¿Qué pasará con la cultura en Nuevo
León cuando termine la pandemia?
La solución no debe consistir solamente en pedir apoyo financiero
al gobierno o a los empresarios, sino en que los gremios artísticos
no se queden con los brazos cruzados y demuestren, con hechos
tangibles, el valor del arte en situaciones como ésta.
Quizá el cuestionamiento que titula
a este artículo sea
innecesario frente
a otras preguntas
más apremiantes, pero lo cierto
es que la cultura quedará muy
castigada cuando termine la
pandemia si consideramos que
suele ser sostenida con recursos públicos. Si a ello sumamos
la poca capacidad autogestiva
que le caracteriza, entonces
se impone el planteamiento
de otras preguntas que nos
brinden una perspectiva más
amplia.
Por ejemplo, más allá de
solicitar ayuda financiera -lo
cual sucederá-, ¿qué acciones
aplicarán los museos, teatros y
espacios culturales para mitigar las pérdidas económicas
y recuperar el flujo de sus
audiencias?
Es indispensable responder eso porque muchos de
nosotros tendremos miedo
a contagia rnos incluso
cuando se haya levantado la
cuarentena. Y en términos
de empatía con el público,
¿reconocerán que muchas
personas, dura nte este
tiempo, tuvieron el infortunio de contagiarse, perder
el empleo, ver reducidos sus
ingresos o sentirse agobiados
por el dolor o la pérdida de
un ser querido que resultó
infectado o que murió?
No es fatalista cuestionar
esto: hablamos de un estado
emocional que, por generalizado, deberemos encarar y
resolver para vivir en lo que
será nuestra nueva cotidianeidad. Quién mejor que el arte
para ayudarnos a entender
eso.
Para concluir, y más allá de
que estén desarrollando actividades propias de su disciplina,
una pregunta clave: ¿cuál es
la aportación de la cultura, en términos de responsabilidad
social, ante estas circunstancias? Eso debe saberse
porque, al día de hoy, no he
escuchado de algún gremio
artístico que coopere, con sus
ideas o talento, en la difusión
de medidas preventivas contra
el COVID 19.
Tal vez la respuesta a esas
preguntas se encuentre en la
necesidad de pensar fuera de la
caja. Si es así, el sector cultural de nuestro estado tiene una
oportunidad de oro para asumir su responsabilidad en los
beneficios y obligaciones que
supone promover el derecho
a la cultura.
Creo, en consecuencia, que
la solución no sólo debe consistir en pedir apoyo financiero
al gobierno, lo cual, reitero,
va a suceder (con relación a
ello, desconozco si los organismos públicos se encuentran definiendo la operación
de los recursos para creadores y espacios, o si en ello
contemplan no sólo al artista
de carrera establecida, sino en
especial al creador que recién
empieza, ese que será la verdadera víctima del desastre).
Más bien esperaría que los
gremios artísticos no se queden con los brazos cruzados
y demuestren, con hechos
tangibles, el valor del arte en
situaciones como ésta.
Lo ideal sería que, para responder a la pregunta que titula
a este texto, ahora mismo elaboraran un documento con el
panorama, análisis, estadísticas, acciones y pérdidas derivadas de esta contingencia que
les serviría como brújula para
sentarse con quien corresponda y, entonces sí, hombro
con hombro, diseñar la estrategia que marcará el antes y
el después.
Una vez que suceda eso será
obligación del Estado ayudar
a los gremios artísticos a salir
sanos y salvos de la situación,
sí, pero sobre todo comprometidos a reinventarse tras
esta experiencia que nadie
esperaba enfrentar.
Ignacio Mendoza
Catedrático,
escritor y promotor cultural.
Ha sido Premio Nuevo León de
Literatura y Director de Cultura
en el Municipio de Monterrey.
También se ha desempeñado
como profesor de Letras
Hispanoamericanas, y prepara