Por:
Lugi Goga
Fotografía:
Especial
Hacia una civilización empática
La Inteligencia Artificial es sin duda una herramienta que nos
puede ayudar a acortar tiempos y aumentar la eficiencia
de nuestras tareas, pero es nuestra responsabilidad limitar y
decidír hasta dónde es éticamente correcto hacerlo.
Empecemos a reinventar
nuestra sociedad en base
a las emociones que hemos
experimentado en esta cuarentena y hacia una civilización más justa.
Durante la cuarentena, hemos experimentado diferentes tipos de emociones y sido motivados a que la sociedad
empiece a ver algunos aspectos de la
vida, a los que antes por cuestiones
de tiempo, no se le daba tanta importancia. Uno trascendente, es el de ser
más empáticos con otras personas,
que ahora curiosamente es algo que
hacemos a través de los medios electrónicos, para socializar, buscar un
arraigo personal o compartir afecto.
Y es que todos necesitamos empatizar
colectivamente de algún modo, para
demostrar solidaridad hacia nuestra
familia y seres queridos.
Lo más sorprendente de todo, es
que hemos utilizado la tecnología
como nunca antes, para acercarnos
más a nuestros círculos de amistades,
tratando de aprovechar el tiempo para
reconectar con gente que habíamos
dejado de ver, sabiendo que esta vida
tiene un principio y un final. Estamos de cierta manera, formando un
nuevo futuro hacia una civilización
más empática y apoyándonos impredeciblemente con las redes sociales,
que trabajan como una liga catalizadora de relaciones para manifestar
solidaridad a todo ser viviente de este
planeta.
Nuestra consciencia, ciertamente se
ha extendido en este tiempo de sensibilidad y nuestro entorno, ha traspasado
ya fronteras como si fuéramos una sola
comunidad compartida, que vive de
manera colectiva muchos sucesos en
su tiempo y espacio. Esta nueva ficción
que se está gestando día a día, pronto
se convertirá en una tendencia global,
donde podremos ver a todo el mundo
como una familia extendida sin límites
y donde la gran biosfera planetaria será
la única frontera para nuestra nueva
civilización empática, sin perder las
identidades de cada comunidad y región
del planeta.
Empecemos a reinventar nuestra
sociedad en base a las emociones que
hemos experimentado en esta cuarentena y hacia una civilización más justa.
Seamos también más conscientes con
el medioambiente y con todos los seres
vivos. Esto lo podremos lograr fácilmente, realizando los debidos ajustes
en nuestras vidas, negocios y empresas, al igual que compartiendo dichos
cambios de manera digital a todos los
rincones del planeta. Estamos ante la
transformación más importante de la
historia y es el momento de enfrentar
el miedo al cambio, para así ofrecer una
vida más digna a todo ser viviente que
habite este mundo.
Las cartas están ya sobre la mesa y el
reto es el de construir una sociedad sostenible y empática. Utilicemos todos los
recursos disponibles de manera justa
y ordenada, armando este rompecabezas que sólo podrá concluirse con la
ayuda eficiente de la tecnología. Esta
revolución será la más importante de la
humanidad, ya que gestará un modelo
completamente nuevo, valorando principalmente a la vida y basándose en
una economía que resurgirá de manera
exponencial, en la medida que se creen
nuevas herramientas y oportunidades
para todos. Nuestra conciencia global
será siempre, el beneficio común en una
sociedad empática y libre.
Luis González “Lugi Goga”
ing.luis.gonzalez.g@gmail.com
Ingeniero Civil con especialidad
en Desarrollo e Innovación
Empresarial por el ITESM. Ha
participado en diferentes
proyectos con base en
ingenierías de valor y optimación
de procesos.