quien tiene la condición de discapacidad es un ser asexual.

Lo que el film muestra es un interesante recorrido desde varias historias de personas con discapacidad motriz e intelectual, donde se resalta el importante rol de la familia cercana, así como de los amigos y por supuesto de las instituciones, quienes deben formarse en el tema para promover la salud sexual y prevenir posibles riesgos, pero ante todo, entender a ese ser humano con necesidades como usted, como yo y cualquiera.  

El documental hace evidente la necesidad de cercanía y destaca a ese ser humano, en la vivencia de los mismos deseos que cualquiera. Si bien, la figura de asistente que habla la película lleva muchos años funcionando en Europa y es subvencionada por el Estado, en México debemos iniciar visibilizando el tema y sensibilizando a cuidadores, familia e instituciones.

¿Aún duda de la importancia del tema? 

Mire el dato que da Francisco Teutli: “Ocho de cada diez personas con discapacidad intelectual sin información en sexualidad, sufrirán algún tipo de abuso”. Por ello es tan importante perder el miedo al tema y hablarlo.

La OMS señala que “la sexualidad es un aspecto central del ser humano que está presente a lo largo de su vida. Abarca el sexo, las identidades y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción. Se siente y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones. Si bien la sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no todas ellas se experimentan o expresan siempre” (WHO, 2006 y 2010), y como puede leerse, el concepto va mucho más allá de la genitalidad y ha sido poco hablado desde la discapacidad. 

Señala la OMS que la palabra sexo refiere a las características biológicas, pero el término “sexo” también es utilizado en el sentido de actividad sexual. Pensar en salud sexual requiere un enfoque respetuoso de la sexualidad, así como de la posibilidad de tener experiencias placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.

La periodista Katia D’Artigues desde la asociación civil “Yo también” que trabaja a favor de la discapacidad e inclusión, lo deja aún más claro al señalar que es importante hablar de sexualidad desde edades tempranas y desde un sentido amplio, pues es sobre “ser mujer o ser hombre. Sobre crecer y los cambios del cuerpo. Sobre tener una preferencia sexual u otra. De los lugares privados y los públicos; de lo que se permite en cada uno. De los límites, del consentimiento. De que ‘no es no’. De la higiene. Y claro, del placer, sus responsabilidades, riesgos, la manera de cuidarse”, lo que es una manera de prevenir el abuso y fortalecer al ser humano en sus derechos, señala la periodista.

En diversos contextos y épocas, se ha estigmatizado y excluído a las personas con discapacidad, y este tema ha sido tradicionalmente invisibilizado. Desde los gobiernos, la atención se ha centrado en una visión asistencialista, así como vinculada a la adaptación y rehabilitación, pero ha faltado entender que el goce de derechos, comprende también lo relativo al ejercicio de su sexualidad y maternidad. Por ello, es importante impulsar que tanto gobierno, academia y asociaciones civiles, unan esfuerzos para el cambio de paradigma que genere las condiciones para el pleno goce de derechos.

Como ve, es importante hablar del tema. Ser empáticos y entender que la palabra inclusión comprende que todo ser humano -independientemente de su condición de vida- es sujeto de derechos. Derechos humanos que no deben estar a discusión y nos corresponde a todas y todos defenderlos.


Diana Elisa González Calderón 

Docente e investigadora en la Universidad Autónoma del Estado de México