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Rosario
Castellanos
La aportación de Rosario
Castellanos es innegable,
pues fue de las primeras en
poner el dedo en temas de
injusticia étnica y de género a
través de su amplia obra.
Todos hemos oído su nombre, pero ¿qué
sabemos en realidad de ella? Una vida corta y
sacudida por la tragedia no fueron impedimento
para que se convirtiera en diplomática y una de
las escritoras más representativas de México.
Rosario Castellanos Figueroa (1925-1974) nació y
creció en Chiapas, donde, desafortunadamente,
fallecieron su hermano menor y, más adelante,
sus padres. Migró a la Ciudad de México donde
estudió Filosofía en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM). Eventualmente
enseñó en su alma mater, así como el extranjero
(en Estados Unidos e Israel).
Siempre fue una proactiva y determinada
a mejorar su entorno, pues describía al
mundo como “un lugar en el que uno está
comprometido”. Sin embargo, tras un escabroso
matrimonio con el también profesor Ricardo
Guerra, Castellanos vivió en carne propia las
injusticias y sexismo había hacia las mujeres,
incluso para una tan preparada como ella.
Además de los temas y tintes políticos que
había tenido su obra desde antes, los temas
de la violencia de género y los derechos de
las mujeres se hicieron más latentes. Podemos
apreciarlo en su cuento Lección de cocina:
cocinar, callarse y obedecer al marido, o en
su ensayo Mujer que sabe latín… (haciendo
alusión al refrán “Mujer que sabe latín, no tiene
marido ni buen fin”). Exponía de forma implícita
el demérito y alienación de la mujer en sus
poemas y ficción, mientras que en su prosa
era bastante explícita.
Castellanos también abordó ampliamente
el tema del indigenismo y fue promotora del
Instituto Nacional de Indigenismo. Además, utilizó
términos muy modernos como el “privilegio
blanco”; se reconoció beneficiada del mismo
y resaltó la discriminación a las culturas
prehispánicas.
En 1971 fue nombrada embajadora de México
en Israel, donde vivió hasta su muerte en 1974.
La aportación de la obra de Rosario Castellanos
es innegable, pues puso el dedo den temas que
hasta ese momento habían sido dejados de lado.
Al señalar las injusticias étnicas y de género hizo
imposible para sus contemporáneos continuar
con ese comportamiento por ignorancia; si se
mantenía, sería de forma deliberada. Castellanos
hizo lo que poca gente tiene intención de hacer
y, todavía menos, de llevarlo a cabo de forma
respetuosa: por una parte, reconocer sus
privilegios y dar voz a la desigualdad y opresión.
Por la otra, darse cuenta de su propia opresión
y usar su voz para combatirla.
Andrea Díaz
Nacida en Victoria, Tamaulipas
y Licenciada en Letras por la Universidad de
Monterrey. Se ha desarrollado principalmente en
los ámbitos de las causas sociales, la violencia de
género y la filosofía del lenguaje.
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