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Reinventemos nuestros
centros culturales
Ante este escenario no muy optimista, se abren
áreas de oportunidad que permiten replantear
las acciones para lograr los objetivos de
promoción cultural en nuestro medio.
E
n estos días que
estamos viviendo a
causa del coronavirus, somos testigos de cambios de
rumbo en la conducta social,
condiciones de salud y efectos negativos en la economía.
Pero, ¿cómo se ve afectada la
situación cultural en el mundo
y en nuestro medio?
Nos enteramos que empresas, instituciones educativas,
centros recreativos, deportivos
y de gobierno, están cerrando
temporalmente para frenar la
propagación de esta pandemia.
Siguen bajo esta misma pauta
los espacios culturales, tales
como museos y teatros. ¿Cómo
enfrentan la situación dichos
espacios en sus presupuestos, políticas, procedimientos
administrativos y en apoyos
financieros?
Las presentaciones artísticas en las salas y teatros
dependen casi exclusivamente
de la venta de las entradas al
público y al estar cerrados,
tanto los artistas como el
equipo de soporte, dejan de
percibir sus honorarios que
les permiten vivir de esta
vocación.
Los centros culturales privados dependen de los apoyos
de las empresas y de gente que
cumple la misión de difundir
la cultura hacia la sociedad.
Al disminuir la actividad
económica, dichas fuentes se
ven obligadas a restringir su
presupuesto para estos programas culturales, ya que son
los que en primera instancia
resultan afectados.
De forma similar, las instituciones paraestatales y municipales reciben un impacto
directo en su planeación a corto
plazo. Estos espacios dependen
económicamente de las aportaciones de los tres niveles de
gobierno, de fundaciones, benefactores, consejos consultivos y
de sus ingresos propios.
Este último renglón representa generalmente menos del
10% de sus ingresos, lo cual, al
no haber visitas del público o
no tener espacios en renta, este
porcentaje se reduce a cero. En
cuanto a los demás renglones,
el de mayor participación es el
de gobierno.
Con anterioridad a la crisis
ya se habían limitado los apoyos
anuales en los proyectos culturales, así como de los gastos
administrativos y recortes de
personal debido a políticas
gubernamentales. Con los
efectos de la pandemia, se revisarán las partidas del próximo
periodo de manera más reducida. Sabemos que la UNESCO
recomienda la aplicación de al
menos el 1 % de los egresos del
gobierno en el campo cultural,
cosa que en estos años no se
ha cumplido y los efectos de la
crisis sanitaria reducirá todavía
más estas expectativas.
Ante este escenario no muy
optimista, se abren áreas de
oportunidad que permiten
replantear las acciones para
lograr los objetivos de promoción cultural en nuestro medio.
Esta actividad ha vivido con el
hombre desde el momento que
tuvo conciencia de sí mismo
y por lo tanto prevalecerá
mientras la humanidad exista.
vNecesitamos de esas manifestaciones del arte y la cultura
para complementar los trabajos realizados para nuestra
subsistencia.
Una opción que ya se realizaba antes de la crisis y que
ahora es prácticamente una
necesidad, es llevar al público
manifestaciones culturales de
manera virtual, ya sea diferidas o en vivo. Hay museos que
poseen una página en internet
donde se pueden visitar sus
exposiciones con recorridos
virtuales guiados.
También se pueden apreciar
grabaciones de conferencias,
conciertos y programas educativos. Muchas empresas de
productos y/o servicios están
cerradas y el personal administrativo hace su labor en
casa por medio de las redes
de internet. De igual manera,
los centros educativos llevan
a cabo las clases a distancia
mediante diferentes aplicaciones virtuales tales como el
Zoom o el Stream Yard.
Siguiendo este contexto, los
centros culturales pueden realizar su agenda usando estos
medios y citaremos ejemplos
de ello: Inauguraciones, exposiciones de obras plásticas y
presentaciones de libros donde
sólo se muestran las obras y el
autor haciendo sus comentarios en forma diferida o bien,
en línea con participación del
público. Conciertos de artistas solistas o grupo de músicos
guardando la sana distancia y
con la sala vacía.
Clases y talleres también
en vivo. Transmisiones por
Facebook u otro medio, de
películas de arte de los acervos de las cinetecas. Lectura
de libros de las bibliotecas de
gobierno y universidades que
se pueden consultar en la
web. Aprovechar el acervo de
música clásica y popular que
proporcionan los sitios web,
tales como YouTube y spotify.
Aunque esta situación de
crisis es temporal y tarde o
temprano se reanudarán las
actividades normales en todo
el mundo, sabemos que esta
experiencia nos va a cambiar
de actitud ante la vida. Aprovechemos las ventajas a futuro ya
que esto permitirá tener personal esencial de trabajo en los
espacios culturales y un uso
más frecuente de los medios
cibernéticos.
No olvidemos que en la
medida de guardar responsablemente la cuarentena por
parte de todos y cada uno de
nosotros, tanto más pronto
podremos reanudar estas actividades culturales en forma
presencial. Algo bueno adicional nos dejará esta pandemia,
es que adoptaremos buenas
costumbres de higiene y una
mejor utilización de la tecnología que nos lleva a grandes
pasos a una nueva era.
Jaime Hinojosa Vega
Nacido
en Monterrey, N.L. México, es
Consultor en Administración
Cultural y se ha desarrollado en
varias empresas, instituciones
y espacios culturales. Ha
participado como Gerente
Administrativo del Museo de
Historia Mexicana, Director
de Desarrollo Institucional de
Arte, A.C., Asesor de CONARTE
en la Oficina de Transición del
Gobierno del Estado, Director del
Teatro del Centro de las Artes y
Coordinador General de Ópera
del Estado de N.L.
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