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Reinventemos nuestros centros culturales | JAIME HINOJOSA | Mayo 2020


Reinventemos nuestros centros culturales

Ante este escenario no muy optimista, se abren áreas de oportunidad que permiten replantear las acciones para lograr los objetivos de promoción cultural en nuestro medio.

E n estos días que estamos viviendo a causa del coronavirus, somos testigos de cambios de rumbo en la conducta social, condiciones de salud y efectos negativos en la economía. Pero, ¿cómo se ve afectada la situación cultural en el mundo y en nuestro medio?

Nos enteramos que empresas, instituciones educativas, centros recreativos, deportivos y de gobierno, están cerrando temporalmente para frenar la propagación de esta pandemia. Siguen bajo esta misma pauta los espacios culturales, tales como museos y teatros. ¿Cómo enfrentan la situación dichos espacios en sus presupuestos, políticas, procedimientos administrativos y en apoyos financieros? 

Las presentaciones artísticas en las salas y teatros dependen casi exclusivamente de la venta de las entradas al público y al estar cerrados, tanto los artistas como el equipo de soporte, dejan de percibir sus honorarios que les permiten vivir de esta vocación.

Los centros culturales privados dependen de los apoyos de las empresas y de gente que cumple la misión de difundir la cultura hacia la sociedad. Al disminuir la actividad económica, dichas fuentes se ven obligadas a restringir su presupuesto para estos programas culturales, ya que son los que en primera instancia resultan afectados. 

De forma similar, las instituciones paraestatales y municipales reciben un impacto directo en su planeación a corto plazo. Estos espacios dependen económicamente de las aportaciones de los tres niveles de gobierno, de fundaciones, benefactores, consejos consultivos y de sus ingresos propios. 

Este último renglón representa generalmente menos del 10% de sus ingresos, lo cual, al no haber visitas del público o no tener espacios en renta, este porcentaje se reduce a cero. En cuanto a los demás renglones, el de mayor participación es el de gobierno.

Con anterioridad a la crisis ya se habían limitado los apoyos anuales en los proyectos culturales, así como de los gastos administrativos y recortes de personal debido a políticas gubernamentales. Con los efectos de la pandemia, se revisarán las partidas del próximo periodo de manera más reducida. Sabemos que la UNESCO recomienda la aplicación de al menos el 1 % de los egresos del gobierno en el campo cultural, cosa que en estos años no se ha cumplido y los efectos de la crisis sanitaria reducirá todavía más estas expectativas.

Ante este escenario no muy optimista, se abren áreas de oportunidad que permiten replantear las acciones para lograr los objetivos de promoción cultural en nuestro medio. Esta actividad ha vivido con el hombre desde el momento que tuvo conciencia de sí mismo y por lo tanto prevalecerá mientras la humanidad exista. vNecesitamos de esas manifestaciones del arte y la cultura para complementar los trabajos realizados para nuestra subsistencia. 

Una opción que ya se realizaba antes de la crisis y que ahora es prácticamente una necesidad, es llevar al público manifestaciones culturales de manera virtual, ya sea diferidas o en vivo. Hay museos que poseen una página en internet donde se pueden visitar sus exposiciones con recorridos virtuales guiados. 

También se pueden apreciar grabaciones de conferencias, conciertos y programas educativos. Muchas empresas de productos y/o servicios están cerradas y el personal administrativo hace su labor en casa por medio de las redes de internet. De igual manera, los centros educativos llevan a cabo las clases a distancia mediante diferentes aplicaciones virtuales tales como el Zoom o el Stream Yard. 

Siguiendo este contexto, los centros culturales pueden realizar su agenda usando estos medios y citaremos ejemplos de ello: Inauguraciones, exposiciones de obras plásticas y presentaciones de libros donde sólo se muestran las obras y el autor haciendo sus comentarios en forma diferida o bien, en línea con participación del público. Conciertos de artistas solistas o grupo de músicos guardando la sana distancia y con la sala vacía. 

Clases y talleres también en vivo. Transmisiones por Facebook u otro medio, de películas de arte de los acervos de las cinetecas. Lectura de libros de las bibliotecas de gobierno y universidades que se pueden consultar en la web. Aprovechar el acervo de música clásica y popular que proporcionan los sitios web, tales como YouTube y spotify. 

Aunque esta situación de crisis es temporal y tarde o temprano se reanudarán las actividades normales en todo el mundo, sabemos que esta experiencia nos va a cambiar de actitud ante la vida. Aprovechemos las ventajas a futuro ya que esto permitirá tener personal esencial de trabajo en los espacios culturales y un uso más frecuente de los medios cibernéticos.  

No olvidemos que en la medida de guardar responsablemente la cuarentena por parte de todos y cada uno de nosotros, tanto más pronto podremos reanudar estas actividades culturales en forma presencial. Algo bueno adicional nos dejará esta pandemia, es que adoptaremos buenas costumbres de higiene y una mejor utilización de la tecnología que nos lleva a grandes pasos a una nueva era.

Jaime Hinojosa Vega
Nacido en Monterrey, N.L. México, es Consultor en Administración Cultural y se ha desarrollado en varias empresas, instituciones y espacios culturales. Ha participado como Gerente Administrativo del Museo de Historia Mexicana, Director de Desarrollo Institucional de Arte, A.C., Asesor de CONARTE en la Oficina de Transición del Gobierno del Estado, Director del Teatro del Centro de las Artes y Coordinador General de Ópera del Estado de N.L.